"Intento mantener la humildad"
Rafael Nadal (Manacor, Mallorca; 1986) se proclamó campeón de Wimbledon el domingo ante Roger Federer (6-4, 6-4, 6-7, 6-7 y 9-7) y no ha tenido un momento de respiro desde entonces. Primero, mucho antes de viajar ayer a Stuttgart para anunciar que no disputará el torneo alemán porque su doctor le ha recomendado "un par de días de descanso", el número dos del mundo dio una rueda de prensa multitudinaria en la que definió el partido como "increíble y durísimo". Luego se dedicó a la interminable tarea de firmar pósters y pelotas de tenis. Y, finalmente, se marchó a toda prisa para subirse a un coche oficial del torneo y dirigirse al exclusivísimo baile de etiqueta que ofrecieron los socios del All England Lawn Tennis and Croquet Club en honor de sus campeones.
"Ganar un título en Wimbledon, fuera de la tierra batida, me da una confianza extra"
"He conseguido algo con lo que realmente llevo mucho tiempo soñando"
"Estoy frente al mejor jugador de la historia. No me sorprende ser el dos del mundo "
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El español llegó al hotel donde se celebraba la fiesta a la 1.15 de la noche. Le acompañaba toda su familia. Comió, por este orden, tarta de crema con helado de limón y pato. Escuchó cómo Venus Williams, vencedora del cuadro femenino, lamentaba en su discurso que los dos vencedores ya no estuvieran obligados a bailar. Firmó autógrafos a los camareros. Recibió la corbata y el imperdible que le distinguen como miembro del club. Sorteó a los paparazzi que le esperaban a la salida. Y antes de todo eso, el campeón de Wimbledon atendió con la melena despeinada a EL PAÍS. Dicen que Nadal es el epítome de la competitividad. Debe de ser cierto: hacía media hora que había ganado Wimbledon y ya estaba pensando en entrenarse duro para mejorar en la gira de torneos americanos, que se cierra en septiembre en el Abierto de Estados Unidos y es hasta ahora la menos exitosa de su brillante carrera.
Pregunta. Antes de disputar la final contra el pentacampeón, que ya le había cerrado las puertas del título en dos ocasiones, dijo usted: "Si gano, mi carrera cambia". ¿Lo sigue pensando?
Respuesta. No creo que haya cambiado ni mi vida ni mi carrera, pero sí que ganar un título aquí, en Wimbledon, después de que un español no lo hubiese conseguido en los últimos 42 años, ganar fuera de la tierra batida, me da una confianza extra. He conseguido algo con lo que realmente llevo mucho tiempo soñando.
P. Nada más terminar el partido, se discutía sobre si era el mejor encuentro de la historia. ¿Qué emociones sintió cuando Federer superó su primer punto de partido con saque?
R. La emoción fue simplemente intentar ir jugando punto a punto. Después, cuando tengo punto de partido... tengo una derecha en el tie-break ganando 7-6 y con saque. Acabo de pegar un punto, un passing-shot increíble, en el punto anterior. Tengo una derecha ahí que la tiro para su revés y con la que lo lógico es ganar el punto. Ahí, simplemente, siento emoción y me digo, '¡Voy a ganar Wimbledon!'. Pero bueno, Federer se saca un passing paralelo increíble. Fue un bajón importante. También, al mismo tiempo, me pongo positivo y disfruto de estar viviendo un momento como ese.
P. Ya ha ganado usted Wimbledon y cuatro Roland Garros. Ningún tenista español, hombre o mujer, ganó nunca tantos títulos grandes. ¿Qué retos le quedan tras demostrar que no es sólo un tenista de tierra batida?
R. La ilusión es la misma de siempre. Intentaré, como siempre, mantener la tranquilidad y la humildad en todo momento. Y simplemente mantener que sigo siendo el número dos del mundo y que mi siguiente objetivo es ser el número uno.
P. Federer, que buscaba el récord de ganar seis Wimbledon consecutivos, dijo sentirse "destruido" por la pérdida del título. Fue un partido extraño: dos interrupciones por la lluvia, jugaron entre tinieblas, la final más larga de la historia (4 horas y 48 minutos) y se vieron puntos irrepetibles... ¿Se sintió solo en algún momento del encuentro?
R. Yo no lo he visto raro. Tengo a mucha gente apoyándome también desde fuera. Se lo tengo que agradecer a todos, especialmente a los Príncipes de Asturias. A partir de ahí, he hecho todo lo que he podido en todo momento. No me he sentido solo para nada.
P. Sus números, en cuanto a títulos y victorias, son mejores que los de cualquiera de los grandes jugadores de la historia a su edad. Usted, sin embargo, no ha conseguido ser el número uno. ¿Le sorprende ser el segundo cuando otros fueron los mejores con menos méritos?
R. Estoy delante del mejor jugador de la historia. No me sorprende para nada ser el dos del mundo. Ahora, si sigo jugando así, si sigo manteniendo este nivel, sé que voy a tener mis opciones de ser el número uno.
P. El calendario no deja ni un segundo para el respiro. ¿Qué se le viene ahora encima?
R. Los torneos masters de Toronto y Cincinnati, los Juegos Olímpicos de Pekín y el Abierto de Estados Unidos. Espero, si puede ser, salir de ahí, del Abierto de Estados Unidos, con suficientes puntos como para intentar ser el número uno.
P. Y en medio, la oportunidad de ganar una medalla en los Juegos Olímpicos. Es su debut en el cuadro individual en el evento. ¿Siente algo especial?
R. Sí. ¡Claro que los Juegos son especiales! Pero ahora mismo... El objetivo es intentar mantener el nivel, descansar unos días y después ponerme a entrenarme duro para hacer una buena gira americana, que es lo que en los últimos años se me ha resistido un poco.
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