De Addis Abeba al podio más alto
Alemayehu Bezabeh, primer español que gana el Campeonato de Europa de cross
Alemayehu Bezabeh ha construido su vida volando de Addis Abeba a Madrid, pero ayer la culminó en Dublín, donde subió a lo más alto del podio como campeón de Europa de cross. Es el primer español que lo consigue en los 16 años de historia del campeonato. Con el título paga la confianza de la federación de atletismo, que aceleró los trámites para que se le concediera la nacionalidad hace año y medio.
Allí donde algunos de los más grandes fondistas patrios chocaron, como Juan Carlos de la Ossa, tres veces segundo, o Alberto García, una vez subcampeón, Bezabeh, puso fin espectacularmente al reinado de Serguéi Lebid, el ucranio que había construido en el Eurocross su reino particular con ocho victorias en 15 ediciones. Lebid terminó tercero, a más de medio minuto. Segundo, como el año pasado, fue el británico de origen somalí Mo Farah. Gracias también a la cuarta plaza del leonés Sergio Sánchez y a la quinta de Ayad Lamdassen, España ganó también por equipos. Entre las mujeres, Rosa Morató, tercera hace dos años, cuando ganó Marta Domínguez en Toro, quedó segunda tras la veterana británica Hayley Yelling, que cruzó la línea de llegada gritando sobre el barro.
La primera vez que aterrizó en Barajas, hace tres años, Bezabeh, etíope de la capital, Addis Abeba, alto, espigado, piernas finísimas de fondista, sin gemelos apenas, era un africano más sin papeles, un inmigrante que llegaba para ganarse la vida con el atletismo. Su hermano lo había conseguido unos años antes en Australia. A él, tras unos comienzos duros, no le fue peor. En julio pasado consiguió la nacionalidad española y en agosto representó a España en los Juegos Olímpicos de Pekín. Después pudo volar por primera vez a su país, donde ya le esperaban su novia y su familia, sin problemas. Fue el primero de muchos viajes: Bezabeh, melancólico y callado, necesita entrenarse en sus tierras, en el altiplano etíope; comer lo que ha comido siempre. En Etiopía evita también los durísimos entrenamientos a que le somete su técnico español, el maestro Manolo Pascua, quien le pronostica el oro en los 5.000 metros del próximo Campeonato de Europa, en el que tendrá que luchar contra el mismo Farah que ayer acabó en camilla por intentar aguantar su ritmo y con el campeón actual, Jesús España, el chico de Valdemoro que también es su amigo. Los viajes a su tierra son la vida de Bezabeh, aunque a veces son también su problema, como en marzo de 2008, cuando, en vísperas del Mundial de cross, las autoridades etíopes, que creían falso su pasaporte español, no le dejaban salir del país. Perdió un par de días aclarando el entuerto.
De su último viaje a Etiopía regresó Bezabeh el jueves pasado con el tiempo justo para cazar otro avión con destino a Dublín. Había viajado a su tierra 18 días antes, después del cross de Llodio. El timing fue perfecto. En la capital irlandesa se sintió tan fuerte recogiendo los beneficios de su entrenamiento en altitud que, para desgracia de Lebid y Farah, ni notó los efectos del barro y del frío, habitualmente sus mayores enemigos.
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