Ecclestone descubre la crisis
Las dos primeras pruebas pierden público, y Montmeló y Valencia sufren para vender entradas
La crisis ha estallado de forma virulenta en la F-1 esta temporada. No ya sólo por las drásticas reducciones presupuestarias de los equipos, sino porque en los dos grandes premios que se llevan disputados la asistencia de público ha caído de forma espectacular.
Los presupuestos de las escuderías se han reducido en muchos casos en un 40%. Pero en Melbourne el día de la carrera acudieron 17.000 espectadores menos que en 2008, y en Sepang, la segunda carrera, el descenso fue más brutal: 172.382 aficionados pasaron por el circuito los tres días de gran premio en 2008 y sólo 97.368 lo hicieron este año.
El problema no queda sólo enmarcado en estas cifras ya de por sí alarmantes. Aunque se niegue a aceptar que la crisis ha llegado a la F-1, Bernie Ecclestone lo descubrió en sus propias carnes al comprobar que este año los abonos de invitados en su glamouroso paddock club están sufriendo caídas notables. En China concretamente, pasaron de 10.000 la temporada pasada a sólo 1.000 este año. Cada abono para el paddock club cuesta en China 3.990 dólares. En Barcelona y en Valencia el precio es de 2.990 euros. El más caro es el de Singapur: 5.150. Muchas empresas han comenzado a recortar sus presupuestos para atenciones e invitaciones a sus mejores clientes. Marlboro gastó el año pasado alrededor de ocho millones de euros en este concepto en la F-1. Y ha comenzado también a cerrar el grifo.
Otras muchas empresas, como Renault, Toyota, Telefónica, etc..., han reducido también la compra masiva de entradas. Algunas de estas marcas adquirían bloques de hasta 6.000 entradas, que ahora no se han vendido. Y eso ha provocado, en parte, que tanto el Gran Premio de España, que se disputará en Montmeló el próximo día 10 de mayo, como el de Europa, en Valencia el 23 de agosto, sufran para colocar sus entradas. "El año pasado, en un mes facturamos 6.000.000 de euros en ventas para Valencia, este año llevamos 500.000", señaló un mayorista. Barcelona lleva vendidas alrededor de 45.000 entradas y Valencia queda aún muy lejos de esta cifra. El año pasado más de 120.000 espectadores llenaron Montmeló.
Sin embargo, de forma oficial ningún gran premio se plantea rebajar el precio de las entradas que suele oscilar entre los 130 euros la pelousse y 700 las tribunas más caras. Y, desde luego, Ecclestone no baja ni un céntimo de los aranceles que percibe por los derechos de organización de una carrera de F-1, que van desde los 15 millones de euros a los 40.
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