Diez momentos, una leyenda
Desde el primer torneo a su consolidación como símbolo mundial, Federer se ha forjado tanto en las grandes victorias como en los peores trances
En la vida de Roger Federer, el hombre de los 15 grandes, el genio que ha ganado más títulos del Grand Slam que nadie, se acumulan los días señalados. Éstos son algunos de los momentos que escribieron su leyenda.
- El primer torneo: rompió el cristal de un coche. "Roger había perdido ya la final del torneo de Marsella contra Marc Rosset y de verdad quería ganar su primer título", recuerda Rene Stauffer, su biógrafo y autor de Quest for Perfection. The Roger Federer Story. "Lo logró en Milán, bajo techo y en 2001. Su padre condujo a toda prisa desde Suiza. Estaba frenético y se olvidó las llaves dentro del coche. ¡Tuvieron que romper la ventanilla para sacarlas!". Federer tenía 20 años. ¿Ha cambiado desde entonces? "Tiene mucha más confianza en sí mismo y se ha dado más cuenta de su estatus como icono mundial. Eso ha tenido el efecto de que haya tenido que rodearse de gente, adaptar su compañía, organizarse. Como persona no diría que ha cambiado: hace lo que tiene que hacer para manejar todos sus asuntos, pero si uno se lo encuentra fuera del tenis, sigue siendo un bromista, sigue jugando a las cartas...".
- El día que tumbó a Sampras: el gran salto. "Roger había ganado Wimbledon en juniors, aquí había empezado todo para él", cuenta Tony Godsick, su agente. "Ganar al rey de Wimbledon, a Sampras, fue el comienzo, el gran salto, de su carrera", añade sobre aquella tremenda tarde de 2001, cuando Federer descabalgó en octavos al hombre de los siete Wimbledon y las 31 victorias seguidas en Londres (7-6(7), 5-7, 6-4, 6-7 (2), 7-5). "No hay, sin embargo, un solo torneo que le haya convertido en el icono global que es hoy. Está, claramente, el Abierto de Estados Unidos que le ganó a Agassi (2005), que fue grandísimo; el Wimbledon de 2007, cuando ganó por quinta vez seguida (a Nadal e igualando el récord de Bjorn Borg); también Roland Garros...", prosigue; "aunque creo que los torneos que quizás le hayan ayudado a ser el icono global que es han sido los que ha perdido: Wimbledon 2008 en un partido épico contra Nadal. El mundo vio que podía perder".
- Nace un genio. La comparación con Borg. "La primera vez que jugué contra Federer, en Viena 2000, daba algunos grandes golpes y cometía muchísimos errores", recuerda el holandés Richard Krajicek, campeón de Wimbledon 1996. "Podías ver que tenía talento, pero pensé que sería un jugador de subidas y bajadas. Lo que me ha sorprendido es su consistencia. Su gran éxito es haber llegado a 21 semifinales grandes seguidas. ¡Son cinco años haciendo al menos la semifinal! Y con la excepción de este año en Roland Garros, cuando llegó a la final con un poco de suerte, se puede decir que siempre lo logró fácilmente. Eso es impresionante. Pensé que ganaría uno, dos, quizás tres grandes. Se ha convertido casi en el jugador más consistente de todos los tiempos. Sólo le supera Bjorn Borg, con un 81% de victorias en su carrera".
- 2003: el primer 'grande'. "Roger es un hombre emotivo: le recuerdo arrodillado sobre el césped, como si hubiera logrado lo que siempre quiso tener", cuenta Manuel Santana, que aquel día estaba sentado en el palco de honor, como le corresponde al campeón de Wimbledon en 1966. "Fue emocionante verlo, porque fue una final extraordinaria, de golpes potentísimos. Había gran expectación: era el chico que había ganado a Sampras y le esperaba un cañonero como Philippoussis. Aquella tarde, el ambiente fue muy especial". Era 2003 y Federer ganó por 7-6 (5), 6-2 y 7-6 (3).
