Alto riesgo en EE UU, absueltos en España
Los informes secretos norteamericanos acusan a un talibán ceutí y a un marroquí residente en Madrid, expresos de Guantánamo, de contactos con dirigentes de Al Qaeda
Hamed Abderramán, el denominado talibán español, y Lahcen Ikasrrien, marroquí residente en España, presos en Guantánamo durante años, entregados por EE UU y absueltos por la justicia española, fueron catalogados como presos de alto riesgo y con un valor de inteligencia medio, según recogen los informes secretos del Departamento de Defensa norteamericano a los que ha tenido acceso EL PAÍS. En ambos casos, los militares que redactaron sus evaluaciones recomendaron su permanencia en la base naval en Cuba por la supuesta amenaza que representaban y la información que podían tener sobre la red de Al Qaeda en Afganistán, sus células locales en Europa y su relación con Imad Eddin Barakat, Abu Dahdad, el sirio español que dirigía la red salafista en España hasta su detención en 2001.
El informe de Hamed Abderramán, Hmido, ceutí de 36 años, ocupa tres folios y está fechado el 30 de agosto de 2003, seis meses antes de que fuera entregado a las autoridades españolas tras las gestiones diplomáticas del Gobierno de José María Aznar con la Administración de George W. Bush. El juez Baltasar Garzón reclamaba también su entrega y le acusaba de haber sido captado para hacer la yihad en Afganistán por la célula de Abu Dahdah.
El 11 de abril de ese mismo año, el departamento criminal de la base militar había desaprobado la transferencia del preso a España. Hamed fue entregado en febrero de 2004 cuando cumplía dos años de estancia en Guantánamo. Al llegar a Madrid fue conducido a un hospital para un reconocimiento médico y posteriormente ingresó en prisión, donde permaneció hasta que fue juzgado y condenado por la Audiencia Nacional a seis años de cárcel por pertenencia a banda terrorista. El Tribunal Supremo le absolvió en una sentencia contundente e histórica en la que anuló por inconstitucionales todas las pruebas obtenidas en Guantánamo por dos policías españoles que le interrogaron tres veces esposado y atado al suelo por una argolla. "Venimos de parte del Gobierno español", le dijeron los agentes, según ha relatado Hamed a este periódico. Los policías coordinaron su viaje con miembros del FBI en la Embajada de EE UU en Madrid.
El talibán ceutí fue fichado con el número 267. El informe secreto resume su vida y sus supuestas actividades yihadistas en España y Afganistán. "El detenido asegura que entre 1990 y 1995 trabajó en la construcción cuando encontraba trabajo, y en ocasiones fue ladrón y traficante de drogas. Estuvo un año en el Ejército español, donde fue cocinero, trabajó en un mercado de pescado y continuó vendiendo droga. En 1999 él y sus hermanos entraron en el movimiento Jamaat Tablighl y viajaron a Marruecos por invitación de un extremista. Allí se interesó por la yihad en Chechenia y fue reclutado por un hombre llamado Naiz", asegura el relato sobre su detención. Según el documento, fue Naiz quien le pagó un viaje a Londres, donde, supuestamente, vendió drogas en una discoteca en la que trabajaba para devolver el dinero que le había proporcionado su hermano. Por indicación de Naiz viajó a Afganistán vía Irán y llegó a un campo de entrenamiento a las afueras de Kabul, donde le instruyeron en el uso del fusil AK-47. La descripción incluye la nota de un analista de inteligencia del campo en la que cuestiona el relato de Hamed Abderramán y asegura que ha "minimizado" su entrenamiento en este campo, donde en realidad fue entrenado en otras armas y "en el uso de explosivos".
La evaluación del expreso español en Guantánamo recoge que, según su versión, tras los atentados del 11-S de 2001 le dieron la oportunidad de quedarse a luchar en Afganistán contra los norteamericanos o marcharse. Eligió irse. Para ello, intentó cruzar con un grupo de árabes la frontera con Pakistán, donde fueron arrestados por militares de este último país. El analista vuelve a dudar de su versión y asegura que el ceutí estuvo involucrado en el secuestro de uno de los autobuses en el que él y los árabes iban detenidos y varios agentes paquistaníes fueron asesinados.
