Un compañero de Ricardo Ortega culpa de su muerte a los rebeldes haitianos
El fotógrafo, que recibió un tiro en el cuello, enviará la bala al juez Velasco
Recibió dos balazos, en el pecho y el abdomen, cuando auxiliaba a un compañero herido. El reportero de Antena 3 Ricardo Ortega fue asesinado en Puerto Príncipe, la capital de Haití, el 7 de marzo de 2004 mientras esperaba la llegada de las tropas estadounidenses que iban a atender al fotógrafo del South Florida Sun Sentinel Michael Laughlin, al que un balazo había afectado en el cuello y en el hombro derecho. Ortega y otros compañeros periodistas habían sacado a Laughlin del fuego cruzado entre detractores y partidarios del depuesto presidente haitiano Jean Bertrand Aristide durante una manifestación. "Ya están aquí", fueron las últimas palabras del periodista español, que había salido del refugio para ver si venían en su auxilio.
La investigación de Haití atribuyó el asesinato a tropas extranjeras
Laughlin declaró el miércoles por videoconferencia desde Tejas (EE UU) ante el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco como testigo en la causa que investiga la muerte de su compañero muerto. El fotógrafo estadounidense aseguró durante el interrogatorio su convencimiento de que fueron los rebeldes partidarios del presidente depuesto Jean Bertrand Aristide, los que les dispararon -a él y a Ortega- porque allí no había militares extranjeros.
Se trataba de una manifestación de organizada por la plataforma de partidos y organizaciones sociales contrarias a Aristide que había transcurrido sin incidentes hasta su llegada al palacio presidencial de Puerto Príncipe. A medida que los manifestantes se acercaban al edificio oficial alguien disparó indiscriminadamente contra los asistentes hiriendo de muerte a Ortega, que falleció en el hospital.
Nueve hatianos fueron condenados como culpables de estos hechos por asesinato con premeditación, pero después, un auto del juez haitiano que investigó el tiroteo culpó a militares extranjeros desplegados en el país. El magistrado se basaba en el testimonio de uno de los asistentes a la marcha que aseguró que la ráfaga que mató a Ortega, disparada por tropas extranjeras, hirió a un familiar suyo.
Laughlin, sin embargo, está seguro de que no fue así y cree que los que les dispararon fueron los partidarios del dictador depuesto. El fotógrafo afirmó ante el juez Velasco que una fuente haitiana les informó previamente de que los rebeldes iban a disparar a los periodistas durante la manifestación.
El reportero gráfico aseguró además que la bala que le extrajeron del hombro los médicos estadounidenses una vez que lo sacaron del callejón, pertenecía a un fusil de asalto AK-47 (Kalashnikov), el arma que utilizaban los rebeldes haitianos, pero no el Ejército de EE UU. Laughlin se ofreció al juez para enviarle el proyectil con el fin de que sea analizado en España y aseguró que iba intentar localizar a otro periodista estadounidense que también recibió un disparo en esa misma manifestación para que hiciera lo mismo.
Fuentes de la Audiencia aseguran que Velasco ordenará un informe de balística en cuanto reciba la bala para después devolversela a su dueño por el gran valor sentimental que tiene para él.
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