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Desmantelada una red que introducía cocaína a través de chupachups y tapicerías

Hay 13 detenidos, entre colombianos, españoles, venezolanos y costarricenses

Agentes de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional han desmantelado los primeros días de octubre tres laboratorios clandestinos de recuperación y producción de cocaína en las localidades madrileñas de El Molar y Parla, y en Seseña (Toledo). Los delincuentes introducían la droga en España por el puerto de Valencia, ocultas en chupachups y en tapicerías de sillas, sofás o armarios. En la operación, pionera en España por sus características, han sido detenidas 13 personas.

En los laboratorios desmantelados se recuperaba la droga mediante un proceso químico para su posterior venta en el mercado negro, donde un kilo de cocaína cuesta en torno a 30.000 euros, según ha informado hoy el director general de la Policía, Joan Mesquida, que ha calificado a los delincuentes de "narcotapiceros". En la operación han sido arrestadas 13 personas originarias de España, Colombia, Costa Rica y Venezuela. Además, se han incautado 35 kilos de cocaína ya elaborada, a falta de determinar la cantidad que podría extraerse de los soportes en los que se encontraba camuflada. Además, han sido intervenidas también tres toneladas de productos químicos y diverso material de laboratorio.

La droga se encontraba oculta en las fibras interiores de la tapicería de sofás y sillas, y en caramelos con palo de una conocida marca colombiana, y era extraída mediante diversos procedimientos químicos. El laboratorio desmantelado en la localidad de El Molar se encontraba en un chalet situado en un paraje rural que permitía el control de los accesos por parte de sus ocupantes, por lo que fue necesaria la intervención del Grupo Especial de operaciones (GEO) de la Policía. Este laboratorio producía cinco kilogramos de clorhidrato de cocaína diarios.

Laboratorios en Seseña y Parla

Las investigaciones se iniciaron en mayo al constatar los investigadores que un grupo de personas, al parecer de nacionalidad colombiana, estaban interesadas en adquirir grandes cantidades de productos y sustancias químicas. Tras identificar a alguno de los compradores de tales sustancias se comprobó que no desarrollaban actividad alguna que pudiera justificar la utilización de ese tipo de productos químicos. Los investigadores consiguieron localizar posteriormente el lugar en el que se encontraban ubicados los laboratorios: el principal en la localidad de Seseña (Toledo) y el otro en Parla (Madrid).

Además, se pudo determinar que el responsable de la organización en nuestro país era uno de los "cocineros" en uno de los laboratorios clandestinos, y que, otra de las detenidas, se había desplazado expresamente desde Barcelona para realizar también esas funciones. En el registro realizado en Seseña localizó gran cantidad de mobiliario, principalmente sofás y sillas de diversos tipos, en cuyas fibras interiores había sido impregnada la cocaína. Las fibras estaban expuestas a la acción de los disolventes en varios recipientes de gran tamaño con el fin de extraer el estupefaciente. Se estima que hasta el momento se habían obtenido más de 15 kilogramos de cocaína ya elaborada. A esta cantidad habría que sumar la que falta por extraer de los soportes en los que estaba camuflada.

También se intervino una cantidad aproximada de 500 litros de productos químicos -etil acetato, hexano, metiletilcetona, ácido sulfúrico, ácido clorhídrico, amoniaco y alcohol-, recipientes vacíos que habían contenido una cantidad similar a la mencionada, gran cantidad de recipientes de diferentes tamaños, jarras con escala, papel filtro, básculas, probetas, embudos, extractores de humos, un hornillo eléctrico y ventiladores.

En el otro laboratorio clandestino desmantelado en Parla, se aprehendió una cantidad aproximada de 5 kilogramos de sustancia blanca que dio positivo al test clorimétrico para la cocaína, así como diversos recipientes con anagramas de ácido clorhídrico, procaína y dos moldes de hierro para elaborar los típicos "ladrillos" de cocaína.

Un tercer laboratorio en El Molar

En una segunda fase de la operación, se consiguió localizar un tercer laboratorio que la organización tenía instalado en un chalet de la localidad madrileña de El Molar. Estaba situado en un paraje rural que hizo necesaria la intervención del GEO para el acceso al mismo en el momento de realizar el registro. El laboratorio ocupaba todo el inmueble, encontrándose la parte de extracción de la droga en un anexo habilitado en la parte trasera de la casa lo que permitía una buena ventilación. En otras estancias del interior del chalet se realizaban la fases de secado y embalaje del producto final, que era presentado en ladrillos de un kilogramo con el anagrama " 9 7 ", para lo cual disponían de una prensa hidraúlica con los correspondiente moldes.

En el registro se han intervenido aproximadamente cuatro kilos de cocaína ya elaborada, presentada en forma de "ladrillos", y diez kilos de la materia prima que contenía la cocaína mezclada con caramelo y triturada para iniciar los procesos de extracción. Además se han incautado máquinas trituradoras, microondas y otros dispositivos para el secado, material de embalaje y gran cantidad de recipientes de diferentes tamaños, así como 2.000 litros de productos químicos (metil-etil-cetona, hexano, ácido clorhídrico, acetona) y 300 kilogramos de productos químicos sólidos (fenacetina, sosa caústica, carbón activo). En este laboratorio se producían cinco kilogramos de clorhidrato de cocaína diarios. En otro registro realizado en un domicilio de la localidad de Quijorna (Madrid) se intervino una pistola del calibre 9mm corto con su correspondiente munición, cuarenta plantas de marihuana y 2.000 euros en efectivo

Algunos de los caramelos rellenos de cocaína.
Algunos de los caramelos rellenos de cocaína.EFE
Un agente de la Brigada Central de Estupefacientes inspecciona parte del material incautado.
Un agente de la Brigada Central de Estupefacientes inspecciona parte del material incautado.EFE

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