"A los 33 años aún tengo margen para mejorar"

Reyes Estévez ha complicado la vida a los responsables del atletismo español. Su victoria, el domingo pasado, en los 1.500 metros en los Campeonatos de España le vuelve a meter en la pelea por una de las tres plazas para los Mundiales, que parecían adjudicadas a sus rivales. El crono tiene poco que ver -3m 38,63s es una marca discreta, la séptima de un atleta español este año-. Es la aparente soltura con que lo hizo; lo lejos que dejó a sus seguidores, Juan Carlos Higuero y Arturo Casado; su genialidad innata, que casi nadie le discute, lo que le convierte en candidato a viajar a Berlín. "Hice mi carrera. Me encontré muy bien. Ahora les toca a otros tomar la decisión", dijo ayer, ya de vuelta en Madrid, tras celebrar su triunfo "de forma tranquila" en una cena con su representante y un par de amigos. "Siempre salgo a ganar y esta vez me ha salido bien. He demostrado que estoy en un buen estado de forma y no he llegado a mi tope. Diría que estoy al 90%...", añade el atleta, de 33 años.

Parece claro que el de Cornellà (Barcelona), que tiene dos bronces mundiales aunque el último fue hace 10 años, el que destronó a Fermín Cacho y cuya carrera ha sido un guadiana, se incluiría a sí mismo en el trío mundialista. Pero ha aprendido a morderse la lengua. Si poco antes de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 protestó y protestó por la decisión de apartarle del equipo, ahora se muestra comedido. "Espero ir, pero no soy quien tiene que decidir", "yo sólo hablo en la pista" o "no me gusta hablar de los compañeros" son frases con las que jalona su discurso.

Estévez tiene a favor su actuación del domingo. Y en contra, el que todos sus adversarios han corrido más rápido que él y no hace tanto tiempo. Higuero tiene la mejor marca del año (3m 32,59s) y Arturo Casado la segunda (3m 34,05s). Ambos las consiguieron el 10 de julio en una reunión en Roma. Diego Ruiz, el cuarto en discordia, dejó el crono en 3m 35,25s un mes antes. El domingo, eso sí, se hundió hasta la quinta posición.

Pase lo que pase el jueves, cuando la federación dé a conocer el nombre de los convocados, Estévez está contento. Muy contento. La decisión de trasladarse a Madrid hace un par de años para enrolarse en el exigente grupo de corredores de Manuel Pascua empieza a dar resultados. "Decidí dejar Soria porque me estanqué profesional y personalmente y me ha costado adaptarme al entrenamiento en Madrid", reconoce; "Manolo es muy muy exigente y el primer año no lo asimilé bien. Pero éste...".

Éste invierno se centró en la temporada de cross: "¡Corría uno cada fin de semana! A Manolo le gusta sembrar en el barro, que lo pasemos mal en invierno, para luego recoger los frutos".

El cambio es también personal. El mediofondista ha preferido vivir en la residencia Blume a hacerlo en un apartamento propio. "Me permite estar más concentrado. Me dan de comer, me hacen la habitación... Yo sólo tengo que pensar en entrenarme", explica.

Ahora sólo le queda esperar hasta el jueves. "Estoy tranquilo porque el trabajo está hecho, pero, cuando te juegas algo tan importante como unos Mundiales [serían los sextos], siempre hay nervios", concluye.