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La reestructuración del sector financiero

Un político reconvertido en banquero

La trayectoria de José Luis Olivas (Motilla del Palancar, 1952) está vinculada al ascenso del PP en la Comunidad Valenciana. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid se desplazó a Valencia con 25 años, encontró plaza en el despacho de Emilio Attard, dirigente de Unión de Centro Democrático, y año y medio después ya era concejal en Valencia del partido centrista.

La extinción del partido de Adolfo Suárez le forzó a ejercer la abogacía durante cuatro años. Pero fue rescatado para la política municipal por Alianza Popular en 1987. Cuatro años más tarde era concejal de Hacienda con Rita Barberá, alcaldesa de Valencia por el PP. Olivas se convirtió en secretario general de la organización autonómica del PP a las órdenes de Eduardo Zaplana. Tras la llegada de este a la presidencia de la Generalitat, en 1995, Olivas ocupó la cartera de Hacienda durante siete años.

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En 1997 defendió una ley de cajas de ahorros de ámbito autonómico que daba entrada a la Generalitat en los órganos de gobierno de las entidades financieras. Como gestor de las arcas públicas multiplicó por tres la deuda autonómica de la Comunidad Valenciana en ocho años.

En 2002, cuando Zaplana fue nombrado ministro de Trabajo por José María Aznar, asumió de forma interina la presidencia de la Generalitat hasta 2003 en que Francisco Camps se presentó a las elecciones. Pero la interinidad tenía un precio: Tras dejar el cargo regiría los destinos de Bancaja. En enero de 2004, pese a las reticencias de Camps, Olivas se instala en la cúpula de la primera institución financiera valenciana gracias, precisamente, a la ley que había redactado siete años antes. El cargo le convirtió automáticamente en presidente del Banco de Valencia, controlado en un 38% por Bancaja, puesto que cedió a Aurelio Izquierdo, entonces director general de Bankia, hace un mes.

No es un buen comunicador, nunca ha concedido una entrevista como financiero. Se puso el traje de banquero con perfil discreto, pero con clara vocación de mando. En 2007, en plena vorágine de titulizaciones de activos para multiplicar la máquina del crédito, Olivas demostró su actitud ejecutiva cuando se deshizo de José María García Checa, que era director general de Bancaja desde 1998.

El presidente de la que era tercera caja española por volumen de activos siempre creyó que Bancaja pilotaría cualquier fusión de cajas. Incluso aseguraba reservarse para una segunda ronda para absorber alguna entidad menor. Pero Bancaja fue engullida por Caja Madrid y la vertiginosa crisis financiera y la peligrosa exposición al ladrillo de muchas entidades financieras, que ahora se lleva por delante al Banco de Valencia, han desbancado de la vicepresidencia de Bankia al político reconvertido en banquero.

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