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Reportaje:El sexto 'grande' del 'número uno'

Más golpes para el campeón

Nadal se fija en la técnica de Djokovic, Murray y Federer para añadir nuevos recursos a su juego y hacerlo más simple

Es la educación en el dolor. El gigante de seis metros. La comba endemoniada. Todos esos nombres ha recibido la derecha de Rafa Nadal, que un día de invierno, en París, ve cómo Toni Nadal, su tío y entrenador, señala un cartel promocional de Roger Federer durante un entrenamiento. "Devuelve el golpe si puedes", pone. En los labios de Toni, según quienes ven la escena, se forman entonces tres palabras: "Así, Rafa; así", viene a decirle ante el golpe limpio y plano del suizo, tan distinto de su ataque curvado.

Al poco tiempo, los dos jugadores echan la persiana a 2008. Trabajan en la pretemporada siguiente y se dirigen a Australia, donde el número uno mundial conquistó ayer, precisamente ante el suizo, el primer título grande sobre pista dura del tenis masculino español gracias a los matices añadidos a su golpe de derecha.

"En pista rápida, hay que tener otras jugadas", reconoce Toni Nadal
Lo que hay es una evolución. Juega más dentro de la pista y resta más agresivo
La bola del español tiene 500 veces más fuerza, más veneno, que la del suizo
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Nadal hace llorar a Federer

"Rafa, por sus efectos y por su juego de muñeca, es un jugador de tierra, pero ha conseguido jugar bien en pista rápida", dice su entrenador. "En rápida, no queda otra que hacer otros golpes. ¿Y quién los hace mejor? Pues Novak Djokovic, que los hace más simples, como Andy Murray y Roger Federer. Si uno quiere mejorar en tierra, a lo mejor se dice: 'Este golpe hay que pegarlo más para arriba, como hace Rafa'. Pues nosotros igual: tomamos de muestra a los que lo hacen más simple en rápida".

Hay quien ha querido ver un cambio radical en el juego del número uno, gente que asegura que su derecha ha abandonado su efecto endemoniado, su top spin de marca, para hacerse plana. "¿Ah, sí? No sabía que ahora pegaba más plano", ironiza Nadal, que se ríe de que alguien piense que pueda haber alterado su mejor arma.

No es ése el cambio. Lo que hay es una evolución. Nadal, más dentro de la pista. Nadal, corriendo menos. Nadal, con un nivel medio apabullante y restando con una agresividad desconocida: "Me gustaría jugar más dentro de la pista, pero eso a veces desvirtúa mi esquema de juego y sólo lo puedo hacer con cuidado y cuando me siento muy bien".

"No pega casi ninguna derecha plana", añade Toni. "Rafa le pega liftado, que es su juego. ¿Que lifta menos que antes? Claro. Le está pegando más agresivo. Antes jugaba más atrás y, claro, jugaba más alto. De ahí a jugar plano... ¡Él no sabe!", continúa.

"La clave es que Rafa ha mejorado", analiza su entrenador, el hombre que ha guiado todos sus pasos; "su nivel bajo, su nivel malo, es más alto que antes. Gana más fácil. Antes, cuando jugaba mal, como en Australia hace dos años con Kolschreiber, corría todo el rato. En cambio, ahora ha jugado con Tommy Haas, que es un tipo de jugador parecido, y ha ganado más fácil. Su nivel medio ya vale con mucha gente, aunque para ganar a los buenos tendrá que jugar muy bien".

El sábado 17 de enero, Nadal, ese chico que al día siguiente devora una langosta, una sopa, arroz frito y varios platos más en el Koko, un restaurante japonés de Melbourne, se entrena con Murray. Los periodistas sólo pueden observarle durante 15 minutos. Suficiente. Toni gesticula. Corrige. Manda. Trabaja la derecha de su sobrino.

"Una educación en el dolor", que dijo Brad Gilbert, ex número cuatro y técnico de prestigio. "Una bola que bota a seis metros", según sufriente definición de Nicolás Almagro. El castigo con el que Nadal recibe a sus contrarios.

Que hable la ciencia. Tras un golpe de Nadal, la pelota gira una media de 3.200 veces al minuto. La de Federer, 2.700. La bola del español tiene 500 veces más fuerza, más veneno, más efecto endemoniado que la del suizo y ahora, a veces, gira menos y se hace plana, buscando profundidad y radical definición de los puntos. "No creo que eso vaya a afectar negativamente a su juego", dice Roger Rasheed, entrenador de Monfils, el último en derrotar al número uno; "está añadiendo más armas a su juego. Le da más variedad. Eso es mucho para él, que es un jugador extremadamente talentoso".

La receta está al servicio de una idea y forma parte de un proyecto coronado ayer con éxito: fabricar al primer tenista español capaz de ganar un grande sobre pista dura en la categoría masculina.

Compara a Rafa Nadal con sus contrincantes en lalistaWIP

SCIAMMARELLA

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