"Las relaciones de Europa y EE UU con América Latina son hoy menos paternalistas"
Las relaciones de Europa y Estados Unidos con América Latina, y en concreto con Brasil, son menos paternalistas y más equilibradas que hace cinco o diez años. "Son menos paternalistas no sólo porque hay diferentes polos de poder mundial sino también porque desarrollamos políticas comunes en América Latina, que son de solidaridad recíproca, y porque Estados Unidos tiene una nueva posición con la llegada del presidente Barack Obama", afirmó esta semana el ministro brasileño de Justicia, Tarso Genro. En una entrevista con EL PAÍS, Genro, que viajó a España para firmar un convenio de cooperación sobre estudios, prácticas y experiencias en la reconstrucción de la memoria histórica, señaló que la base para una relación más estable, equilibrada y justa con América Latina descansa en un necesario saneamiento de la situación financiera internacional.
"El presidente Lula ha comentado siempre que la cuestión más importante que Estados Unidos tiene que abordar para ayudar a América Latina es resolver su propia crisis, estabilizar los flujos financieros, reequilibrar su economía para tener relaciones comerciales adecuadas". En su opinión, no se trata de hablar de choques políticos, basados en diferentes concepciones, sino en una más estable situación económica internacional.
"Brasil ha diversificado mucho sus exportaciones, tiene una relación muy fuerte con China, con la que mantiene un superávit comercial, y tiene una relación estrecha con Europa. Con Estados Unidos mantenemos una relación equilibrada, pero la cuestión que hoy preocupa a América Latina es el restablecimiento de los flujos financieros, la recuperación del sistema financiero global, cuyo centro más importante para América Latina está en Estado Unidos", enfatizó Genro.
Brasil se alinea con China en la idea de una nueva moneda de reserva que desplazaría al dólar como moneda de referencia internacional. Los dos países junto con Rusia e India forman parte del BRIC, el grupo de potencias económicas emergentes. Brasil, como China en mayor medida, tiene gran parte de sus reservas invertidas en bonos del Tesoro norteamericano. Para el ministro de Justicia, el hecho de que Brasil y China hayan acordado el pago de determinadas operaciones comerciales en sus monedas nacionales, son operaciones "puntuales", al igual que China lo ha hecho con Argentina.
La difusión del llamado socialismo bolivariano, que encarna el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su influencia en diversos países del continente no revela, en su opinión, la existencia de, al menos, dos bloques políticos en Latinoamérica. "No creo que exista ningún tipo de antagonismo, aunque existen diferencias que tienen que ver con las diferentes estructuras sociales y políticas de Brasil y Venezuela" señaló. Brasil, en su opinión, tiene partidos políticos fuertes y un sistema político surgido de una transición compleja en la que emergieron fuerzas políticas nuevas en el mundo obrero, en el ámbito académico, en las clases medias. "La sociedad venezolana es distinta, es una sociedad en que sus élites políticas, por las informaciones que tenemos, están más vinculadas al pasado, a una relación con Estados Unidos, con Miami. Además, la transición democrática y la cohesión social se basan casi exclusivamente en los recursos que genera el petróleo".
Cuba, la plena incorporación de La Habana al sistema interamericano, ha sido uno de los temas más presentes en la agenda tanto de la reciente Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago, como en las cumbres celebradas el pasado mes de diciembre en Sauipe, Estado de Bahía, de las que Brasil emergió con un claro perfil de país líder de la región.
Para el ministro de Justicia, ése es un asunto resuelto. "El presidente Lula viene sosteniendo públicamente que Cuba debe ser reintegrada a la comunidad latinoamericana, ya que no existe ningún motivo que autorice el mantenimiento del bloqueo contra Cuba. Entendemos que Cuba debe ser ayudada integrándose en la política latinoamericana, respetando su proceso específico y comprendiendo que es un país que construye con nosotros los destinos de América Latina". Genro considera que nadie puede afirmar hoy que algún país latinoamericano sostiene acciones subversivas en otro país.
Además de la crisis económica, la región debe afrontar el desafío del desarrollo del narcotráfico, batalla en la que el Ministerio de Justicia de Brasil está en primera línea. "El tráfico de drogas y la acumulación de capitales de origen delictivo tienen hoy en América Latina y en Brasil una trascendencia política", señaló Genro. "En determinadas regiones la formación de grupos criminales tienen una incidencia en la política y en algunas regiones, como en Río de Janeiro, llegan a construir milicias como poderes paralelos". La cooperación con Bolivia en este campo es estrecha y recientemente se lanzó una contundente operación policial en la frontera entre los dos países.
"Combatimos la producción, no sólo la distribución de drogas. Y pese a todo el trabajo que había realizado en la zona la DEA (la agencia norteamericana contra la droga), descubrimos una fábrica de cocaína que llevaba funcionando más de siete años".
Genro admitió que la asignatura pendiente es luchar contra los capitales que acumulan los narcotraficantes. "El presidente Lula ha expresado recientemente la necesidad de dar transparencia a los paraísos fiscales". Su ministerio trabaja en la localización de esos capitales de origen delictivo, pero subrayó que esa batalla contra los paraísos fiscales, contra las fuentes de financiación del tráfico de drogas, contra la capacidad corruptora del crimen organizado, deberá ser una política global.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.