Mónaco declara la guerra a los 'paparazzis'
Carlota Casiraghi se suma a los pleitos de su tío, el príncipe Alberto, y de su madre contra la prensa del corazón
Es la familia principesca más fotografiada. La imagen que proyectan sustenta en buena parte su pequeño Estado. Desde que Grace Kelly dejó Hollywood para convertirse en una Grimaldi por su matrimonio con Raniero, Mónaco vive más que nunca de cara a la galería. Pero ellos quieren que esta permanente exposición sea a su gusto, de acuerdo a sus reglas. Venden reportajes a las revistas más prestigiosas del mundo, pero no quieren que les roben fotos o se traten asuntos que no están interesados en hacer públicos. Y si esto ocurre acuden a los tribunales. Alberto y Charlene, Carolina y Ernesto, y ahora Carlota, la hija mayor de la princesa y el fallecido Stefano Casiraghi, tienen cuentas pendientes con los medios de comunicación a la espera de que los tribunales se pronuncien.
La hija de Carolina teme morir como Diana de Gales, perseguida en coche
Ha sido Carlota, de 25 años, quien ha dado esta semana un nuevo giro en la relación de los Grimaldi contra la prensa. La princesa ha contratado al mismo abogado que escogió Diana de Gales para que la protega. Teme morir como Lady Di, perseguida en un coche por la decena de paparazzis que desde hace días la persiguen allá por donde va. Alain Toucas, el letrado que esta semana ha presentado un escrito ante la fiscalía de París reclamando protección y advirtiendo del peligro que afronta su representada, asegura que el "acoso" va a más. Y es que Carlota siempre ha sido una de las preferidas de la prensa. Heredera de la belleza de su madre y su abuela, ha ocupado portadas desde que nació. Cada paso que ha dado ha sido captado por una cámara. Pero es ahora cuando sus fotos valen más que nunca y todo porque la princesa ha roto con el novio que le gustaba a la familia, Alex Dellal (28), hijo del millonario Guy Dellal, y se ha dejado ver con el actor Gad Elmaleh.
La denuncia de Carlota se une a la de sus tíos Alberto y Charlene que demandaron a la revista francesa L'Express por difundir rumores sobre su supuesta separación, según anunció un portavoz del palacio monegasco. L'Express informó antes de la boda que Charlene estaba decidida a cancelar el enlace para viajar después a Sudáfrica y que incluso había intentado huir de Mónaco en tres ocasiones al descubrir "que la vida privada del príncipe no era tan ejemplar como ella creía".
El Tribunal de Estrasburgo ya condenó a Alemania en 2004 por no proteger el derecho a la intimidad de la princesa Carolina, por la publicación en los años noventa de varias fotos en compañía de su marido, Ernesto de Hannover. Una de las fotos mostraba a la princesa con su esposo de vacaciones en la estación suiza de esquí de Saint Moritz. La imagen ilustraba el artículo El príncipe Rainiero no está solo en casa y explicaba que la princesa Estefanía cuidaba de su padre enfermo, mientras Carolina estaba de vacaciones y el príncipe Alberto se encontraba en los Juegos de Salt Lake City. La segunda fotografía objeto de la polémica mostraba a Carolina y a su marido paseando por la citada estación de esquí junto a la información titulada Placer real en la nieve. La princesa de Mónaco inició entonces su particular batalla legal que pasó por el Tribunal Constitucional quien determinó que la información trataba de buscar el equilibrio entre el interés del público a estar informado y el de la persona fotografiada. Por eso dictaminó que la información sobre la enfermedad del príncipe Rainiero era de interés público y tomada en lugares públicos. Pero finalmente Estrasburgo le dio la razón a la princesa.
Separada de hecho de Hannover, Carolina de Mónaco continúa junto a su exmarido en el juicio por la presunta paliza que el aristócrata propinó al propietario de una discoteca en Kenia. Él fue condenado al pago de una multa de 445.000 euros por la agresión a Josef Brunlehner, que fue ingresado en un hospital de Mombasa. Hannover afirma que solo le dio un par de bofetones y no la paliza que su víctima asegura. Las imágenes de Brunlehner ensangrentado y doliente en Mombasa dieron la vuelta al mundo y abundaron en la mala reputación del príncipe. La batalla continúa, pero en los tribunales.
El hombre más gracioso del año
Después del muy mediático idilio de la princesa Carolina de Mónaco con el actor francés Vincent Lindon, su hija Carlota protagoniza ahora un romance con otro artista de moda del país vecino. El actor y humorista franco-marroquí Gad Elmaleh, votado el hombre más gracioso del año en Francia en 2007, aparece en la última película de Woody Allen, Medianoche en París, y en Las aventuras de Tintín de Steven Spielberg. La semana pasada se supo que formará parte del cásting de la adaptación de la novela de Boris Vian, La espuma de los días, que prepara Michel Gondry y que contará también con Audrey Tatou y con Romain Duris.
Elmaleh, de 40 años, 15 más que Carlota, empezó su carrera de humorista a mediados de los años 90 en un programa de la radio en el que interpreta a diferentes personajes ficticios. Su fama se dispara con su papel en la comedia Chouchou (2002) -casi cuatro millones de entradas en taquilla-, con Alain Chabat, en la que se mete en la piel de un travesti, y con su primer espectáculo de monólogos, El otro soy yo, en 2003. En 2008 entró por primera vez en el top five de las personalidades más apreciadas por los franceses.
Pese a su perfil de humorista, la carrera como actor de Elmaleh no lo ha encasillado en las comedias. Entre sus últimos grandes proyectos cinematográficos destaca La Rafle (2010), de la francesa Roselyne Bosch, que relata la gran redada del Velódromo de Invierno en París en 1942, durante la ocupación nazi. Entonces la policía francesa detuvo a más de 13.000 judíos de la capital francesa y su región para ser deportados a los campos de concentración alemanes.
Nacido en Casablanca y con orígenes judíos, se fue con 17 años a estudiar política a Canadá y luego arte dramático en París donde se instaló. Discreto pero tampoco receloso de su vida privada, su último gran romance conocido anterior a Carlota fue con la presentadora del telediario de la televisión pública francesa, Marie Drucker, de la que se separó a finales de 2010. Mantuvo también un romance de cuatro años con la bailarina estrella Aurélie Dupont y estuvo brevemente casado con la actriz Anne Brochet, con quien tiene a su hijo Noé, de 11 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.