"Madurar consiste en dejar de creerse víctima de las circunstancias"
"Si no eres dueño de ti mismo te conviertes en esclavo de los demás"
Invertir en la formación emocional de los directivos suele mejorar a medio plazo los resultados de las empresas. Más que nada porque "el verdadero liderazgo, que consiste en influir e inspirar constructivamente a los demás, sólo es posible cuando uno es capaz de gestionarse a sí mismo de forma consciente y equilibrada". Al menos así lo recuerdan una y otra vez los expertos en autoconocimiento y desarrollo personal, para quienes "el mayor logro y la mayor aportación de los directivos es promover valores, actitudes y medidas encaminadas a que el bienestar de los trabajadores esté realmente alineado con el afán de lucro de la organización".
Entre estos, destaca el formador de directivos Oriol Pujol (www.oriol-pujol.org), cuyas enseñanzas integran la Programación Neurolingüística (PNL), la Terapia Gestáltica y la Meditación Vipassana. Autor de Nada por obligación, todo con ilusión (Amat) y coautor de Tanto creces, tanto vales (Granica), Pujol imparte, junto con su mujer, Mary Pujol, cursos de crecimiento personal, liderazgo y comunicación en empresas y escuelas de negocio como ESADE, EADA e IQS. Actualmente viven en India, pero entre el 12 de marzo y el 31 de julio estarán en Barcelona compartiendo sus enseñanzas sobre "el arte de vivir".
Reaccionar negativamente frente a la adversidad es muy fácil; tan sólo implica dejarse llevar por la inercia y la inconsciencia"
Pregunta. ¿Cuál es el mayor freno que se encuentra a la hora de difundir su filosofía?
Respuesta. La ignorancia de creer que ya se sabe todo o de negar la posibilidad de poder experimentar un cambio profundo en la manera de ser y de percibir la realidad. Algunos justifican esta actitud denominándose "escépticos", pero en el fondo tan sólo muestran una falta de conocimiento y comprensión de sí mismos. Todos tenemos un potencial por desarrollar, que no sólo está relacionado con el descubrimiento y la profesionalización de nuestras virtudes y talentos, sino con nuestra propia paz y felicidad interiores.
P. ¿Y qué les dice a aquellas personas que sí están interesadas en su desarrollo personal?
R. Lo primero es darse cuenta de que la vida es un misterio: en vez de verse como un problema a resolver, puede disfrutarse como una oportunidad para aprender a mantener la serenidad y el equilibrio, sean cuales sean nuestras circunstancias externas.
P. Difícil lo que propone...
R. Ya que no podemos cambiar lo que nos pasa, pues los hechos externos no dependen de nosotros, lo que sí podemos modificar es la interpretación que hacemos de lo que nos ocurre. En eso consiste madurar, en dejar de creernos víctimas de nuestras circunstancias para empezar a hacernos responsables de lo que experimentamos en nuestro interior.
P. ¿A qué se refiere?
R. Frente a un mismo hecho, como que nuestro jefe nos critique o que se nos apague de pronto el ordenador, existen dos opciones: reaccionar negativa e impulsivamente o responder consciente y proactivamente, algo que todos nosotros podemos aprender a cultivar. Así, la conciencia es el espacio que creamos entre lo que sucede y nuestra reacción o respuesta. Cuanto más conscientes somos de nosotros mismos, mayor es nuestra capacidad de tomar la actitud que más nos conviene en cada momento. Este es el reto del desarrollo personal.
P. ¿Y cómo se consigue?
R. Aceptando lo que nos sucede, que es lo que permite la auténtica transformación. Reaccionar negativamente frente a la adversidad es muy fácil; tan sólo implica dejarse llevar por la inercia y la inconsciencia. Quejarse, criticar o lamentarse son síntomas de poca autoestima, confianza y seguridad personal, que reflejan el grado de amor, cariño y autovaloración que tiene consigo cada uno. Además, si no somos dueños de nosotros mismos nos convertimos en esclavos de los demás, de los acontecimientos externos. Eso sí, aceptar no implica estar de acuerdo. Tampoco quiere decir resignarse o ser tolerante.
P. ¿Y qué quiere decir?
R. Aceptar es comprender que las cosas no siempre suceden como a nosotros nos gustaría. En vez de pretender que la realidad se adapte a nuestras rígidas expectativas, hemos de aprender a vivir conscientemente, dándonos cuenta de que la sabiduría consiste en fluir flexiblemente, adaptándonos y sacando lo positivo de cada situación. Para lograrlo, se debe contar con la energía suficiente para poner en práctica todos estos principios. Y gracias a los nuevos resultados obtenidos, podemos experimentar un cambio de paradigma: no cambiarás cuando cambien tus circunstancias, sino que éstas cambiarán cuando cambies tú.
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