El Eurogrupo mira al FMI bajo la creciente presión de los mercados sobre Italia
La reunión de los jefes de Estado de la eurozona desbloquea el sexto tramo, 8.000 millones de euros, del rescate de Grecia
Que la crisis corre más deprisa que quienes han de atajarla ha quedado en evidencia hoy mismo, cuando los ministros de Finanzas de los diecisiete países de la moneda única, el Eurogrupo, se han reunido en Bruselas bajo el impacto de los tipos de interés récord pagados por Italia, la tercera economía de la eurozona, para financiar su deuda. La tasa rozó el 8% entre demandas de la Comisión Europea a Roma de mayor austeridad. El Eurogrupo se enfrentaba a la perspectiva de que la capacidad de fuego del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)que debe socorrer a países en precario será inferior a lo previsto. Para compensarlo se busca cómo implicar más en él al Fondo Monetario Internacional o al Banco Central Europeo. La única buena noticia antes de entrar en la reunión ha sido que Grecia recibirá la apalabrada entrega de 8.000 euros para seguir agonizando.
Según la agencia Efe, la zona euro también ha aprobado entregar a Irlanda el cuarto tramo del paquete de asistencia financiera a este país, de 11.500 millones de euros, a los que la Unión Europea aporta dos tercios y el Fondo Monetario Internacional, lo restante.
Mario Monti, en su calidad de responsable del Tesoro italiano, además de primer ministro, ha acudido a Bruselas acicateado por los mercados y por la propia Comisión que le reclama más rapidez y más profundidad en la adopción de medidas para controlar el déficit y una deuda de 120%.
"Italia debe responder rápidamente al gran desafío a que se enfrenta. El nuevo Gobierno tiene la capacidad técnica para plantear una paquete de reforma amplio y coherente, uno que puede catalizar el crecimiento y restaurar la confianza", dice la Comisión en el informe elevado al Eurogrupo. "Aunque corresponde a Italia en primer lugar convencer a los mercados, la zona euro también necesita encontrar soluciones sistémicas para evitar el contagio y disipar cualquier duda sobre el futuro del euro y de la zona euro".
El documento debía ser discutido por los ministros ya convencidos de que el FEEF sería solo papel mojado si tiene que acudir en socorro de Italia o España. Al fondo se le aumentaron triunfalmente las modalidades de actuación en julio, pero pronto los responsable europeos descubrieron que no había dinero para hacerlas realidad. En octubre decidieron ampliarlo contando con los emergentes (Brasil, China y otros) que en noviembre se preguntaron públicamente en el G-20 de Cannes (como hizo la brasileña Dilma Rousseff, para humillación de la UE) cómo se les pedía dinero para un fondo que los propios europeos no capitalizaban.
Ante la tesitura de tener un FEEF con capacidades que no puede ejecutar, los europeos se plantean ahora otras alternativas. Como de los 440.000 millones iniciales sólo quedan del orden de 250.000 (tras la asistencia a Grecia, Irlanda y Portugal) se había pensado en ofrecer garantías que multiplicara su capacidad de fuego por cuatro hasta el billón de euros. Ayer, el ministro luxemburgués, Luc Frieden, calculó que difícilmente se podrá superar el factor 2,5, con lo que el billón ideal quedaría reducido a unos 625.000 millones de euros. El chocolate del loro si Italia o España tienen que acudir a ese salvavidas.
España ha intentado calmar ánimos al manifestar la vicepresidenta Elena Salgado que la deuda española no será avalada por el fondo: "Todos lo países tenemos que tratar de salir adelante por nuestros propios medios y en el caso de España nos estamos financiando por nuestros propios medios y razonablemente bien dadas las circunstancias".
La vicepresidenta también ha alertado sobre la trampa de especular con los números que pueda tener o dejar de tener el FEEF. "No hay cuantía máxima porque depende de los inversores privados. Poner límites cuantitativos tan estrictos hace siempre que los mercados apuesten contra esos límites".
El ministro belga, Didier Reynders, y el holandés, Jan Kees de Jager, han dado por hecho que algún medio se hallará para incrementar la capacidad de acción del FEEF. De Jager apuntó a una mayor implicación del Fondo Monetario Internacional, aunque ha enfatizado: "No es cuestión de dinero. Se trata de aplicar las reformas económicas, la austeridad y la gobernanza necesarias para que no nos volvamos a ver en la misma situación en el futuro". Y ahí entran las medidas fuertes, mediante la reforma del Tratado de Lisboa, que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión debatirán en el Consejo del próximo día 9.
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