Davos arranca con pesimismo sobre el posible fin de la crisis
Los ejecutivos no vislumbran la recuperación hasta 2012
Arranca Davos en medio de la peor crisis financiera -y, cada vez más, económica- de los últimos 80 años y, en las calles de la exclusiva estación alpina suiza, se mire adonde se mire, aparece el modesto lema del Foro Económico Mundial, Comprometidos a mejorar el estado del mundo. Así se las gastan las élites. Más de 2.000 altos ejecutivos, economistas y políticos, una cifra sin precedentes, se dan cita a partir de hoy en un antiguo sanatorio para tuberculosos reconvertido en hotel de lujo. El objetivo: Rediseñar el mundo posterior a la crisis.
No va a ser fácil. El optimismo ha sido una de las señas de identidad de Davos: apenas se habló de problemas en 2007, cuando las "hipotecas locas" estadounidenses estaban a punto de estallar. Incluso en 2008 el Foro se debatía entre la disyuntiva de una breve recesión o la posibilidad de que todo se quedara en una simple crisis. Las perspectivas son ahora mucho más sombrías. En el que suele ser el pistoletazo de salida del Foro, PriceWaterhouseCoopers presentó ayer un informe demoledor con las opiniones de un millar largo de consejeros delegados estadounidenses y europeos. Las expectativas de negocio se han reducido de manera sustancial. Los ejecutivos no vislumbran la recuperación hasta 2012. La travesía del desierto se antoja larga y difícil. "Si puedo dormir bien apenas tres noches en los próximos 12 meses consideraré 2009 un éxito", afirma con tono teatral John Donahoe, presidente de la empresa online eBay.
Pero Davos es un ritual, y la respuesta de la flor y nata del mundo empresarial y político ha sido una asistencia récord. Faltan algunos de los antaño todopoderosos bancos de inversión estadounidenses, muy mermados por las turbulencias que se han llevado por delante a Merrill Lynch, Bear Stearns y Lehman Brothers. Faltan también muchos de los grandes de Wall Street, que parece vivir el final de una era. Faltan bancos comerciales. La crisis hace mella y faltan incluso Bono, el líder de U2 -uno de los habituales- y las grandes estrellas de Hollywood, grandes animadores de las fiestas en Davos.
Y aun así, casi 2.500 asistentes que -con la que está cayendo- pagan en torno a 40.000 euros por la estancia en Suiza. A falta de algunos de los nombres que han dado brillo a Davos, el foro mira este año hacia otros lugares. La apertura de la edición de 2009 dice mucho del giro que están dando algunas cosas: el primer ministro ruso, Vladímir Putin, y el primer ministro chino, Wen Jiabao, serán los encargados de abrir fuego. Las estrellas invitadas son artistas chinos y de Bollywood (India).
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