Navidad de canela y ajonjolí
La autora recorre la localidad sevillana de Estepa a través de sus gentes, sus calles y sus dulces
Érase una vez un lugar que huele a almendra tostada, canela y ajonjolí y si uno se descuida un poco puede sufrir un despiste y acabar pensado que las propias edificaciones andan hechas de miel y azúcar como en el mismísimo cuento de Hansel y Gretel. El fantasma de las navidades pasadas asegura que Estepa nació en una montaña y que desde tiempos prehistóricos el Cerro de San Cristóbal fue el encargado de convertirse en lugar de paso de diferentes culturas. Los íberos, romanos, tartesios, fenicios, cristianos y musulmanes, dejaron impregnado en el aire la esencia de sus prosperidades convirtiendo la zona en un combinado de florecientes erudiciones. El recinto fortificado que corona el Cerro de San Cristóbal es lugar ideal para comenzar un recorrido por Estepa. Una muralla, que pertenece al periodo islámico, más tarde reconstruida por los almohades y nuevamente retocada en época de la Orden de Santiago allá por los siglos XIII-XVI, parece haber olvidado que fue creada para defender la alcazaba y hoy, se mantiene digna pero amable al permitir que propios y extraños se le metan por dentro para visitar los monumentos reunidos en su interior. Uno de ellos es la Torre del Homenaje, ordenada construir en el año 1387, torre albarrana ligeramente separada del recinto del alcázar por un estrecho pasillo; también nos encontramos con la Iglesia de Santa María, o la del Convento de Santa Clara con su Retablo Mayor, atribuido a Pedro Ruiz Paniagua. Una vez allí, uno puede asomarse al Balcón de Andalucía y si el día está despejado, se puede conjeturar que se es el amo del mundo o al menos el amo de un trozo de Sevilla, que para los primeros pobladores debía ser como todo el universo. Si el fantasma de las navidades pasadas se decidiera a seguir haciéndonos de cicerone, seguro nos hablaría de la Torre de la Victoria, visible desde muchos kilómetros a la redonda y declarada Monumento Nacional en 1955, mientras nos acompaña hasta la fábrica de mantecados que le dio a Estepa su fama de villa dulce y navideña. Doña Micaela Ruiz Téllez, a la que todos conocían por La Colchona, fue la encargada de meterse de lleno, en pleno siglo XIX, en la labor empresarial de dar a conocer sus dulces caseros desde Estepa hasta Córdoba. La Colchona, aprovechó que su marido era cosario, o lo que es lo mismo, el transportista oficial de cosas entre las dos localidades, para comercializar unos dulces navideños que ella había modernizado reutilizando algunas de las milenarias técnicas reposteras de los musulmanes. Así, gracias a una sabia mezcla de almendras, canela, azúcar, harina y manteca de cerdo (pensada para que el dulce en cuestión no se endureciese por esos caminos de Dios), La Colchona se convirtió en la primera mujer con inquietudes empresariales de Andalucía, consiguiendo un éxito comercial sin precedentes. El fantasma de las navidades presentes nos recuerda que la fábrica de mantecados La Colchona continúa en funcionamiento en la calle Santa Ana de un modo totalmente artesanal pese a que Doña Micaela falleció hace cien años. Ya que estamos por aquí, podemos aprovechar para visitar la librería Dante, cuyo librero, apodado El Búho (o Zaratustra, en momentos de máximo boato), es igualmente hábil en la venta de sus géneros, preparando ferias del libro, patrocinando proyectos culturales o lanzándose a ser conferenciante por un día, todo ello sin perder su imagen de genio despistado. Calle arriba, hacemos una paradita en el Bar-Restaurante Kiko, para reconfortarnos con sus viandas y aprovechar a darle un repaso al panorama gastronómico andaluz y de parte de la península ya que, en este restaurante con solera uno puede encontrar de todo. Seguimos paseando por las calles del centro para visitar la Iglesia del Carmen y la Casa-Palacio de los Marqueses de Cerverales, ambas quizás con unas de las más bellas fachadas del barroco. Llegado el momento, el fantasma de las navidades presentes nos acompaña a tomar café al Trueque, lugar mestizo forrado de madera que lo mismo puede hacer las veces de refugio de montaña en plena nevisca, que de pizzería, cafetería, zona de copas o lugar de reunión oficial de los integrantes de la Asociación Cultural José Saramago, un grupo de jóvenes comprometidos con la tarea de velar por la salud ilustrativa de Estepa organizando conferencias, presentaciones de libros, ciclos de cine o certámenes literarios. Si llegados a este punto se han dado cuenta de que el café les ha revuelto los jugos gástricos y el olfato les sigue devolviendo aromas navideños, ya sí que no les queda otro remedio que visitar el Museo del Mantecado, enclavado en un barrio cuyas calles llevan nombres como: avenida de la Canela, calle Ajonjolí, calle Azúcar, avenida del Mantecado, calle Almendra... todo ello para encaminarles a la zona de elaboración de los dulces navideños más famosos dentro y fuera de nuestras fronteras. La excursión puede llegar a su fin con la caída de la noche y el mejor lugar para descansar se encuentra apenas a un par de kilómetros de Estepa. Con un perfecto ensamblaje entre el pasado y el futuro, el Complejo Turístico Manantial de Roya, surge en torno al nacimiento de un manantial milenario combinando el sabor rural, tan de moda, con la tranquilidad de un enclave de ensueño y las comodidades de los mejores hospedajes. Si los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras deciden hacerles este año una visita, propóngales que les den una vuelta por Estepa; sólo tendrán que atrapar una semilla de ajonjolí entre sus dientes, apretarla fuerte y comenzar a disfrutar.
- El Trueque: Avenida de Andalucía, 157 Estepa (Sevilla). Calentito, acogedor... de copas con los amigos o sentado frente a un café releyendo un viejo libro. El Trueque es un lugar ideal.
- Librería Dante: C/ Santa Ana, 76 Estepa (Sevilla). ""El Búho"" guarda en la trastienda mil secretos y novedades.
- Bar-Restaurante Kiko: C/ Mesones, 12 Estepa (Sevilla). Comidas típicas de la zona y llegadas del norte como el bacalao al pil-pil.
- Complejo Turístico Manantial de Roya: Paseo de Roya, s/n Estepa (Sevilla). Restaurante, hotel y cuatro casitas rurales con chimenea.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.