Quique Sánchez Flores: "No vengo a inmolarme"
Quique Sánchez Flores (Madrid, 44 años) surge de la nada austero y seguro de sí mismo como un cazador solitario de la tundra siberiana, con el anorak embozado hasta el cuello, el rostro acerado y la barba rala. "La ansiedad no debe ser una excusa en una profesión que maneja unos altos índices de tensión y presión", advierte antes de echarle hoy un pulso, otro más, al Oporto, el enemigo reciente del Atlético.
Pregunta. Su estado de salud al poco de llegar al Atlético resume cómo se encontraba el equipo: en apenas dos semanas perdió la voz, pilló la gripe A, adelgazó un par de kilos...
Respuesta. Metabolicé espectacularmente bien el club y fui capaz de ser el representante perfecto en esos momentos [risas]. Ahora, en serio. Cuando llegué, había un decaimiento moral que impedía afrontar los partidos con dignidad. Aprecié una pérdida de argumentos, una pérdida de recursos, de valor de los jugadores, lo que nos obligó a una recuperación general. No en un solo departamento. Eso, cuando estás expuesto a la máxima competición europea y a la mejor Liga, supone un riesgo terrible.
"Lo peor para un club es que se abandone. En la vida, si lo haces, te mueres"
"Conviene desterrar la idea de que este equipo sólo funciona con el agua al cuello"
"Reyes no se puede permitir otra cosa que no sea demostrar su calidad"
"No quiero que Jurado, Agüero o Forlán hagan esfuerzos terribles en la defensa"
P. La impresión era que el equipo había dejado de pelear, que no tenía ganas de vivir.
R. Aplicando la metáfora del enfermo, puede pasar. Ahora falla el riñón, luego es el hígado... Cuando un equipo tiene síntomas malos, que lo entorpecen, puede dejar de luchar... Aunque sea inconscientemente, pierde el objetivo por el que luchar y eso es tremendo. Es lo peor que le puede pasar porque entonces se abandona. Cuando uno se abandona en la vida, se muere. Pues esto es lo mismo. Son situaciones muy delicadas, pero ha reaccionado enseguida. Ha sido relativamente menos difícil, no diría fácil ni sencillo, pero lo bueno es que había predisposición.
P. ¿De verdad que el Atlético tiene arreglo?
R. El correr aleja y yo soy de los que se acercan a los retos. Soy una persona que sólo asume retos muy complicados. En principio, cuando los acepto es porque no los veo tan difíciles. Soy un apasionado, pero no estoy loco. Hay una diferencia importante. Cuando voy al Getafe, en mi primer salto, voy pensando que nos vamos a mantener. Cuando voy al Valencia recupero al equipo, que estaba en la UVI, y lo metemos en la Champions. Y cuando voy al Benfica o llego aquí creo que vamos a recuperar al equipo y ganar algún título. Estoy convencido de que el Atlético saldrá. No vengo a inmolarme.
P. El Valencia y el Atlético se asemejan en su habilidad para vivir en crisis permanente. Si no en el campo, en los despachos.
R. El Atlético me genera una gran estabilidad. Primero, porque veo una afición comprometida, en cierto modo suramericana, pasional, que cuando aprieta, que lo hace normalmente, aprieta mucho. Segundo, hay un mensaje claro de hacia dónde se quiere llevar el club. Hay unos proyectos muy bonitos: el nuevo estadio, la ciudad deportiva... Desde los cargos más altos hasta las tripas del club, la gente es excepcional. Veo mucho sentido común.
P. No debería ser noticia, pero han encadenado dos victorias y sin encajar goles. ¿Era tan simple la solución como disponer el centro del campo en rombo?