El Departamento de Defensa norteamericano argumentó que el preso 267 debía permanecer en Guantánamo por ser un miembro de Al Qaeda, especializado en armas, explosivos y tácticas. De no ser así, regresaría a España para formar parte de la red terrorista europea. "Informaciones sensibles indican que el detenido y sus hermanos pertenecen a la red española de extremistas islámicos. Ha estado indirectamente relacionado con Abu Dahdah, asociado de Osama Bin Laden en España. El detenido fue reclutado por sus ideas extremistas. Sigue dedicado a la causa de la yihad contra EE UU", dice el párrafo dedicado a las causas de su detención.
Además de acusar a Hamed Abderramán de ser un miembro de Al Qaeda, el informe oficial asegura que el preso español fue trasladado desde Afganistán a la base de Guantánamo por su conocimiento del tráfico de visas ilegales iraníes facilitadas por una persona sin identificar en la Embajada de Irán en Madrid. No ha trascendido la supuesta existencia de esa red de visas ilegales, supuestamente para yihadistas que desean viajar a Irak.
Hamed recuerda así los interrogatorios de los policías españoles. "Me encontraron sentado en una silla, con la cabeza rapada, encadenado de pies y manos... Querían saber si era español... Me tomaron huellas y grabaron en vídeo... Les dije lo que querían oír, que fui a hacer la yihad...". Durante el juicio se retractó de estas declaraciones y negó cualquier relación con la red terrorista. Aseguró que viajó a Afganistán para mejorar su conocimiento del islam.
Desde su absolución, Hamed Abderramán vive en Ceuta con su madre y hermanas. Todos aguardan la suerte de sus hermanos Mustafá y Yusef Abderramán, procesados por colaboración con banda armada. Según la policía, ambos eran supuestos miembros del Ejército del Mesías, un grupo salafista cuyo objetivo era liberar Ceuta y Melilla del "dominio" español e iniciar la reconquista de Al Andalus por los musulmanes.
Sin pruebas
Lahcen Ikassrien, marroquí de 44 años, expreso de Guantánamo y residente en Madrid durante más de una década, negó una y otra vez su pertenencia a Al Qaeda durante los tres años y medio que permaneció detenido, según recoge su informe de evaluación. Pero su negativa no sirvió para que los analistas del campo modificaran sus informes. El suyo está fechado el 8 de noviembre de 2004, ocho meses antes de su entrega a España, donde lo reclamaba el juez Garzón, y dice: "Aunque cooperativo, el detenido es inconsistente cuando se le pregunta por temas sensibles. No reconoce haber formado parte de Al Qaeda y continúa negando cualquier relación o afiliación. Esta es una técnica común de contrainterrogación empleada por numerosos detenidos en Guantánamo y por conocidos miembros de Al Qaeda".
El Departamento de Estado acusa a Lahcen Ikassrien de haber mantenido en 1998 en España contactos y reuniones con destacados yihadistas como Amer El Azizi, marroquí muerto en Waziristán (Pakistán) en un bombardeo norteamericano; Jamal Zougam, único condenado como autor material por los atentados del 11-M en Madrid; Said Cheddadi, Salaheddine Benyaich y Driss Chebli, entre otros, así como de haber viajado a Afganistán para hacer la yihad. El informe asegura que fue Zougam quien le pagó este viaje y que Mohamed Haddad le facilitó su pasaporte. Haddad fue investigado por el 11-M, pero no fue procesado.
Un detenido en Guantánamo cuyo nombre y apellidos aparecen en el informe acusó a Ikassrien de haber formado parte del grupo de artillería dirigido por Abb Al Hadi Al Iraqui, uno de los comandantes de Al Qaeda. El analista añade que el preso entregado más tarde a España negó siempre su pertenencia a este grupo. Los militares de Guantánamo esperaban obtener información del marroquí sobre este jefe de Al Qaeda, así como sobre Abu Dahdad, el jefe de las primeras células salafistas, condenado a 12 años de cárcel. EE UU intenta incluir a Abu Dahdad en las listas negras de terroristas internacionales para que cuando cumpla condena siga vigilado de por vida en sus viajes o transacciones bancarias.
Ikassrien fue entregado a España en julio de 2005 y conducido a prisión. Fue juzgado en la Audiencia Nacional y absuelto al decidir la Sala de lo Penal que no había pruebas que confirmaran su pertenencia a Al Qaeda. El marroquí solicitó una indemnización de 784.000 euros por daños físicos y morales que le fue denegada.
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