El paro se dispara en agosto y crece más rápido que en la crisis de 1993
El número de desempleados sube un 24,7% en el último año, hasta superar los 2,5 millones - La construcción concentra el grueso del ajuste
El adagio dice que toda crisis esconde una oportunidad, pero hasta ahora los trabajadores españoles sólo han visto un ajuste brusco e inusualmente intenso: los servicios públicos de empleo registraron en agosto 103.000 desempleados más que en julio. La respuesta del mercado de trabajo al cambio de ciclo es sorprendentemente rápida. En España hay ya más de 2,5 millones de parados, el peor dato de la última década. Y las cifras empeoran a más velocidad incluso que en la anterior crisis: desde agosto de 2007 -con el inicio de las turbulencias financieras en Estados Unidos y el reventón de la burbuja inmobiliaria en España-, el incremento es de medio millón de parados, el 24,7% más.
El Gobierno admite que las cifras seguirán creciendo los próximos meses
Rajoy afirma que al Ejecutivo "se le ha ido de las manos" la situación
En 1993, con la economía española en plena recesión, el incremento anual del paro en agosto fue del 15%. La gran diferencia respecto a hace 15 años es que mientras que por aquel entonces el alza del paro obedecía básicamente a la destrucción de puestos de trabajo, ahora las listas de parados se nutren en buena parte de nueva población activa. En su mayoría, inmigrantes que buscan la primera oportunidad.
En la presentación de los datos, el Ejecutivo se empeñó ayer en destacar que pese al empeoramiento de la situación, "ésta es muy diferente de la crisis anterior", explicó la secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo. Y, en efecto, las bases sobre las que se asienta ahora la economía española son mejores: más de 20 millones de empleados frente a los 12 millones de 1993, y una tasa de paro del 10,4%, inferior al 22% de entonces.
La economía española todavía está lejos de la definición académica de recesión: dos trimestres seguidos de caída del PIB. El perfil actual es más bien el de un estancamiento. Pero ésa es una visión muy general, de conjunto. Hay sectores, como el ladrillo, en los que ya se puede hablar abiertamente de recesión. Y hay estadísticas lo suficientemente rotundas como para encender todas las alarmas. El paro es tal vez la mejor manera de calibrar la profundidad de una crisis que no hace otra cosa que empeorar: el desempleo en el ladrillo crece a un ritmo anual del 71%. Y aumenta en torno al 20% anual en el resto: industria, servicios y agricultura.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, tras admitir que el dato es "objetivamente malo" y que demuestra el "evidente proceso de frenazo y estancamiento", destacó que España está preparada para superar el deterioro del mercado laboral gracias a que cuenta con "20 millones de personas trabajando y más protección que nunca". Y anunció que presentará medidas en su comparecencia del próximo miércoles destinadas a recolocar a quienes han perdido su empleo en la construcción.
El impulso a las políticas de empleo centrará la ronda de diálogo social que hoy se reanuda tras las vacaciones. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, presidirá el encuentro con empresarios y sindicatos, del que saldrá un calendario de trabajo y una lista de prioridades para frenar la pérdida de ocupación.
Las expectativas no son halagüeñas. "El paro irá creciendo, porque es la consecuencia de una destrucción directa en un sector que entró de una manera muy rápida en crisis como es la construcción", resumió Corbacho. Octavio Granado, secretario de Estado de Seguridad Social, achacó buena parte de la pérdida de afiliados "al final de las vacaciones".
Con la economía en el centro del debate político, el líder del PP, Mariano Rajoy, aprovechó el repunte del paro -que calificó de "dramático"- para criticar a Zapatero, y aseguró que la situación "se le ha ido de las manos". Izquierda Unida subrayó que las cifras "ponen de manifiesto la virulencia de la crisis". Y los sindicatos reclamaron esfuerzos públicos y privados al servicio de la inversión productiva. UGT exigió al Gobierno que materialice "sus compromisos sobre empleo", y CC OO insistió en "mantener los estándares de cohesión social".
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