Pontus Hulten, el gran impulsor de los museos de arte contemporáneo
Dirigió el Centro Pompidou, el Palazzo Grassi y la Kunsthalle
Pontus Hulten, uno de los personajes clave del arte de la segunda mitad del siglo XX, inventor, en cierto sentido, de lo que hoy día son los museos de arte contemporáneo, falleció a los 82 años de edad el pasado miércoles 25 de octubre en su casa de Estocolmo, la misma ciudad que le había visto nacer el 21 de junio de 1924. Una coincidencia engañosa, porque Karl Gunnar Pontus Vought Hulten -su nombre completo-, por su carácter jovial y extravertido se situaba en el otro extremo del que se atribuye a los suecos, pero, por otro lado, encarnaba en sí mismo el cosmopolitismo extremo del arte contemporáneo.
Filósofo e historiador del arte -realizó su tesis sobre Vermeer y Espinoza-, en la década de los años cincuenta viajó por Europa y trabó amistad con algunos de los artistas cuya obra iba a marcar el futuro. Concretamente, en París, ya en 1955 firmaba el catálogo de la exposición de Vasarely y conocía al escultor suizo Jean Tinguely, aunque lo que iba a marcarle fue su encuentro con Marcel Duchamp.
De vuelta a Estocolmo, en 1956, organizó para el Museo Nacional de Suecia la exposición itinerante del Guernica de Picasso y para ello rompió todos los esquemas. El cuadro y los 93 estudios previos del pintor malagueño fueron expuestos en unas viejas instalaciones de la Armada sueca, manteniendo las paredes de cemento, tal cual estaban, lo que suponía una revolución para la época.
Fue ese mismo espacio el que, poco después, albergaría al Modern Museet de Estocolmo, el mítico museo de arte contemporáneo creado por Pontus Hulten en 1959, del que se convirtió en su primer director.
Con esta base logística, Hulten se dedicó a establecer redes de conexiones entre artistas de todo tipo, buscando sinergias entre la pintura y el cine; la música y la escultura o el teatro. Al tiempo creaba la colección del museo. Así, cuando en el año 1971 el Gobierno francés buscaba la persona a la que encargar la tarea de dar contenido al proyecto del Museo Nacional de Arte Moderno de París, la elección era obvia.
En 1973, Pontus Hulten se convirtió en su director y cuatro años más tarde se inauguraba el Centro Pompidou, un edificio situado en el hueco del viejo mercado central parisiense, cuya heterodoxia arquitectónica ya lo decía todo sobre su contenido y sus ambiciones. Estuvo al frente del museo hasta 1981.
Era difícil superar el impacto y la ambición del Centro Pompidou, pero Hulten se atrevió en 1983 a crear el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles; a ser director del Palazzo Grassi de Venecia en 1985; a inventarse la Kunst und Ausstellungshalle der BDR de Bonn, en 1990, y, finalmente, a dirigir el museo de su viejo amigo Jean Tinguely, en Basilea.
También presidió el Institut des Hautes Études en Arts Plastiques entre 1988 y 1995.
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