Una huelga sin guerra de cifras

El Gobierno andaluz borró ayer de su vocabulario los calificativos en sus referencias sobre la huelga general celebrada en Andalucía. "No vamos a poner adjetivos", subrayó la consejera de la Presidencia y portavoz del Gobierno, Mar Moreno. Es el mismo perfil bajo que ha mantenido desde hace un mes, cuando tras el verano los sindicatos intensificaron sus llamamientos a la huelga y las críticas contra el Gobierno central. Otro de los motivos por los que la Junta evitó opinar sobre el resultado de la jornada es que consideraba que la cara debía darla el Gobierno de Zapatero, impulsor de la reforma laboral a la que se oponen los sindicatos.

Desde la Junta se vivió la huelga un poco como con el corazón partido: no quería un éxito rotundo que hiciera tambalear más a Zapatero, pero tampoco un fracaso estrepitoso que pusiera en solfa la utilidad de los sindicatos. "El Gobierno andaluz sigue empeñado en el diálogo social tanto ayer, como hoy como mañana", dijo Moreno.

Tampoco la Junta (ni la patronal) quiso entrar en una guerra de cifras, uno de los clásicos de todas las huelgas generales. Se limitó a dar los datos sobre el seguimiento entre los 209.590 empleados públicos. Tan solo el 7,8% la secundó. Las cifras hablan por sí solas, pero la Junta no halló adjetivos: ni bien ni mal ni regular; ni éxito ni fracaso.

La huelga encontró mayor eco en el personal de justicia (16,86%) y de la administración de la Junta y el sector público empresarial (14,3%), mientras que en la educación alcanzó un 5,68% y en la sanidad el 3,55%.

CC OO y UGT, convocantes de la protesta, cifraron el seguimiento del paro en el 75% de los 2,8 millones de trabajadores. Este dato no se pudo contrastar con los de la Junta, porque esta se limitó a dar las ausencias no justificadas de sus empleados. En la última huelga general, el 20 de junio de 2002, cuando gobernaba el PP, el Ejecutivo andaluz sí facilitó un cómputo global, que fue muy similar al 92% que dieron entonces las centrales. Según los sindicatos, donde mayor paro hubo fue en la industria (78%).

Al contrario que en otras comunidades autónomas, Endesa, principal suministrador de energía eléctrica en Andalucía, no quiso informar del consumo que se registró ayer. Este es uno de los datos básicos para saber la incidencia real de la huelga.

La Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), otra de las fuentes clásicas para poder comparar, ni hizo balance ni ofreció datos. Frente a este silencio de la CEA, otras organizaciones empresariales sí hablaron. Ceacop (patronal de la construcción) cifró en un 30% el seguimiento del paro; la Asociación de Hoteles de Huelva calificó de "nula" la incidencia de la huelga; y la Federación de Empresas Cooperativas Andaluzas de Transporte estimó el apoyo en un 90%.

La huelga se desarrolló sin incidentes destacables en la comunidad, donde se cumplieron los servicios mínimos pactados en el transporte. Aún así, se produjeron 13 detenciones -cuatro en Córdoba, cuatro en Sevilla, tres en Málaga, uno en Almería y otro en Marbella- por enfrentamientos de algunos piquetes con la policía o por provocar disturbios como el de quemar contenedores de basura, según la Delegación del Gobierno. Tres personas resultaron heridas.

Los momentos de mayor tensión se registraron a primera hora cuando algunos huelguistas pretendieron cortar el tráfico en carreteras de acceso a Sevilla, Huelva y Granada.

Más de 144.000 andaluces se manifestaron en las diez principales ciudades andaluzas, según los sindicatos, que calificaron de éxito rotundo la manifestación de Sevilla, en donde elevaron el número de asistentes a casi 50.000 personas. Las policías locales y la Delegación del Gobierno rebajaron la asistencia a 47.000 en el total de Andalucía y a 15.000, en la de Sevilla.

La manifestación de Sevilla culminó con un breve mitin de los dirigentes de UGT y CC OO. Tras escuchar el Canto a la libertad de José Antonio Labordeta, Manuel Pastrana (UGT) y Francisco Carbonero (CC OO) se declararon "orgullosos de los trabajadores" andaluces. "El Gobierno no tiene más opción que rectificar, parece que Zapatero se ha quedado sordo y no nos quiere escuchar", dijo Carbonero.

Ambos sindicalistas incidían en la fuerte presencia policial desplegada en las capitales. "El gran piquete ha sido el que han montado Rubalcaba y Zapatero", dijo Pastrana, quien pidió un aplauso "por aquellos trabajadores que no han podido hacer la huelga porque sus empresarios no los han dejado. El miedo es el primer aliado de los que quieren quitarnos nuestros derechos".