Interior impone mano dura para atajar los efectos de la huelga

Dos días después de que arrancara la huelga indefinida en el transporte por carretera, el Ministerio del Interior ordenó mano dura a las fuerzas de seguridad para desbloquear carreteras, atascadas por camioneros en huelga, y garantizar el abastecimiento a mercados, gasolineras y centros de producción industrial. El pulso que mantienen los huelguistas ha puesto en serios aprietos al Ejecutivo ante la dificultad de garantizar servicios básicos. El órdago de los 76.000 transportistas en huelga, que intimidaron a través de piquetes informativos a trabajadores del sector, fue contestado por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ordenó el máximo rigor contra los que causaran desórdenes públicos. La radicalización del conflicto provocó ayer una nueva jornada de colapsos circulatorios, desabastecimiento en supermercados y gasolineras, y el anuncio de la industria del automóvil de paralizar la producción a partir de hoy. De madrugada un incendio intencionado provocó heridas graves a un camionero que dormía en su vehículo en Alicante.

Interior ofrece escolta a los distribuidores de productos básicos

Los pescadores de bajura deciden dejar los paros y saldrán hoy a la mar

La policía autónoma catalana desbloqueó desde primera hora de la mañana el paso fronterizo de La Junquera. La Guardia Civil se empleó en Madrid para desatascar al mediodía la carretera A-1 (carretera de Burgos) tras dos días de colapso. A las ocho de la tarde, Interior comunicó que se había restablecido el tráfico de camiones en la frontera con Irún.

Mientras, la negociación con los huelguistas que dirige la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, no tiene visos de solución inmediata. Sí hubo acuerdo con la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores. La flota de bajura levantará el paro que mantiene desde el lunes, tras lograr 19 millones en concepto de ayudas mínimas para compensar la subida de los carburantes.

Ante la perspectiva de que los paros y bloqueos de los camioneros se mantengan y adquieran mayor virulencia, el Gobierno comenzó ayer a dar muestras de su nueva estrategia: poco después del mediodía Rubalcaba anunció que 25.100 agentes -6.000 policías y 18.500 guardias civiles- estaban ya en la calle para garantizar el normal funcionamiento de los servicios básicos. "Las unidades de intervención tienen orden de actuar con la máxima firmeza, siempre dentro de la ley", señaló el ministro. Y fue aún más allá: "La huelga es un derecho constitucional, pero no lo es perjudicar a otros ciudadanos. Actuaremos con la máxima contundencia y firmeza contra quienes quieran perturbar la vida ciudadana y especialmente con los piquetes ilegales".

El ministro hablaba en tiempo futuro, pero a esa hora ya ofreció algunos ejemplos de esa firmeza. Las fuerzas de seguridad comenzaron de mañana a despejar la autovía de Burgos, donde a sólo 13 kilómetros de Madrid estaba retenido por los agentes un centenar de transportistas desde el pasado lunes ante su insistencia en tomar la M-30, la vía de circunvalación de la capital. Primero los policías detuvieron a los conductores y después los camiones fueron trasladados a depósitos municipales. Con los 34 detenidos en esta carretera anoche sumaban 60 los huelguistas arrestados a los que se acusa de desórdenes públicos, un delito castigado con penas de seis meses a tres años de prisión.

Las fuerzas de seguridad recibieron orden expresa de actuar contra todos los huelguistas que infrinjan las normas de circulación y, si la gravedad de su conducta lo exige o si desobedecen, que les imputen un delito de resistencia a la autoridad y los detengan. La consigna es "tolerancia cero", resume un agente. Esta orden provocó "un número importante de actuaciones sancionadoras", según Interior.

La contundencia policial también fue la llave para despejar el paso fronterizo de La Jonquera. A mediodía, los Mossos disolvieron a los piquetes concentrados en la autopista AP-7 y la carretera N-II para restablecer el tráfico de camiones en ambos sentidos. En pocos minutos, los alrededor de 3.000 transportistas empezaron a abandonar los aparcamientos de la localidad, informa Jesús García. La tensión entre agentes y huelguistas llegó a ser máxima en ocasiones. En Cáceres, dos guardias civiles desenfundaron sus armas para intimidar a una veintena de miembros de un piquete.

Con los mercados centrales asfixiados, la industria farmacéutica alertando sobre la entrada en una situación crítica la próxima semana y las gasolineras embotelladas, el Gobierno puso el acento en garantizar los servicios básicos. Hasta ahora, las fuerzas de seguridad han escoltado 2.953 camiones para evitar los sabotajes de los huelguistas, que ayer volvieron a provocar altercados con los conductores que no secundan los paros indefinidos.

El ministro del Interior aseguró una especie de servicio a la carta para los distribuidores de alimentos, combustible, material sanitario y para la industria automovilística. "El mensaje es que cuando quieran mover un camión y no puedan, que soliciten la ayuda y tendrán escolta policial", señaló. Las demandas de protección para transportar productos llegaron de sectores de lo más variado: desde los productores de piensos y asociaciones ganaderas, hasta los agricultores, que ven cómo se pierde su cosecha en los árboles.

En Cataluña, donde los Mossos han escoltado ya a más de 500 camiones se están potenciando los "corredores seguros" -tramos de vía libres de piquetes en los que se puede circular con tranquilidad-. Esas rutas coinciden con los recorridos que conectan centros de distribución de mercancías, estaciones de carga de combustible, puertos y aeropuertos.

El Gobierno quiere tranquilizar a los ciudadanos "razonablemente preocupados" para que no hagan acopio de alimentos o combustible, "porque tendrán los productos básicos pase lo que pase hoy [por ayer] en la negociación". En el Congreso, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, apuntaló esa idea: "El Gobierno pone todos los medios y pondrá más si es necesario". De momento, señaló Rubalcaba, no está prevista la intervención del Ejército. Nada puedo evitar, sin embargo, que los camiones provocaran ayer una nueva hora punta negra en las entradas de los grandes núcleos urbanos de buena parte del país, circulando a baja velocidad e incluso cortando algunas carreteras. En ciudades como Huelva, Murcia o Bilbao, cientos de vehículos pesados llegaron incluso a penetrar hasta el corazón urbano. En Lorca (Murcia) el miembro de un piquete informativo provocó un accidente de tráfico al intentar dar alcance con su vehículo a un camión en la A-7.