Massa reactiva su candidatura

La grada enmudeció de golpe cuando por las pantallas apareció la imagen de un Fernando Alonso desesperado, luchando por alcanzar los boxes. Habían transcurrido solamente cinco curvas cuando el Williams de Kazuki Nakajima embistió al Renault del español por detrás y le despojó de su alerón trasero causándole desperfectos insalvables también en la suspensión. El golpe había sido fuerte. Y, casi sin darse cuenta, el doble campeón mundial se veía excluido de una de las carreras de la temporada en la que más ilusiones había puesto. La noticia corrió como un reguero entre las tribunas y surgió un clamor de desengaño. El ídolo local había desaparecido.

Pero Valencia no podía renunciar a su carrera. Y no lo hizo. La Comunidad Valenciana y la ciudad habían invertido 63,5 millones de euros para desarrollar la adaptación de su circuito urbano y, en el fondo, todo el mundo sabía que, a pesar de ser uno de los principales reclamos, Alonso no era más que un actor secundario. El verdadero protagonismo de la carrera recaía de nuevo sobre los hombros de Felipe Massa y Lewis Hamilton, que habían colocado sus Ferrari y McLaren, respectivamente, en la primera y la segunda posición de la parrilla. Y ellos no defraudaron. El brasileño pasó de la más dura decepción que había sufrido en la última carrera, la de Hungría —donde rompió el motor a falta de tres vueltas cuando era líder destacado—, a la euforia desatada al inscribir su nombre en la primera línea del palmarés de la carrera valenciana.

La suya fue una victoria labrada desde el primer minuto y que partió de un trabajo bien realizado desde el taller y de una acertada estrategia, que le mantuvo prácticamente toda la carrera en la primera posición. Su duelo con Hamilton apenas existió. Esta vez, los elementos externos no se desataron contra la voluntad del brasileño y de su equipo.

En Valencia no se puede adelantar y Ferrari pudo regresar a lo más alto del podio por primera vez desde el pasado mes de junio en el Gran Premio de Francia, donde Massa había conseguido su última victoria. La de ayer fue la cuarta de la temporada y la novena de su vida. Y eso permite al brasileño superar en la clasificación del Mundial a su compañero de equipo, Kimi Raikkonen, y colocarse a seis puntos del líder, el británico Hamilton, que ayer concluyó en la segunda plaza. El podio lo completó el polaco Robert Kubica, que reivindicó de nuevo el poderío de BMW.

Sin embargo, la satisfacción no fue completa para Ferrari. La desgracia se cebó esta vez de nuevo en Raikkonen, que cometió un error de peso en su salida del taller en el segundo repostaje, cuando la precipitación para evitar que le superara Sutil en el pit-lane le llevó a salir con el semáforo de su equipo aún en rojo y arrolló a un mecánico que no había logrado sacar todavía la manguera de la gasolina causándole lesiones. El finlandés tuvo que parar y resolver el problema. Perdió muchos segundos. Y sólo dos vueltas más tarde su motor se fundió como una barra de mantequilla bajo el sol. Allí dejó enterradas no sólo sus opciones de concluir entre los cinco primeros, sino también prácticamente sus posibilidades de renovar el título: ahora está a 13 puntos de la cabeza a falta de seis carreras.

La pugna por la corona de la F-1 parece cada vez más focalizada entre Massa y Hamilton. Tanto Raikkonen, tercero, como Kubica, a sólo dos puntos del finlandés, y también Heikki Kovalainen se han convertido en actores secundarios. Pueden perturbar de alguna forma la marcha de los dos contendientes. Pero no parece que vayan a tener una influencia decisiva. Y es muy probable que tanto Ferrari como McLaren hayan decidido ya dar su apoyo a los pilotos mejor situados. El elemento fundamental que marcará el futuro será la fiabilidad. Será básico concluir las carreras. Y, en este sentido, McLaren parece tener la batalla ganada porque Ferrari no está encontrando respuestas a sus problemas de motor.

Por lo demás, todo parece haber vuelto a sus cauces. BMW recupera el tercer puesto entre los equipos, Toro Rosso saca rendimiento de su motor Ferrari, Toyota mantiene sus expectativas de ser el cuarto de los constructores y... Renault seguirá sufriendo. Hay demasiados problemas estructurales internos para que los centros de Enstone y de Viry Chatillon funcionen como una unidad. Y, mientras tanto, Alonso seguirá padeciendo y permaneciendo alejado del podio. Le ocurrió ayer en Valencia, un circuito que ha entrado en el Mundial por la puerta grande. Y volverá a pasarle en las próximas carreras..., aunque tal vez no le resulte tan crudo.