Un profesor y poeta muere acuchillado frente a su casa en el Gòtic
- Los Mossos buscan al autor de las cuchilladas mortales
La ilusión de Salvador Iborra, de 33 años, era viajar a Estados Unidos y enseñar teoría literaria catalana. "Siempre decía: 'Así aprenderé más inglés y exportaré mi cultura", recordaba ayer uno de sus mejores amigos, Sebastià Bennasar. Iborra murió acuchillado ayer a las 6.20 horas delante de su casa, en el número 12 de la calle de Palma de Sant Just, en el Barri Gòtic.
Lo que le llevó a la muerte es todavía un misterio. Los Mossos d'Esquadra buscan a la persona con la que supuestamente Iborra tuvo una discusión en el portal de su casa. Varios testigos aseguran que ese otro hombre fue quien le acuchilló.
Salvador Iborra, nacido en Valencia, había publicado tres libros de poesía y varios relatos, y ejercía de profesor interino en un instituto. Hace dos años, se mudó a Barcelona para estudiar un máster de literatura, arte y pensamiento.
Iborra, que llevaba dos años en el Gòtic, acababa de empezar una novela
"Me cuesta creer que haya sido por una bicicleta", aseguró ayer su mejor amigo. Los vecinos, en su relato a los agentes, explicaron que en la discusión se mencionaba una bicicleta. "Él no tenía bicicleta y no iba nunca en bicicleta", sostuvo Bennasar, que vivió con Iborra hasta junio. Los dos amigos se vieron por última vez en septiembre, en la defensa de la tesina de Bennasar. "Lo sé desde el mediodía y le doy vueltas, intento encontrar una explicación... Pero no la encuentro", lamentó ayer.
El piso donde vivía Iborra estaba alquilado en realidad por Bennasar. Ambos se conocieron en 1997, en un congreso de escritores en Mallorca, y desde entonces mantuvieron su amistad a través de "cartas de cinco o seis folios, escritas con letra complicada de entender".
A sus 33 años, Salvador Iborra, conocido como Salva, había publicado tres libros de poesía. Empezó en 2003, con Un llençol per embrutar. Luego publicó Les entranyes del foc, que fue galardonado por el Ayuntamiento de Arenys de Munt con el Premio Domènec Perramon de poesía. "Era tal su entrega, que renunció a la dotación económica del premio a cambio de que le publicasen el libro", contó su amigo. En 2009 vio la luz Els cossos oblidats. También hizo una incursión en el relato negro con su cuento Sakura, que forma parte de Crims.cat.
Para Bennasar, su amigo era una persona con una "ética muy marcada: creía en la cultura del esfuerzo". "No soportaba que nadie abusase de los débiles". Y eso lo aplicaba en su trabajo como profesor: "Intentaba ayudar a los alumnos más necesitados". "Era valiente", presumió su amigo. E intentaba "no demostrar sus debilidades".
En su perfil en la red social de Facebook, actualizado 19 horas antes de morir, Iborra incluyó que ejercía en un centro de Cerdanyola del Vallès. "No sé si ya le habían dado plaza este año. Estaba en la bolsa de interinos del Vallès. De ser así, no sería raro que a esa hora saliese de su casa para ir a coger el transporte público para llegar al colegio", conjeturó ayer Bennasar.
Según su amigo, en los últimos tiempos no salía demasiado por la noche. Tampoco era una persona que frecuentase círculos sociales variados: "Se veía con un grupito pequeño, gente de la universidad". En el barrio, tenía buena fama. "Un chico serio", explicó ayer un farmacéutico de la zona.
En la actualidad, vivía de lo que ganaba como profesor y de sus colaboraciones como crítico literario en el Diari de Balears. Antes hizo un poco de todo: redactor, camarero, profesor en una academia, traductor... Como escritor, se acababa de lanzar a la aventura de crear una novela, aunque Bennasar no llegó a ver una línea. "Salva era un chico de 33 años, de la generación más formada y con menos oportunidades, que se preguntaba lo que todos: '¿Qué hago ahora que tengo un máster, formo parte de una bolsa de interinos y el futuro está muy negro?", explicó. Pero alguien le mató en la puerta de su casa, sin darle tiempo a encontrar sus respuestas.
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