- Cinco Wimbledon seguidos. "En esa final de 2007", recuerda Rafael Nadal, "jugué muy bien, pero me arrepentí de una cosa: en el quinto set, cuando Federer me hizo el primer break, no aguanté. Me hizo otro. Eso quiere decir que mentalmente tuve un bajón. Es lo único que me pude reprochar. Eso me sirvió mentalmente en 2008, para decirme: 'Que te gane, pero estate centrado y dando la mejor actitud en todo momento", cierra el rival derrotado en dos finales seguidas de Wimbledon (2006 y 2007).
- La rivalidad con Nadal. "Lo mejor que tienen Federer y Nadal es que son diferentes", opina Krajicek. "Nadal tiene el pelo largo, es zurdo, corre todo el tiempo, es un toro sobre la pista, un trabajador. Federer es diestro, suave, en cierto sentido más talentoso. Y fuera de la pista se llevan bien". "Los dos dan parte de su tiempo al Consejo de Jugadores para devolverle cosas al juego", cuenta Godsick; "para que cuando acaben de jugar sea mejor que cuando empezaron. Quieren hacer una diferencia".
- Wimbledon 2008: el mejor partido de la historia. "En el fondo", reflexiona Nadal, "la derrota del año anterior me ayudó muchísimo". ¿Cómo vivió las dos interrupciones por lluvia? "En la primera entro con un poco de preocupación: había tenido el partido, con 3-3 y 0-40. Positivo pero sabiendo que el parón me va mal a mí, porque le da la posibilidad a Federer de centrarse", contesta. "El segundo parón es cuando realmente debería estar más hundido, porque había perdido dos puntos de partido. Sinceramente, estaba bien. Positivo. Aceptando que me había puesto nervioso y que el partido estaba mucho más complicado que la última vez que había estado en el vestuario, pero también pensando que estaba mucho más cerca de lo que nunca probablemente volvería a estar", prosigue.
- 2009: el gran reto de Roland Garros. "La situación era diferente a los otros años, porque Rafa había perdido pronto [en octavos]", admite Severin Luthi, asesor técnico de Federer y capitán suizo de la Copa Davis. Nadal había ganado tres finales en París a Federer. "Que no estuviera puso más presión a Roger. La tente le llamaba y le decía: 'Éste es tu año. Debes ganar. Es tu mejor posibilidad'. Le dije: 'Escucha, le eliminación de Rafa no cambia nada. Sólo te afectaría en la final, porque no estará él, sino otro'. No fue tan fácil. Sintió la presión, un poco más que de costumbre... pero es muy bueno manejándola. Lo que intenté es que tuviera poca gente alrededor. A París suelen venir a verle muchos amigos, así que intentamos que esta vez no fueran muchos. También intentamos que el último entrenamiento no hubiera nadie para que pudiera entrenarse sin miradas extrañas".
- Lágrimas en la victoria y en la derrota. "Cuando pierde, se disgusta, porque el deporte significa mucho para él", dice Godsick, que ha visto llorar a su representado como vencedor (Wimbledon 2007, Roland Garros 2009) y vencido (Wimbledon 2008 y Abierto de Australia 2009). "Lo increíble de Roger es que maneja las victorias y las derrotas de igual manera. Es una persona muy emocional que ha decidido que no esconder esas emociones".
- El récord de los 15 'grandes'. "Es un esfuerzo increíble por parte de Roger", argumenta Rod Laver, el último hombre en ganar los cuatro grandes en el mismo año (1969). "Para lograr algo así tienes que disfrutar del juego, respetarlo, asumirlo como algo emocionante. Es admirable". "Lo que Federer hace sobre una pista es casi ping-pong. La gente sólo debería mirarle a él, a sus pies, a su movimiento, y no a la pelota. Su habilidad es maravillosa. Es coordinado, se anticipa y tiene un talento increíble para sacarse tiros desde posiciones imposibles. Hubiera ganado ya el Grand Slam si Rafael Nadal no hubiera estado aquí", añade Laver.
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