El marido de la juez Alaya fue el auditor de Mercasevilla hasta 2002
La empresa prescindió de Jorge Castro tras un informe negativo de su labor - Un abogado pregunta a la magistrada sobre su imparcialidad en la causa
Jorge Castro, marido de la juez Mercedes Alaya, que instruye el caso Mercasevilla, fue varios años auditor de la empresa municipal que investiga la magistrada. Castro fue el responsable de la auditoría hasta que Mercasevilla decidió prescindir de sus servicios en junio de 2002. En la actualidad, la juez Alaya mantiene tres causas abiertas por irregularidades en la gestión de la empresa. El principal acusado en estas investigaciones, el ex director de Mercasevilla, Fernando Mellet, participó en el consejo de administración que prescindió de los servicios de KPMG, la consultora donde Castro trabajaba como gerente.
"Yo era el responsable del trabajo de campo, pero era una época muy diferente a esta. Entiendo que el periodo que está analizando mi mujer es posterior. No tiene absolutamente nada que ver", afirmó Castro cuando fue preguntado por este periódico.
La juez alertó de que su marido tenía una empresa auditora en el 'caso Betis'
La última investigación que ha abierto Alaya, por malversación y delito societario, se remonta hasta septiembre de 2002, solo tres meses después de que su marido dejara de auditar Mercasevilla y cuando Mellet fue nombrado director. A pesar de que ambos trabajaron al mismo tiempo para la empresa, Castro y Mellet no se conocieron.
El hecho de que el marido de la juez Alaya trabajó para Mercasevilla venía circulando en los juzgados desde hace semanas y ha servido de base para que un abogado haya presentado esta semana un escrito ante la juez para que esta aclare la "presunta lógica animadversión" entre su marido y Mellet y si ella ha recibido "asesoramiento técnico extraprocesal" que pudiera haberle hecho perder su imparcialidad como instructora de la causa. Alaya rehusó hacer declaraciones para esta informacion.
A las partes del caso no les consta que la juez avisara en su momento de que su marido fue auditor de Mercasevilla. Sí alertó, sin embargo, de una posible incompatibilidad con la actividad de su marido en un caso bien distinto pero de no menos impacto, la investigación que realiza al Betis y a su máximo accionista, Manuel Ruiz de Lopera. En 2008, Alaya solicitó que una empresa privada de auditoría se encargara de desatascar la investigación contable que afectaba al Betis y que no avanzaba. En su petición avisó a la Consejería de Justicia de que su marido era dueño de la auditoría Engloba Auditores, según fuentes de la Administración. Respecto a este caso, Castro declaró: "Soy muy bético, pero una cosa es eso y otra la profesión de mi mujer".
El trabajo de Castro en Mercasevilla no resultó demasiado eficaz, a tenor de un informe de control interno que la empresa encargó al Instituto de Auditores Censores Jurados de Cuentas de España en 2002. El documento, firmado por la auditora María Ángeles Fernández Luna en mayo de 2002, sirvió para que Mercasevilla prescindiera de los servicios de KPMG. "La empresa mantiene numerosos clientes que vienen presentando impagos de manera sistemática. La política contable seguida es la de traspasar sus saldos de antigüedad superior a un año a cuentas de dudoso cobro", subrayó Fernández.
"Ellos llevaban varios años auditando y lo debían saber", destaca ahora Fernández sobre KPMG. Y el caos en la gestión financiera solo fue denunciado en mayo de 2002, al saberse que a clientes morosos con impagos "de dudoso cobro", Mercasevilla aún le vendía mercancía, trasladando esos impagos a otras cuentas.
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