El Madrid se gusta en exceso
Los arabescos privan al conjunto de Pellegrini, liderado por Kaká, de un triunfo más holgado
Liderado por un imperial Kaká, pero lastrado por su excesiva vocación estética, el Real Madrid despachó con más oficio que arte un partido que nada tuvo de pachanga veraniega, pues no lo era para su rival. Más que festejar sus cien primeros años de vida, pareció que la Real Sociedad y su afición se jugasen anoche los cien próximos, tal fue la bravura y determinación con que se emplearon sus futbolistas, que mientras les duró el aliento trataron de suplir con tajo su inferioridad técnica. Lo lograron de forma esporádica, en un par de contras y en dos o tres faltas. El orgullo de una ciudad, herido tras dos cursos en la Segunda División cuando hace sólo seis años su equipo, liderado por Xabi Alonso, le disputó una Liga al Madrid hasta el último aliento, equilibró por momentos una pelea que se presentaba tremendamente desigual en cualquier terreno futbolístico que no tuviera que ver con lo anímico.
REAL SOCIEDAD 0 - REAL MADRID 2
Real Sociedad: Bravo; De la Bella, Labaka, Ansotegi, Dani Estrada; Elustondo (Griezmann, m. 52), Rivas (Markel, m. 78), Jonathan Estrada (Nsué, m. 52), Xabi Prieto (Sergio, m.78), Zurutuza (Ros, m. 49)y Agirretxe. No utilizados: Ramírez, Mikel González, Sarasola y Viguera.
Real Madrid: Casillas; Torres (Arbeloa, m.46), Albiol, Garay, Drenthe; Xabi Alonso (Sneijder, m. 78), Guti (Pepe, m.78), Kaká (Higuaín, m. 67), Cristiano Ronaldo (Robben, m. 67); Raúl (Granero, m.67) y Benzema. No utilizados: Dudek y Lass.
Goles: 0-1. M. 48. Benzema. 0-2. M. 90. Sneijder.
Árbitro: Pérez Lasa.
Gran entrada en Anoeta para asistir al Partido del Centenario de la Real Sociedad. Se guardó un minuto de silencio en memoria del fallecido Dani Jarque.
Pareció que la Real Sociedad, su afición, se jugaban los cien próximos años
Emergió sobre todos Kaká, imperial en la condución, en el pase milim??etrico
La puesta en escena del Madrid fue notable, al menos todo lo digna que cabe esperar en un choque postizo. Mostró buena actitud y puso gesto serio en un partido de pierna fuerte, y con una docena de destellos iluminó la preciosa noche donostiarra. Sólo su exceso de arabescos, su exagerado afán por embocar el balón desde el área pequeña, aplazó el desenlace más allá del descanso.
Los adornos no van con Raúl, que lo mismo presionaba al portero, esprintaba para sacar de banda o echaba una mano a una defensa demasiado expuesta, sobre todo en la primera mitad, el tiempo que tuvo fuelle e ideas la Real. Tampoco la estética parece angustiar a Benzema, que estuvo donde se espera de un delantero centro de tronío para empujar a la red un libre directo de Ronaldo mal gestionado por Bravo. El tanto, recién iniciada la segunda parte, sofocó definitivamente la resistencia de la Real, debilitada tras un insulso carrusel de cambios que sólo sirvió para que se reivindicara Sneijder, que enchufó un libre directo lejanísimo.
Al Madrid se le vieron algunas costuras en su zaga, demasiadas para la exigencia del envite, especialmente en balones aéreos y cruzados, un mal ya endémico.
Esa vía la explotó la Real para generar hasta tres buenas ocasiones en la primera parte, en la que no estuvo Pepe, quizás fuera por eso. Le suplió Garay, lento y blando al cruce, nada que ver con el rocoso y firme Albiol. Tal vez influyera también el hecho de que Pellegrini dejara en el banquillo a Lass para comprobar si Guti es capaz de mezclar con Alonso en la creación. Sin embargo, el canterano desatendió otras tareas propias de un medio centro. Como tampoco Ronaldo y Kaká se aplicaron en exceso en el tajo, Drenthe sufrió más de la cuenta. Por su costado, hostigado siempre por Zurutuza y Xabi Prieto, percutió el equipo vasco. Suya fue la mejor ocasión del primer tiempo. Tras un saque de falta, la Real cabeceó dos veces a un palmo de Casillas. Agirretxe remató fuera sin que nadie en el estadio lograra explicarse cómo.
