_
_
_
_
Reportaje:Eurocopa 2004 | Nuevo fracaso de la selección española

Ronaldo le hace un roto a Bravo

El joven extremo portugués, que puede convertirse en un digno sucesor de Figo, desbordó una y otra vez por el flanco izquierdo de la defensa española

Diego Torres

La estrategia de O Sargentao tuvo una lógica incuestionable. Luiz Felipe Scolari, el seleccionador de Portugal, no precisó ser Aristóteles para diseñar un plan. Estudió la formación española y detectó lo que es vox populi en toda la Península. Primera premisa: España no tiene laterales. Luego rebuscó entre sus especialistas y encontró dos hombres perfectos para la misión. Segunda premisa: Figo y su sucesor Cristiano Ronaldo, son dos extremos de época. Conclusión de Scolari: puso a Cristiano contra Bravo y a Figo contra Puyol a librar duelos en los carriles. Y puso a Deco y a Maniche a apoyarlos. Y España sufrió como hacía tiempo que no sufría.

Los jugadores portugueses debieron encenderse cuando parte del público español pitó su himno nacional. Blandiendo banderas y gritando a todo pulmón, aquella multitud de amarillo y rojo se presentó en las calles de Lisboa como en el estadio Alvalade: con cierto espíritu invasor, reivindicativo frente a una población bastante menos alborotadora que progresivamente fue calentando el ambiente con un clamor, que era como un zumbido: "¡Puuuur-tuuu-gggaaaaaaaalllll!".

A Cristiano le gustan los desafíos, así que vio al poderoso defensa español y se entusiasmó
Más información
El fracaso de la timidez

El arranque del partido fue una batalla por la intimidación de la que dependería buena parte del duelo total. España perdió ese combate en los flancos. Sobre todo, en el flanco de Raúl Bravo. El defensa del Madrid fue desbordado unas seis veces. Ronaldo no tuvo piedad. Y roto el cerco, los portugueses se colaron en el recinto español en tropel. Cundió el pánico y hubo toque de retirada. Cuando España volvió al partido lo hizo lentamente, con mucho cuidado, medio acobardada.

Bravo, ya se sabe, va sobrado de potencia y de velocidad. Ronaldo no es un jumento; se propulsa con las piernas arqueadas, la musculatura isquiotibial hipertrofiada y el tronco largo. Parece de goma y va con la pelota atada al pie. Y le gustan los desafíos, así que vio al poderoso Bravo y se entusiasmó. El defensa español lo esperaba con toda su musculatura. Número uno en las pruebas físicas del Madrid por encima de talentos del fondo y la velocidad como Beckham y Roberto Carlos, Bravo no sólo no se arredró. Se creció. De hecho, Bravo se siente un gran jugador. El duelo, de entrada, estaba servido en la banda derecha portuguesa, la izquierda española.

La pasión que pusieron ambos en la refriega fue emotiva y dio una de las jugadas más curiosas del partido. Deco lanzó a Ronaldo en velocidad y el portugués se fue detrás del balón como un tiro. Le siguió Bravo, que a rápido no le gana nadie, y en 20 metros le sacó cinco. Le ganó. Pero llegó tan rápido a la pelota que pasó de largo y se salió del campo. El balón quedó libre y Ronaldo se lo llevó, propiciando una de las muchas ocasiones de Portugal: centró para Miguel y Casillas paró el tiro.

El costado de Bravo no tardó en convertirse en una puerta abierta a todo tipo de incursiones. Por allí entró Ronaldo, con amagues y caños, luego entró Deco, y luego Figo, que se cambió de banda para probar la miel del éxito. El extremo madridista actuó por los dos costados y, si así lo decide después de esta Eurocopa, podrá marcharse con la convicción de que deja sucesión. El Ronaldo portugués es un digno heredero.

Como Figo, Ronaldo es un producto de la cantera del Sporting. Debutó en Primera con 17 años. El año pasado, aconsejado por Queiroz, ex técnico del Madrid, el Manchester se llevó al jugador después de comprobar su valía en el partido que sirvió al Sporting para inaugurar el nuevo estadio José Alvalade. Por lo que demostró ayer, Ronaldo es un jugador algo intermitente pero completo y valiente. Posee un recorrido espectacular que lo mismo le sitúa robando balones en campo portugués que pisando el área contraria.

Cristiano Ronaldo cae al césped tras una entrada de Raúl Bravo.
Cristiano Ronaldo cae al césped tras una entrada de Raúl Bravo.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_