"Mi mundo es más el cabaret que el circo"

La cita es en el teatro municipal de Girona, cerca del escenario donde los técnicos, y ella misma, se afanan entre cables y poleas para que todo esté a punto esta noche. "Estoy muerta", dice, abriendo mucho los ojos para expresar su cansancio, amable pero un poco desconfiada en cuanto ve una cámara. "No suelo dejar que me retraten, no es culpa del fotógrafo, soy yo, que no me veo bien", explica, mientras decide si le sienta mejor una chaqueta blanca sobre el sencillo vestido negro que lleva, que resalta su rostro. Camina muy erguida y se aprecia la tensión de sus músculos, se nota que se deja la piel en los ensayos. "Mi trabajo es físico, aunque no atlético , y tengo que estar en forma", advierte, divertida.

Luego se relaja, se estira de forma gatuna y comenta lo mucho que le gusta el barrio viejo de Girona, cuyas callejas y plazas se vislumbran a través de un amplio ventanal. Es su segunda visita a la ciudad de la mano del festival Temporada Alta, donde representó su Oratorio en 2005. En aquella ocasión el teatro municipal estaba en obras y el espectáculo pudo verse en la sala habilitada de Sant Domènech. "Me encantó, era una vieja iglesia. Pero el teatro actual es magnífico, esperemos estar a la altura de su belleza".

El éxito de El oratorio de Aurélia, que se representa hoy y mañana, la sigue sorprendiendo. "Funciona, conecta con el público, y la gracia es que es tan frágil que tenemos que cuidarlo, mirar que no decaiga, reinventarlo". Dice que en cada función incorporan algo nuevo, aunque la estructura es la misma, un espectáculo singular que aúna la magia del music hall, las variedades, la danza, la música y el circo, sin apenas texto, aunque descarta que tenga nada que ver con el cine mudo, en el que brilló su abuelo, el mítico Charles Chaplin. "La comparación con Charlot es más psicológica que otra cosa. La gente intenta buscar vínculos familiares y es lógico que un gran autor inspire a otros artistas, pero en nuestro caso la inspiración viene de muchísimas pequeñas cosas, algunas insignificantes", apunta.

Hija de los artistas Victoria Chaplin (que ha creado y dirigido el espectáculo de su hija) y Jean-Baptiste Thiérrée, Aurélia habla en plural, con su familia siempre presente. "Formamos un equipo y nos gusta trabajar juntos. También con mi hermano James, que tiene su propia compañía". Acostumbrada a actuar con sus progenitores desde que era una niña, su infancia transcurrió en medio de los escenarios -"fue la mejor forma de mantenernos unidos"-, aunque reconoce que intentó alejarse un tiempo y probar proyectos nuevos, pero volvió a casa porque "la vida es corta y los echaba de menos".

Tanto apego no le ha impedido colaborar con "pequeños papeles" en películas de Milos Forman o Jacques Baratier, y recuerda con especial intensidad un proyecto con la banda de culto británica Tiger Lillies. "Fue increíble, estuvimos en Berlín y pude hacer cabaret de verdad, que es mi mundo, mucho más que el circo, aunque éste vive ahora un momento fantástico", asegura.