El Barça ya está escarmentado

No es fácil jugar al fútbol en Mónaco. El estadio Louis II ni siquiera parece dispuesto para una Supercopa de Europa: el césped está revuelto y el envoltorio tiene pinta más que nada de futbolín. El ambiente invita a la dispersión y al despilfarro, al exhibicionismo más que a la competición, poco que ver con una cancha. La vista está puesta en el mar y la carretera, en los barcos y los coches, y la gula y la lujuria acechan en cada rincón, terreno abonado para perder la cabeza o apostar por un golpe de suerte. No hay término medio: uno sale arruinado o doblemente afortunado.

Mónaco fue en 2006 la cruz del Barça de Rijkaard y Ronaldinho, el equipo del doblete, victima de la grand bouffe desde que Puyol, Deco, Eto'o y El Gaucho coparon la pasarela del Forum Grimaldi como mejores jugadadores de la Champions: reventó, empachado de éxito, ante el Sevilla. Tres años después, y con el triplete como bandera, comparece de nuevo para tomarse la revancha una vez escarmentado y comandado ahora por Pep Guardiola, Xavi y Messi, tres personajes talentosos y también hacendosos, símbolos de una cantera que triunfa a partir del respeto y la humildad.

El reto es demasiado bonito para dejarse vencer por la tentación y ser víctima otra vez de la opulencia. Pocas veces un trofeo había tenido tanto valor simbólico. Además de redimirse, la Supercopa ofrece al Barça la posibilidad de convertirse en el primer club que gana los cinco trofeos en un mismo ejercicio: Liga, Champions, Copa, Supercopa nacional y Supercopa europea. El 5, por lo demás, siempre fue un dígito mágico en el Barça de la misma manera que no ha habido equipo más ganador en la historia azulgrana que el de Les Cinc Copes de 1951-52.

"Veo bien al conjunto. Con tensión competitiva, nada distraído. Tengo buenas sensaciones", anuncia el director deportivo, Txiki Begiristain. Más preocupado parece Guardiola: "O hacemos un buen partido o será imposible vencer". El entrenador, que ha ganado todas las finales, se siente ante uno de los duelos más complicados por el carácter del torneo y la admiración que siente por el rival, el Shakhtar Donetsk, el equipo del central Chigrinski, jugador azulgrana una vez acabe la cita de hoy. Incluso recordó que en los últimos 11 años el titular de la Champions sólo ha batido en cuatro al de la Copa de la UEFA y que la pasada temporada el Barça perdió un partido y ganó el otro en el descuento frente al Shakthar.

"Juegan de una forma especial", apreció Guardiola al referirse a su adversario, que volverá a competir en la Copa de la UEFA, ahora Liga Europa, tras no pasar el corte en la Champions. "Los centrales salen, los laterales se proyectan y tienen un buen fútbol por dentro. Llevan tiempo juntos y los equipo de Lucescu siempre hacen buen fútbol".

El rumano Mircea Lucescu recogió el guante: "Será un espectáculo. Los dos competimos en el mismo grupo de la Champions del curso pasado y, al final, salimos campeones. Nuestros estilos son parecidos. Apostamos por la calidad técnica, tenemos talento y nos conocemos bien. Aunque es el favorito, al Barça no le va a resultar fácil ganar".

De momento, a la espera del partido, fiesta y gala. Messi fue elegido el mejor jugador en general y el mejor delantero de la pasada Champions; Xavi, el mejor medio; Terry, el mejor defensa, y Van der Sar, el mejor portero. A juego con la jornada, el sorteo deparó también grandes emociones: Barça-Inter, Ibrahimovic-Eto'o. El lujo se impone en Mónaco. A ver qué pasa con el fútbol en la cancha del Louis II.