El prodigioso olfato de Carlsen
El noruego, alumno de Kaspárov, es el 'número uno' más joven del ajedrez: 19 años
Imita a Bobby Fischer, tiene el olfato de Anatoli Kárpov y se entrena con Gari Kaspárov y potentes ordenadores. El modesto, tímido y superdotado noruego Magnus Carlsen, de 19 años, será el número uno mundial en la lista oficial del 1 de enero tras ganar el torneo de Londres. Kaspárov logró ese honor a los 20; Fischer, a los 21, y Kárpov, a los 24. El Mozart del Ajedrez parece un híbrido de los tres y es la esperanza occidental.
"Siempre admiré a Fischer por su capacidad para que nos parezca fácil lo que, en realidad, es muy difícil. Intento imitarle en eso", dijo Carlsen un día después de la muerte del genial estadounidense, campeón del mundo en 1972. "Intento mantenerme fiel al espíritu de Fischer. No ya en mi estilo de juego, que es menos espectacular, pero sí en su actitud combativa, procurando crear algo interesante en cada partida. En este torneo de Londres me he arriesgado bastante más de lo prudente y eso hace que el triunfo sepa mejor", añadió tras sufrir durante 12 horas ante los británicos Michael Adams y Nigel Short en las dos últimas rondas para arrancar los empates que completaron su marca histórica.
Kaspárov, número uno desde 1984 hasta que se retiró, en 2005, decidió hace un año que iba a transmitir su enciclopédica sabiduría a Carlsen: "Lo considero casi una obligación moral. Magnus es el principal recurso que tiene el ajedrez para ganar popularidad en Europa occidental y América. Tiene un olfato prodigioso, como el de Kárpov, para comprender la esencia de una posición y deducir rápidamente cuál es el mejor plan estratégico y la mejor jugada. Con frecuencia, cuando analizamos juntos, su idea me parece incorrecta, pero no digo nada. Un rato después veo que él tenía razón". Ambos se concentrarán ahora en un hotel de lujo norteafricano antes del torneo Corus, de Wijk aan Zee (Holanda), el primer compromiso del escandinavo como número uno. Kaspárov le ha aconsejado que no juegue el de Linares de 2010 porque luego debe disputar el de Niza y serían demasiadas partidas en poco tiempo. "No tengo nada contra el de Linares, el Wimbledon del ajedrez, pero me llamaron muy tarde. Recibiré con gusto una invitación para 2011. Gari me insiste mucho en que dosifique mi energía y vigile la alimentación y las horas de sueño", subraya.
¿Qué le aporta Kaspárov? "Hay dos aspectos en los que él siempre fue muy bueno y yo no: la preparación de las aperturas [los 10 o 15 primeros movimientos de una partida] y la tendencia al ataque, al dinamismo, al riesgo. También insiste en la preparación física: he llegado a un acuerdo con un Centro de Alto Rendimiento de Oslo, en el que tengo un nutricionista, un médico y un entrenador. Además, Gari me aporta mucho en la preparación psicológica, que será esencial cuando afronte el Torneo de Candidatos para ser campeón del mundo en 2011".
Contrariamente a otros niños prodigio del ajedrez, Carlsen nunca dejó de ir al colegio. Su timidez natural ya no es tan llamativa: "A veces, me resulta pesado atender a periodistas, patrocinadores y admiradores. Me voy acostumbrando: en Londres he disfrutado mucho explicando mi partida a los espectadores cada día". A pesar de que no se pierde un partido del Madrid, es sensato hasta cuando habla de fútbol: "Reconozco que, de momento, el Barça juega mejor y más bonito. Pero llegará la primavera, cuando se disputan los partidos decisivos, y entonces el Madrid dará su verdadera talla".
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