Al asalto sin gluten
Djokovic, invicto en 2011, busca el número uno de Nadal tras cambiar su régimen alimenticio por sus alergias - El serbio no jugará en Montecarlo para llegar descansado a Roland Garros
Igual que si fuera un santo, el público se arrodilla en los entrenamientos de Rafael Nadal, tanta es la gente que se agolpa para ver la práctica, tanta la avidez de los seguidores por encontrar un resquicio por el que observar al ídolo. Así pasan las cosas en el torneo de Montecarlo. Así afronta el español el inicio de su homérica primavera, en la que defiende todos los grandes títulos de tierra. Y así, sobre el albero, se discute el número uno, que protege el español y persigue Novak Djokovic. El serbio, con 24 victorias seguidas, firma el tercer mejor inicio de curso de siempre. Ha ganado dos veces a Nadal y tres al suizo Roger Federer. Siente la gloria a un paso: su ausencia en Montecarlo, por dolores en una rodilla, es todo un mensaje. Fijo en la cita de Belgrado, que es de su propiedad, era el tenista con menos descanso en la gira de tierra. Ya, no. Roland Garros es el objetivo.
"Todo es confianza. Solo un par de puntos deciden el resultado contra los mejores"
"Técnicamente, Djokovic tenía un hueco en la derecha, que es lo que más ha mejorado", explica José Perlas, uno de los técnicos más prestigiosos del circuito. "Ahora se anticipa y golpea con mucha más variedad de tiros, acorta los espacios y así no deja respirar al contrario", continúa el entrenador, observador privilegiado de la evolución del serbio, ya que guió a su compatriota Janko Tipsarevic y ahora trabaja con Nicolás Almagro, que se enfrentó al número dos en los octavos del Abierto de Australia. "También ha ordenado el saque. Después, ha mejorado mucho físicamente, ha dado un salto y ha crecido, no de volumen, sino trabajando a nivel de las fibras, dándoles el tono muscular necesario para que la fatiga llegue más tarde y pueda mantener el nivel durante más tiempo", prosigue. "Finalmente, están las situaciones de tensión que se producen en los partidos. Antes, en vez de afrontarlas, quizá les daba un rodeo con alguna broma. Ahora elige el camino más directo. Por ese camino sufres más, lo pasas mal, pero es el más directo hacia el éxito. Lo otro es esperar ayudas divinas o del contrario. Djokovic ha dejado de especular. Juega con la confianza que te da progresar. Lleva tiempo madurando... Tiene fe para ir directo".
La caseta ha visto al serbio con "dos o tres kilos menos", dato que fuentes de su equipo fijan en 2,5 ("tiene complejo de delgado", indican). Le ha escuchado hablar de sus sufrimientos físicos mientras acometía endemoniadas escaladas en bicicleta por las rampas de empinadísimas montañas. Y de ese trabajo, iniciado en 2008 con Gebhard Phil-Gritsch, el expreparador físico del austriaco Thomas Muster, ha nacido un tenista nuevo. Djokovic se ha retirado en nueve partidos a lo largo de su carrera. Djokovic ha sufrido siempre alergias en primavera. Djokovic, pez fuera del agua, boqueante frente al calor o la humedad, parece hoy, sin embargo, un titán. En la final de Miami, Nadal olfateó la victoria cuando se situó a dos puntos del título (5-6 y 15-30 en la tercera manga). Se habían sobrepasado las tres horas de partido. El español descubrió dos cosas: que él estaba deshidratado y que Djokovic, imperial y fuerte, le cerraba el camino de un portazo. No solo influye el trabajo físico, esos estiramientos con gomas que proporcionan una elasticidad inusitada al serbio. Están también los cambios de nutrición, que le han permitido detectar alimentos a los que era alérgico.
"No hay secretos", explican fuentes de su equipo; "ha cambiado, por ejemplo, el régimen alimenticio. Lo principal es que come cosas sin gluten, como los celiacos". ¿Algo más? Las cuatro muertes blancas.
"Lamento decepcionarle, pero no doy entrevistas sobre mis clientes. Es un asunto personal y de ética profesional". Quien así habla es Igor Cetojevic, un doctor y acupunturista en la antigua Yugoslavia que empezó a acompañar al número dos en julio de 2010 y que vio en directo cómo Serbia conquistaba la Copa Davis, el punto de inflexión en la carrera de Djokovic. Cetojevic, especialista en medicina china, ejerció en Pekín, acaricia los oídos de su cliente con consejos orientales, le habla de cómo influyen en el cuerpo las energías generadas por la tierra y le explica, entre otras cosas, que un exceso de azúcar, sal, grasa o harina, las cuatro muertes blancas chinas, pueden afectar su rendimiento.
"La nutrición es muy importante e influye en cómo me siento sobre la pista", admitió el número dos. "Importa lo que comes antes del partido, lo que bebes antes, durante y después del partido... Hay muchísimos detalles, pero son privados", añadió. ¿Cómo explica su transformación? "Es muy difícil diferenciar entre la vida privada y la profesional. Antes, en mi vida privada, pasaron cosas que afectaron a mi juego. Fue duro. La conclusión es que el tenis es un deporte mental. Todo el mundo está en forma. Todo el mundo trabaja duro cada día... Pero, si no eres estable emocionalmente, no puedes sacar lo mejor de ti mismo en la pista. Todo es confianza. Solo un par de puntos deciden el ganador cuando juegas contra los mejores, contra Nadal, contra Federer, contra Murray... Si eres capaz de tener calma en esos momentos, de tener confianza, de apostar por tus tiros..., entonces, tienes éxito".
En 2011, Djokovic ha ganado el Abierto de Australia y los torneos de Dubai, Indian Wells y Miami. El papel de su pareja en el núcleo familiar ha quedado claramente establecido. Sus padres, que siempre fueron una presencia constante y llamativa en los torneos ("¡silencio!", les llegó a gritar Federer), han pasado a un segundo plano, más centrados en llevar el día a día de los negocios familiares. Su tío Goran, que también es hombre de sangre caliente, es quien le acompaña ahora. El técnico Marian Vajda ha reordenado su juego tras compartir con Todd Martin, ya despedido, una época de dobles mensajes, cambios fracasados en el saque y problemas en un hombro. "Ha tomado el control de su carrera. Toma sus propias decisiones", resumen desde su equipo. Llega la tierra y Djokovic es la alternativa. O Nadal o la fiera.
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