Alonso, el príncipe intachable
El español reina con doblete por segunda vez en el principado y arrebata el liderazgo a Hamilton, que concluye segundo
El circuito con más glamour y controversia del Mundial vuelve a reverenciar por segundo año consecutivo al bicampeón del mundo. Fernando Alonso no duda en reprender los trazados urbanos, pero el enlatado monegasco tiene un aura especial que inhibe al asturiano de cualquier crítica a las decisiones de Ecclestone. Ensimismado en su papel de campeón, con un pilotaje impecable, preciso y matemático de principio a fin, el español ha conseguido su segunda victoria de la temporada y su segundo doblete ganando a lo grande y sin errores. Reivindicando el primer puesto de la tabla que Hamilton le robó en Barcelona. Veni, vidi, vici.
Montecarlo siempre es más que una carrera. El riesgo, los accidentes y la dificultad de sobrepasar a los rivales exigen una combinación de destreza, tecnología y bravura excepcionales, que ratifica quién está a la altura del automovilismo de élite. Fernando lo ha estado, mejorando sus marcas parcial a parcial; Hamilton y Massa también, el primero arriesgando al máximo con el cuchillo entre los dientes y el segundo resignado a la superioridad de McLaren desde el apagón del semáforo. El piloto de Ferrari no ha sido el mismo que pudo verse en Barcelona, y ha concluido tercero.
Sin el peligro aparente de Raikkonen, que además de no calificar ha sido doblado por Alonso, Hamilton y Massa, la sexta carrera ha comenzado como terminó la sesión calificatoria. Hamilton ha dejado pasar el récord de debutar con victoria en el asfalto del principado, pero no ha fallado en la salida. Ha cerrado el paso a Massa con autoridad, y con la parrilla casi resuelta se ha concentrado en el asalto al bicampeón con su monoplaza al límite (frenadas y derrapes incluidos), cometiendo errores de novato y tentando a la suerte en cada paso por la Rascasse.
Con la salida resuelta, el monólogo de Alonso sólo podía variar en la estrategia. Sin la amenaza de lluvia, la clave para modificar el escenario callejero de Mónaco residía entonces en los repostajes y la hipotética salida del safety car, pero vuelta a vuelta el rendimiento de los MP4 ha ido en ascenso hasta ser inalcanzable para la escudería roja. Ferrari ha rodado casi un segundo y medio más bajo, y si la amenaza de Massa era muy leve (ha concluido a 1m09s del español), la de BMW o Renault ha sido literalmente inexistente.
Trulli, el tapón
El liderazgo de Fernando Alonso sólo se ha visto empañado por el doblaje de pilotos. La imposibilidad de adelantar en Mónaco ha dejado dos contratiempos con un mismo protagonista: Jarno Trulli. El italiano, una vez al principio y otra al final, ha dejado su huella en forma de tapón pese a la insistencia de los jueces de pista, que le mostraban una y otra vez la bandera azul instándole a apartarse. Pese a los seis segundos en el primer adelantamiento al transalpino, y otros tantos en el segundo, Alonso no ha acusado la presión de su compañero y ha sabido mantenerse líder en todo momento.
Por la parte de atrás, el resto de pilotos se debatían en una gesta a distinto nivel. Doblados todos por los tres primeros, Renault y BMW han mantenido la fiereza sobre la pista en todo momento, pero la garantía de los metales que rodean el asfalto del principado ha dejado finalmente al ex compañero de equipo del español, Giancarlo Fisichella, mandando sobre los monoplazas de Kubica y Heidfeld, cuarto y quinto.
Pero la profecía se ha cumplido a la perfección, y el fin de semana ha terminado con 'hat-trick' asturiano: 'pole', vuelta rápida y primer puesto. Sin la amenaza de Massa, Alonso ha disfrutado como un niño sobre uno de sus circuitos preferidos, economizando tiempos, trazadas y revoluciones de cara a la próxima prueba en Canadá. Hoy sí hubo champán en el podio (el año pasado no se mojó la victoria por la muerte de Edouard Michelin). Hoy Fernando es el único príncipe de Mónaco.
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