"Quiero abrir mi carrera a Europa"
Quique Flores (Madrid, 1965) regresa a Valencia para ver a su familia y, de paso, jugar el partidillo de los lunes con los amigos. Una pausa en el reto de devolver su ilustre pasado al Benfica, que anoche, antes de medirse al Trofense, era el líder de la Liga portuguesa.
Pregunta. Vio un vídeo de su padre, Isidro, en la final de la Copa de Europa que el Madrid perdió (1-3, en Viena) ante el Inter en 1964 y...
Respuesta. Fue increíble. Me vi en él: la forma de avanzar con la pelota, el regate hacia adentro... Vive en Sevilla, está jubilado y es feliz. Tiene una visión lejana del fútbol.
P. ¿Y su relación con Alfredo di Stéfano?
R. Lo he tenido como padrino, padre, entrenador y consejero. Lo comparo con otro jugador mítico, Eusebio, que cena con nosotros al viajar por Europa. Tiene las mismas salidas. El otro día le pregunté: "Para usted, ¿quién ha sido el mejor: Di Stéfano o Pelé?". "Di Stéfano", respondió. Y me emocionó.
"Los portugueses son condicionales: 'Me gustaría, me encantaría..."
"El Benfica es una maquinaria pesada que hay que mover, el Madrid de allí"
"Como espectador, me gusta la Liga española. Como entrenador, sufro"
P. ¿Cómo está Eusebio?
R. Con una gran memoria: se acuerda de la mayoría de los 1.233 goles que marcó.
P. ¿Se hizo del Valencia porque lo dirigía Di Stéfano?
R. En los setenta, Di Stéfano se portó muy bien cuando mi madre trabajaba sola para los niños en un momento de dificultad. Él y su esposa, Sara, que falleció. Nos traía a mí y a mi hermano bufandas y balones del Valencia firmados y no queríamos que se nos borraran las rúbricas.
P. ¿Se considera un técnico europeísta?
R. Sí, aspiro a abrir mi carrera hacia Europa. Me veo expandiéndome como entrenador y persona. Y quiero estar preparado aprendiendo inglés, alemán o portugués.
P. ¿Ha sido Rafa Benítez el pionero de este auge del entrenador español?
R. Marca el camino. Hasta que estableció unos registros con el Valencia, no se habló de metodología. Y a partir de ahí surgió un grupo de técnicos a los que nos interesa mucho lo que sucede dentro del partido: las secuencias. Es un proceso inacabable.
P. Unai Emery cree que el rendimiento depende de la mente en un 75%.
R. Las emociones son muy influyentes. La forma de reaccionar en un partido cambia según el estado de ánimo. Cuando un entrenador empieza, le interesa mucho la táctica. Después te interesa más estar con el jugador, qué quieres transmitir a la grada, qué quieres que no decaiga...
P. ¿Qué ve en Europa?
R. Italia importa entrenadores: necesita ideas. Ya no es una referencia táctica. Inglaterra tiene una cultura de club tremenda y de marketing. Me gustan el Arsenal y el Manchester. El Liverpool y el Chelsea son serios. Pero las clases medias han crecido en toda Europa. El Milan está con la flecha hacia abajo.
P. ¿Y la Liga portuguesa?
R. Es digna y crece. Desde fuera, parece que sólo existan el Benfica, el Sporting y el Oporto, pero no es así. El Leixões ha sido líder, algo impensable hace unos años.
P. ¿Se valoran poco los portugueses?
R. No creo que sea ése el problema. Es que sólo son diez millones de personas.
P. ¿Hay un prototipo de jugador portugués?
R. Enriquecido por la técnica, no de genética. Son más artistas que de herramienta. Llevarles el hábito del trabajo físico tiene un coste.
P. ¿Y la melancolía?
R. Me impresionó un discurso del embajador español cuando dijo que los españoles somos muy temperamentales y deberíamos aprender de los portugueses, que son muy condicionales: "Me gustaría, me encantaría, debería...". Es una cultura que nos puede enseñar muchas cosas.
P. El Benfica lleva años en decadencia.
R. Tiene una historia muy brillante y pesada. En 14 años ha ganado una Liga. Tiene grandeza de socios, de club, de instalaciones..., y quiere tenerla de equipo. Pero es una maquinaria pesada que hay que mover. Es el club con más socios del mundo, 160.000. El primer día que llegué me dijeron: "Cada día que ganes harás felices a seis millones". Es el Madrid de allí.
P. ¿Recuperará a Reyes?
R. Sí, pero su tendencia es a ser irregular. Ha tenido a Capello, Wenger, Aguirre..., y con todos ha tenido dificultades.
P. ¿Qué ve en la Liga española?
R. Muchos goles. Como espectador, me gusta. Como entrenador, es un sufrimiento. El Barça se ha reencontrado con la presión de la delantera en campo contrario tras perder la pelota, lo que le permite no volver al suyo, más una buena organización defensiva, con mucha concentración.
P. ¿Por qué no vio las posibilidades de Mata?
R. Le di un partido de ocho, pero ganamos mucho y en su lugar teníamos a Vicente, Silva, Gavilán y Morientes.
P. ¿Cómo vive en Lisboa?
R. Es una ciudad muy abierta al mar, con muchas expectativas. Tiene la parte vieja, la alta, el castillo al fondo... Es para disfrutarla.
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