"Salutariter delecto"
En un mosaico de las termas de la antigua Baetulo se halló una inscripción que la arqueóloga y directora del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) Isabel Rodà ha leído como "salutariter delecto", "doy placer dando salud". Tipo spa, vamos. Y es que Baetulo era una ciudad "de alto nivel de vida, en la que se vivía bien", recalca la especialista; "bueno, no todos", matiza, pensando sin duda en los esclavos que hacían funcionar las termas. El nivel de vida se debía al vino, claro. Plinio el Viejo habló de él: no tan bueno como el de Tarraco (Penedès, ya se sabe), pero omnipresente en el mundo romano: lo bebían los galos y hasta en Britania y en el limes germánico. La gran importancia arqueológica de Baetulo, una urbe muy regular en su planta, con un moderno sistema de alcantarillado del que aún hoy pueden verse restos, estriba, subraya Rodà, en que se trata de una ciudad romana de época republicana, más antigua que Barcino, Barcelona, con la que tantas cosas tienen en común, incluida la pionera recuperación de sus vestigios.
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