R. El sistema lo hacen bueno los jugadores, aunque pienso que esta fórmula ayuda al equipo porque a los dos delanteros les rearmas con una línea de tres, con mucha combinación, con mucha llegada. Los equipos no tienen por qué desequilibrarse si los de atrás saben qué lugar tienen que ocupar cuando no disponen del balón. Es un poco o, mejor dicho, un mucho lo que le pasa al Barcelona. Entiendo que el Atlético lo puede hacer perfectamente con este dibujo. Tenemos que contar con la capacidad de enriquecernos y de utilizarlo en función del partido que imaginemos.
P. ¿Y qué se imaginaba cuándo su defensa era la más goleada y con futbolistas en la picota como, por ejemplo, Perea?
R. Creo en la recuperación de los jugadores y creo mucho en que, cuando se trabaja en unas determinadas condiciones y parámetros, a base de repetición, acaban mejorando.
P. ¿Como el perro de Pavlov?
R. Lo que hace ahora Perea y que no hacía lo pueden hacer Pablo, Antonio López, Ujfalusi... Todos. El concepto es que, del uno al once, el once tiene que saber lo que hace el uno y viceversa. Los equipos no son ofensivos o defensivos en función de los jugadores, sino del equilibrio entre libertades y obligaciones.
P. ¿Sigue reacio a pedir incorporaciones pese a que su antecesor, Abel Resino, y la propia casa reconocían que la plantilla era corta?
R. Mantengo el mensaje. Son buenos jugadores, fuertes, con experiencia, con unas condiciones técnicas y físicas impresionantes, y tengo que sacarles el máximo rendimiento. Luego, está la política del club, que va al margen de las temporadas. Juegas en ésta, pero piensas en la siguiente.
P. Eso lo hace el Oporto, por lo general tan sobrado en su Liga que le permite centrarse en Europa.
R. El Oporto viene desarrollando un plan quinquenal, de 2006 a 2011, que no se vulnera ni altera por nada. Hay unos proyectos que tienen que ver con los objetivos. Otros, con los jugadores, con el técnico, con la economía... Son conjuntos, pero a la vez compartimentos estancos. No pueden influir los unos en los otros. Es un club que va al margen y me parece perfecto. Los equipos que funcionan así tienen ventaja respecto al resto.
P. ¿Aunque esta temporada no estén tan finos?
R. Han perdido dos jugadores muy importantes: Lucho González y Lisandro. No obstante, es un equipo que juega de memoria, con oficio y que lleva varios años jugando a lo mismo. Siempre sabe lo que debe hacer.
P. ¿Y qué es lo que ha hecho para recuperar a Reyes?
R. Nos conoce de la etapa en el Benfica, sabe cuál es nuestro nivel de exigencia y no se puede permitir otra cosa que no sea demostrar su calidad. Me encantaría que demostrase que es uno de los mejores jugadores de Europa. Ahora bien, no estoy de acuerdo en que criticara al anterior entrenador. Debe rectificar porque ése no es el camino.
P. Piano, piano, Forlán parece más tranquilo.
R. En los momentos difíciles aumentan las polémicas y se construyen debates que no son tan sólidos como parecen. Forlán nunca ha estado abatido ni obsesionado con igualar o superar la cifra de 32 goles que le valió la Bota de Oro. Nunca ha dejado de hacerlos. De hecho, lleva una cifra importante [seis] siendo como es un jugador de segundas vueltas. Pero de alguna forma los debates hipersensibilizan al futbolista.
P. Agüero también ha dado un salto de calidad tras un inicio pobre. Está más participativo.
R. No voy a descubrir a Agüero ni a inventar nada nuevo. Lo que no quiero es que ni él, Forlán, Sinama o Jurado hagan esfuerzos terribles en la defensa. Les pido una buena lectura sin el balón. Eso y que, si queremos ser un buen equipo de verdad, debemos ser regulares. Conviene desterrar el pensamiento de que este club sólo responde con el agua al cuello. No. El mérito es ir a por el partido con naturalidad, como ante el Xerez. No hace falta estar ni muy angustiado ni muy eufórico. Simplemente, basta con tomarse la profesión en serio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.