El Madrid se apropió del balón desde el arranque. Pertrechada la Real en su terreno de juego, desactivado por tanto el pase largo en busca de Benzema, el plan blanco resultó de lo más básico: buscar entre líneas al brasileño Kaká, que arramblaba con todo, o conducir el balón hasta el vértice izquierdo del área realista, donde se apostó Cristiano Ronaldo. Se gustó el portugués, que soltó dos latigazos que casi doblan las manos a Claudio Bravo. Pero emergió sobre todos Kaká, imperial en la conducción, milimétrico en el pase, violento en el disparo, el torso siempre firme, la cabeza siempre erguida. El brasileño, con su omnipresencia, contuvo el bravo arranque local.
Mereció mayor premio en un disparo que lamió el palo. Xabi Alonso lo encontró siempre que quiso. Estuvo gris el tolosarra, como cortocircuitado por la carga emocional del partido. El vapor de las emociones empañó su periscopio. Para Alonso, el de ayer no era un bolo más. La Real viaja en su código genético. Xabi vino al mundo mientras la Real y, defendiéndola, su padre, Periko, jugaban un partido de Copa en El Sadar. Para él fue la ovación de la noche. Anoeta también ovacionó a Raúl. Y a Kaká, por supuesto.
Pellegrini: "Las piezas nuevas van encajando"
Mientras miles de bengalas se encendían en el graderío del estadio de Anoeta, iluminando la última noche festiva de la coqueta y señorial San Sebastián; al tiempo que centenares de fuegos artificiales decoraban con luz y sonido la bahía de La Concha en honor a su equipo, la centenaria Real Sociedad; en medio de todo aquel tumulto, Manuel Pellegrini, el nuevo técnico del Real Madrid, se refugió en su verbo dulce, en su suave discurso, para declararse relativamente satisfecho por la victoria de su equipo en Anoeta, si bien vino a decir que el primer tiempo estuvo poco menos que de sobra por el escaso afán competitivo con que se aplicó su tropa en defensa.
"Estoy conforme con el juego", declaró el técnico chileno; "sobre todo con la segunda mitad". Pese a que el partido sólo tuvo pulso en el primer tiempo, pues la Real se fundió en el segundo, Pellegrini renegó de la primera mitad. "En el entretiempo hablé con los jugadores y les dije que, ganáramos o no, el partido que estábamos haciendo no nos era útil, porque nos faltó intensidad. En la segunda parte presionamos más arriba, marcamos más intensamente, dejamos menos distancia a nuestro rival".
Pellegrini tenía un motivo principal de satisfacción. "Nos generan muy pocas ocasiones de gol pese a que estamos defendiendo con muy poca gente", se felicitó. "Es cierto que en el primer tiempo nos ganaron un par de pelotas aéreas, pero es imposible ganarlas todas, y más ante jugadores tan grandes como los de la Real. Alguna tiene que ganar el rival. Cuando digo que estoy satisfecho con la defensa lo hago en su conjunto. Es muy difícil hacernos ocasiones, la Real sólo ha tenido una", reivindicó el entrenador.
Abundando en su discurso positivo, Pellegrini se congratuló por el trabajo defensivo de Guti y Drenthe, pese a que ambos pasaron más de un mal rato en el primer tiempo. También por el tono general del equipo. "Las piezas nuevas están encajando", dijo. Puesto a reconocer alguna rémora, Pellegrini apuntó a los arabescos que impidieron al Madrid cosechar una victoria más amplia. "Nos adornamos en exceso en muchas jugadas. Queremos hacer todos los goles en color, cuando a veces hay que anotarlos en blanco y negro. Pero eso no me preocupa. Son detalles muy fáciles de corregir. Lo que realmente me preocupa es consolidar una formación estable, y estamos en el buen camino".
En una jornada de marcado carácter festivo, el técnico del Real Madrid tuvo palabras de cercanía para la Real Sociedad. "Es inconcebible que este club esté en la Segunda División. Lo tiene todo, un lindo estadio, una gran afición. Por lo visto en este partido, parece un equipo potente para la Segunda Division. Ojalá logren el ascenso".
Por otra parte, el Sevilla ganó el trofeo Carranza tras imponerse al Deportivo en la final (1-0).
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