Bajo los tilos, Paquillo

Bajo los adoquines, decían en París los utópicos, está la playa; bajo los tilos, cantan en Berlín los descreídos, está la marcha. Bajo los tilos, en efecto, en Unter den Linden, la fastuosa avenida flanqueada de glorias neoclásicas que de la Puerta de Brandenburgo lleva a los turistas orientados por la torre de la televisión hasta la Isla de los Museos, marchará hoy al mediodía Paquillo Fernández, gloria patria, eterna roca sobre la que en la última década el atletismo español descansa las principales esperanzas de medalla mundialistas.

Las medallas de la marcha. Otra de las tradiciones inevitables, otro dèja vu que en Pekín, hace un año, se rompió. Cumplió con plata en 2003, 2005 y 2007 y en los Juegos de Atenas 2004. En los Juegos chinos, el verano pasado, qué calor, qué humedad, fue séptimo y el resultado le abrió una pequeña crisis de identidad, una necesidad de conocerse a fondo surgida a los 32 años que su entrenador, el polaco Robert Korzeniovski, intentó solucionar con una huida hacia adelante, convenciéndole de que diera el salto de distancia, de que se pasara a los 50 kilómetros. Lo hizo. Ganó el Campeonato de España de la distancia larga con una magnífica marca (3h 41m), pero no se vio en ello. "Fue un gran 50, pero no sé..., me falta seguridad para competir en esa distancia a nivel internacional", dice Paquillo Fernández, granadino de Guadix, 68 kilos de fibra y ansiedad; "pero seguro que estos 20 kilómetros de Berlín serán mi despedida de la distancia. En los Europeos de Barcelona, el próximo año, ya daré el salto".

La herida de Pekín está abierta. El granadino llega con muchas dudas

"no vengo con chispa. Quiero disfrutar. Ya tengo tres medallas", dice

Como síntoma de que la herida de Pekín, donde la retirada de Jefferson Pérez, el ecuatoriano que siempre le había batido, le hizo pensar en la posibilidad real del oro olímpico, y de ello hasta habló, no está cerrada aún, Paquillo llega a Berlín como un marchador con dudas, un hombre que habla antes de sus problemas que de sus esperanzas. "Como hice los 50 kilómetros en marzo y después tuve que cambiar el chip para el 20, he competido poco este año", dice Paquillo, quien ha vivido su habitual vida de nómada, con estancias de un mes en Johanesburgo en primavera y de una quincena en Spala, cerca de Varsovia, de donde llegó a Berlín el jueves. "También he tenido problemas musculares en la cadera. Y, a raíz de la descalificación en el Nacional de 10 kilómetros, me entraron dudas sobre mi técnica… No sé..., no vengo con la misma chispa de otros años. Así que quiero disfrutar, competir más relajado. Ya tengo tres medallas mundiales…"

A Paquillo no le importa que toda la marcha se dispute lejos del estadio, en un circuito urbano; que les priven del sentido de pertenencia a los Mundiales de atletismo, pero a Juanma Molina, recién casado, de Cieza, donde los melocotones, le fastidia. "No dudo de que tendremos más público, de que habrá turistas aplaudiéndonos y de que será una buena imagen", dice, "pero es como si no estuviéramos en este Mundial con los demás…".

Molina, de 30 años, fue medallista de bronce en los Mundiales de Helsinki, hace cuatro años, y llega a Berlín "con optimismo, fe y corto de preparación". "En Pekín no cumplimos las expectativas", recuerda el murciano, que se entrena en la carretera antigua de Mula, curvas estrechas y polvorientas. En Berlín pretende ser, por lo menos, el de Helsinki. "Y estoy seguro de que lo conseguirá", dice su entrenador, José Antonio Carrillo, quien, aparte de en las notorias capacidades físicas y mentales de su pupilo, se basa en datos más anecdóticos.

"El equipo es el mismo que en Helsinki, con Paquillo y Díaz además de Molina; las condiciones de temperatura y humedad son similares", dice Carrillo, que ha creado escuela en Cieza y logra casi todos los años que sus jóvenes marchadores triunfen en todo el mundo. "En 2005 también disputó los Juegos Mediterráneos un 30 de junio y también sacó medalla, como este año. Y también fue campeón de España, como ahora. Y en 2005, uno de mis chicos fue medallista en el Europeo júnior, y en 2009 también", relata.