Ha nacido un líder obrero
Antonio Pina, líder sindical de Delphi, lleva 25 años en la empresa y se ha puesto al frente de la lucha por el futuro laboral de la plantilla
Apenas tenía 14 años. "¿Vas a estudiar o a trabajar?", le preguntó entonces su padre. Eligió el trabajo. Antonio Pina siempre se ha movido entre coches. Recuerda los nombres de los jefes de los talleres donde dio sus primeros pasos profesionales. Aprendió de ellos las claves de la mecánica que desde 1983 puso en práctica en la factoría de Delphi de Puerto Real, la fábrica que amenaza con cerrar y despedir a 1.600 operarios. Desde el año pasado, Pina es el presidente del comité de empresa, el máximo responsable sindical, el que lleva bajo sus hombros la responsabilidad de liderar la lucha por su futuro laboral y el de todos sus compañeros.
Entre resignado y orgulloso, afirma: "Mi día dura 28 horas". La mente de Antonio Pina está permanentemente trabajando desde el 22 de febrero, cuando la dirección de la compañía de automoción comunicó la intención de cerrar la empresa. "Nos llamó el director de la factoría, Gonzalo Herrera. Nos contó que Puerto Real ya no entraba en los planes del grupo y que se procedía a cerrar ordenadamente la fábrica". El agua de aquel jarro estaba tan fría que hubo algún sindicalista que no lo soportó. "Al director de recursos humanos se le cayeron las lágrimas. Hubo quien dio un portazo y se fue". A él mismo se le formó un nudo en la garganta cuando tuvo que reunir a golpe de megáfono a todos los trabajadores del turno de mañana en el comedor. "Se traga saliva y se dice. Ya está. Pero cuesta mucho". Junto a la mala noticia, lanzó también un mensaje. "Que sepáis que aquí nos vamos a quedar o nos tienen que matar". Todos le aplaudieron. Tras ese aplauso comenzó una lucha que hoy cumple dos largos meses.
Antonio Pina nació en Jerez en 1960. Está casado y tiene una hija a punto de cumplir 16 años. Tras su precocidad como mecánico, montó un taller junto con un socio. "Todavía mantengo una clientela fiel", presume. Se empleó en la Peugeot y poco después le animaron a pedir trabajo en la entonces recién implantada General Motors de Puerto Real. Allí entró en 1983, en el departamento de tratamientos térmicos y químicos de la planta de dirección y transmisiones. Y se quedó en la fábrica, que ha ido cambiando de nombre hasta la actual Delphi.
Su trayectoria sindical viene de lejos. Se sacó el carné de Comisiones Obreras en 1978, aunque sus primeros flirteos con el sindicato son anteriores. El año pasado, después de cerrar un plan industrial que garantizaba la actividad hasta 2010, su compañero Juan Antonio Castillo le cedió el testigo en la presidencia del comité. "Me ha tocado la gorda", admite.
La planta de Delphi en Puerto Real nunca ha vivido una crisis como la actual. Pero ya antes del fatídico 22 de febrero el presidente del comité de empresa había visto los primeros indicios: traslado de maquinaria; acopio de materiales, y prioridad para envíos de repuestos que nunca se hacían. La constatación de la realidad ha sido difícil de asumir por todos. "Ahora soy psicólogo. También animador. Pero, sobre todo, soy sincero. No engaño a nadie", se describe. Cada mañana encaja varias preguntas de los trabajadores. "Antonio, he pedido un anticipo y me dicen que no me lo dan. ¿Qué tengo que hacer?", le inquiere un compañero. El presidente le explica que ahora los asuntos económicos están en manos del juzgado de lo mercantil, que acaba de admitir a trámite la solicitud de un proceso concursal para decidir la insolvencia de la empresa.
Antonio Pina está contento de cómo los trabajadores han llevado el conflicto hasta ahora. No han dejado de moverse. En los últimos días se han sucedido las manifestaciones en municipios de toda la bahía de Cádiz, algún corte de carretera y una huelga general. El calendario de sus movilizaciones incluye un Primero de Mayo especialmente significativo y una caravana hasta Sevilla que saldrá de la factoría de Puerto Real el 14 de mayo. Acudirán también a todos los actos públicos a los que asistan los grandes nombres de la política.
"El 27 de mayo será un día importante también para nosotros", advierte en referencia a la fecha de las elecciones municipales. Al tiempo, vaticina una campaña electoral marcada por Delphi. Cuando habla de los políticos, se pone en tensión. "Ellos tienen sus intereses; nosotros, los nuestros". En estos dos meses acumula reuniones con directivos, consejeros, altos cargos y ministros. "Me faltan Zapatero y el Papa", ironiza.
Pina cree que para mantener el máximo de empleos en Delphi hay tres salidas: que la inversora Platinum Equity reconsidere su decisión e introduzca a Puerto Real en sus planes de reconversión y mejoras; que alguna otra compañía adquiera la fábrica y asuma la plantilla actual; o que la Junta de Andalucía inyecte ayudas públicas, como hizo con Santana.
Pina es ciclista. Acumula numerosos premios en las estanterías de su casa. Dice que este deporte le ha dado fuerzas para seguir. "Si te caes, hay que continuar hasta la meta". No está solo: le acompaña su "guardia pretoriana", el resto de compañeros de Comisiones Obreras en el comité. También las mujeres de los obreros que han encabezado protestas. Y los estudiantes que les respaldan. Y otros ciudadanos solidarios con su causa. Son su compañía en la batalla por Delphi Puerto Real.
A los 14 años se lo dijo a su padre. Entonces, como ahora, eligió el trabajo.
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