El apoyo de Alemania al fondo de rescate da tregua a la crisis
Merkel sale airosa de una votación que permitirá seguir ayudando a Grecia
La Cámara baja parlamentaria de Alemania (Bundestag) aprobó ayer la ampliación del fondo de estabilidad del euro, tal y como acordaron los Veintisiete en la cumbre de julio en Bruselas. La aplastante mayoría parlamentaria de 523 votos a favor y 85 en contra encierra una segunda alegría para la canciller Angela Merkel, que logró el apoyo de 315 de los 330 diputados del bloque de centro-derecha que conforma su Gobierno. Merkel salió así airosa de una de las pruebas parlamentarias clave de esta legislatura.
La aprobación se vio precedida de un apasionado debate parlamentario de tres horas, en el que la oposición socialdemócrata (SPD) y verde arremetió duramente contra la gestión de crisis de la canciller. Alemania participa con 211.000 millones de euros en el fondo de estabilidad europeo. Su montante total es de 750.000 millones, aunque puede disponer de 440.000.
Ahora el debate es si la actual dotación será suficiente si la situación se agrava
Aumentar los recursos del fondo chocaría con Finlandia y Holanda
Las protestas en Atenas bloquean a la troika la entrada a varios ministerios
Alemania reduce al 6,6% la tasa de paro en septiembre, la más baja en 20 años
Al final no cayó la espada de Damocles que pendía sobre la líder democristiana. En esta crisis de superlativos, la de ayer fue una jornada decisiva tanto para el futuro del euro como para su liderazgo político. Con la mayoría absoluta en el Bundestag, Merkel ha obtenido un respaldo crucial para la gestión de los próximos meses. Su Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido hermano bávaro CSU y los socios liberales del FDP suman 330 escaños en la Cámara legislativa. Merkel tenía que obtener al menos 311 votos para gozar de la llamada "mayoría del canciller". Era cuestión de prestigio: para aprobar la ley, bastaba con una mayoría simple de los diputados presentes. SPD y Verdes anunciaron su apoyo hace semanas. Pero tener que contar con los votos de la oposición habría revelado una seria crisis de disciplina en el Gobierno. La rebelión de 15 diputados no desestabilizará más a Merkel.
Al menos, no más de lo que ya está. Ahora, los líderes alemanes tienen que dedicarse a dos tareas. Una es lograr que el fondo de estabilidad alcance la potencia necesaria para contrarrestar un posible agravamiento de la crisis de deuda en Italia y España. La otra es pensar qué hacer con Grecia. Desde este punto de vista, los problemas de Merkel no han hecho más que empezar.
El ministro de Hacienda Wolf-gang Schäuble (CDU) ha pasado las últimas semanas desmintiendo los reiterados rumores sobre planes secretos para aumentar drásticamente el fondo de estabilidad. Es de dominio público que su capacidad actual no bastaría para amortiguar un hipotético deterioro de la crisis de deuda. Grecia, Irlanda y Portugal ya están conectados al marcapasos comunitario, que en su forma actual sería incapaz de salvar también a Italia y España. Parece descartada ya la posibilidad de aumentar el fondo poniendo más avales y más dinero, porque chocaría con la resistencia de gran parte de la población alemana. Tampoco sería fácil convencer a los Gobiernos de Finlandia o Países Bajos. Durante el debate de ayer, Schäuble ha insistido en que "no hay cláusulas secretas" en el acuerdo europeo de julio. Porque si las hubiera, "tendrían que ser aprobadas" por el Bundestag.
Una de las herramientas que se debaten para aumentar la efectividad del fondo es la introducción de una palanca financiada por el Banco Central Europeo, que permitiría al fondo adquirir ilimitadamente deuda soberana de los países en aprietos. Otra es fundar una nueva institución europea que sirva de aseguradora en el caso de que algún país amenace quiebra. Si se aplicara, el fondo de estabilidad dispondría de sumas potenciales que cuadruplican su dotación actual. Se espera con ello promover la confianza de los mercados en los bonos europeos.
Pero en Alemania muchos se temen que un sistema de este sesgo les acabe costando la triple A que le conceden a su deuda las agencias de calificación de riesgo. A las instituciones alemanas, endeudarse les sale ahora más barato que nunca. Además, muchos economistas temen que, si desaparece la presión de los mercados gracias a este nuevo mecanismo, los socios más endeudados confíen en la fortaleza alemana y desechen sus planes de austeridad.
Tanto los socialdemócratas como los ecologistas votaron ayer a favor del fondo de estabilidad. El exministro de Hacienda y posible candidato del SPD a las generales de 2013, Peer Stein-brück, acusó a Merkel de haber agravado las sospechas de muchos alemanes contra el euro. Según Steinbrück, "el escepticismo del Gobierno" ha convertido esta crisis en un "folletín del que va ofreciendo entregas".
Pese a la grave crisis del euro y a la amenaza cada vez más firme de que afecte a la economía real en Alemania, el número de parados cayó en septiembre al 6,6%. Según las estadísticas oficiales, es la tasa de desempleo más baja registrada en septiembre desde hace 20 años.
Mientras en Berlín se votaba, Atenas recibía a la troika -UE, FMI y BCE- que debe evaluar la puesta en marcha de los planes de ajuste. El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, calificó de "positiva" la primera reunión del Gobierno con los técnicos europeos. Venizelos manifestó su satisfacción por la "atmósfera positiva y productiva después de las medidas severas que se asumieron y de los sacrificios que está sufriendo el pueblo griego", según señalaron fuentes del Gobierno recogidas por Efe. Grupos de funcionarios, que protestaban por los recortes, bloquearon varios ministerios, hasta el punto de que impidieron que Venizelos viera a los inspectores de la troika en el edificio del Ministerio de Finanzas. "Llévate tu rescate y vete", coreaban varios centenares de empleados públicos en la puerta del ministerio. También bloquearon las entradas de los Departamentos de Interior, Justicia, Trabajo, Sanidad y Agricultura. Está previsto que la troika pase por lo menos una semana en Atenas y que después, si todo va bien, desbloquee el tramo de 8.000 millones de euros que necesita el Estado griego.
El primer ministro, Yorgos Papandreu, viajará hoy a Varsovia para verse con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. De ahí volará a París para encontrarse con el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy. Papandreu hablará en las dos reuniones sobre la difícil situación que afronta Grecia.
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