Navantia cambia de rumbo
Busca nuevos mercados e incrementar la construcción civil
Cambiar el despacho del Instituto Oficial de Crédito por el timón de Navantia no va a ser fácil para Aurelio Martínez, el nuevo presidente de los astilleros públicos. Si esta semana ha sido la colocación de la quilla en el primero de los dos buques LHD que se construyen para la Armada australiana, el martes oficiará la entrega de una fragata, la cuarta de las cinco que contrató Noruega hace ya diez años. Y entre acto y acto, papeles. El calendario es lo que menos desvelos genera en el nuevo equipo, que tomó posesión en julio. La carga de trabajo para los astilleros, la vuelta a la senda de los beneficios, la apertura de mercados, el control de costes y la paz social en una compañía conflictiva son, entre otros, los grandes asuntos que tiene Martínez sobre la mesa. El monocultivo que hasta ahora representan los encargos del Ministerio de Defensa y el hecho de no haber firmado ningún contrato en los dos últimos años ha encendido las alarmas.
El 75% de los 1.461 millones de sus ingresos en 2008 provino de Defensa
"La Marina española ha hecho un gran esfuerzo trabajando con nosotros y logrando alianzas estratégicas que nos han servido para abrir mercados, pero somos conscientes de que los presupuestos actuales de Defensa están muy comprometidos y que el futuro pasa por acudir a cuanto concurso internacional se convoque, y por competir en calidad y precios". Lo advierte Ramón Iribarren, nuevo director general de Coordinación de Navantia, que ha acompañado a Martínez desde el ICO en esta nueva singladura. Un mes en el cargo no le impide esbozar la ruta a seguir.
"Hasta 2011 no habrá problemas de carga de trabajo, pero debemos abrir ya nuestra actividad al mercado exterior y a la construcción civil, llegando al tope de las limitaciones que tenemos impuestas". Desde la compañía señalan que América Latina es objetivo prioritario, con ejes como Chile, Argentina y Brasil, sin olvidar las negociaciones en marcha con Suráfrica, Malasia y Australia. En Navantia, que cerró 2008 con pérdidas de 55,8 millones tras resultados positivos en 2007, no prevén cerrar el año con beneficios.
Uno de sus problemas actuales es su fuerte dependencia de Defensa, que suma ahora además los ajustes presupuestarios al hecho de que cuenta ya con una flota muy renovada. De los 1.461,30 millones de euros de ingresos de 2008, tres cuartas partes procedieron de los programas en vigor para la Armada española (submarinos S-80, fragatas F-100 y buques de proyección estratégica y de aprovisionamiento), y de las fragatas, patrulleras y LHD para Noruega, Venezuela y Australia. Los contratos civiles, básicamente buques ro-ro (ferrys de carga) para Transmediterránea, se lograron en 2006 y fue "la cancelación de la construcción de uno de estos barcos, junto a sobrecostes derivados de su complejidad, lo que provocó las pérdidas", según su matriz, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. Fuentes de Navantia culpan también a incrementos en costes de producción y de materias primas, y a la conflictividad laboral, de las pérdidas.
Los astilleros tienen otro frente abierto en la construcción civil. Las condiciones impuestas por Bruselas cuando se creó Navantia, en marzo de 2005, obligan a las instalaciones de Fene y San Fernando a dedicarse a la construcción militar, dejando Puerto Real para la rama civil. "Es una imposición de Bruselas hasta 2014, dedicando como límite a la división no militar el 20% de nuestro negocio", dicen en la compañía, "lo que hace que cualquier iniciativa en este sentido tenga que pasar por una negociación política entre el Gobierno y la UE". "Técnicamente estamos preparados para afrontarlo", matizan, aunque hasta ahora no se haya llegado a ese techo del 20%, lo que deja aún camino por recorrer. "2014 no está lejos y debemos pensar ya en ese cambio", añade el director general.
"Necesitamos un año de tranquilidad"
Tras su salida del ICO, Aurelio Martínez no sólo tendrá que enfrentarse al PP, que ha pedido la comparecencia del nuevo presidente de Navantia en la Comisión de Industria del Congreso para explicar sus planes. También tendrá delante a una plantilla de más de 5.500 trabajadores que han asistido durante los últimos años de presidencia de Juan Pedro Gómez Jaén a una accidentada relación entre representantes de empleados y empresa. Fernando Sinde, presidente del comité intercentros, ya pone deberes a Martínez: el rejuvenecimiento de la plantilla, "con unas 400 nuevas incorporaciones prometidas desde la SEPI", y un plan industrial nuevo para afrontar esta etapa son, en su opinión, dos de los asuntos a abordar.
"Desde 2004 veníamos reclamando un nuevo marco de convenios colectivos, y después de 14 meses de negociación hemos logrado prorrogarlos hasta 2010; pero necesitamos un año de tranquilidad, y estamos dispuestos a poner nuestro grano de arena para lograrlo", explica Sinde. Un plan industrial que reconozca la especialización definitiva de los centros "y que no quede así la decisión de construir un barco en un astillero u otro al albur y caprichos políticos", así como la descentralización de servicios y cuadros de mando, son otros de sus planteamientos.
El comité representa a trabajadores que se encuentran situados en la ría de Ferrol (Ferrol y Fene), la bahía de Cádiz (Cádiz, Puerto Real y San Fernando) y Cartagena, con sus oficinas centrales en Madrid, con tres convenios colectivos distintos, que establecen diferentes categorías y remuneraciones, algo que para los sindicatos semeja de otra época y que también se encuentra entre los deberes que los trabajadores ponen al nuevo presidente. -
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