A tope desde agosto

José Mourinho no cree en los picos de forma en el fútbol. El entrenador del Madrid dedicó uno de los capítulos de su libro ¿Por qué tantas victorias? a "desmontar el mito de la condición física como prioridad en el periodo preparatorio". Prefiere entrenar "la organización del juego", puesto que apenas concibe ejercicios sin el balón. Como dice su preparador físico asociado, Rui Faria: "Nuestro objetivo es mantener al equipo durante 10 meses en el máximo de rentabilidad". Con la Supercopa de España a la vista, este propósito se convirtió en una meta primordial desde que se dispuso la concentración de la pretemporada para el 11 de julio. En cuatro semanas el equipo alcanzó un nivel físico y táctico único en el fútbol español. No le resultó suficiente para derrotar al Barcelona, pero le ha valido para barrer al Zaragoza. El domingo, los aficionados que acudieron a La Romareda vieron una exhibición sin precedentes desde que el portugués ocupa el banquillo del Bernabéu.

39 remates a puerta contra el Zaragoza por los 18 de media en el curso pasado

"Los equipos de Mourinho suelen tener un rendimiento bastante equilibrado a lo largo de la temporada y generalmente acaban muy bien", recuerda Walter di Salvo, que fue preparador físico del Manchester United en la época en que el técnico dirigía al Chelsea. "Estoy de acuerdo en que en el fútbol no deben existir picos de forma porque, si la mayoría de tus jugadores alcanzan el 100%, por más que se mantengan en ese nivel durante un periodo, luego caerían demasiado bajo. El cuerpo acaba cogiéndose un descanso y pierdes cinco partidos seguidos. Es fatal. Hay que coger la forma en un nivel medio-alto y mantenerla. Pero nunca estar fino, fino, fino", explica.

No se sabe si están finos o finísimos, pero a los madridistas la preparación de la Supercopa, título que Mourinho consideraba estratégico, les ha puesto en un nivel superior. Tanto que contra el Zaragoza, al margen de la goleada (0-6), hicieron cosas que nunca habían hecho en la temporada anterior. Remataron 39 veces contra la portería de Roberto cuando la media de disparos por partido fue entonces de 18. Nunca este Madrid había tirado tanto a puerta en 90 minutos. El dato confirmó la tendencia de la Supercopa: 26 remates en dos encuentros frente a 28 en los cuatro que disputó contra el Barça en abril. Más tiros y más pases que lo normal: 490 frente a los 438 de media del curso pasado. No se sabe hasta qué punto la pobreza del Zaragoza contribuyó a engordar las cifras. Pero algo es cierto: el Madrid ha empezado más fuerte que nadie.

Íñigo Mujika, fisiólogo del deporte que trabajó en la cantera del Athletic, describe el proceso: "Si quieres empezar a tope, haces una planificación de mucha carga, que suele ser de seis semanas, y luego dedicas un periodo de afinamiento para acercarte al óptimo, descansas y se produce el rebote. El arte está en medir las cargas y los tiempos para llegar a un estado próximo al óptimo que te permita mantenerte en una plataforma. Luego, dentro de esa plataforma, puedes individualizar jugadores para que un grupo marque la diferencia y cuando baje su rendimiento entre otro grupo a coger el relevo. En el fútbol lo vemos con grupos, por ejemplo, de un central, dos mediocampistas y un delantero que pasan varios meses como suplentes y luego acaban como titulares".

Di Salvo observa el caso particular de Mourinho: "Él no trabaja con cargas muy fuertes. No hace pesas. Entrena casi solo con balón. Es más específico y así coges la condición física más rápidamente. Esto lo consigue en parte porque ficha jugadores muy fuertes físicamente, de gran calidad muscular: Essien, Khedira, Coentrão... Así no necesitas hacer trabajo de fuerza. Te puedes permitir el lujo de hacer solo trabajo específico con el balón".