Amy entra en vereda
La cantante británica acepta acudir a una terapia
Amy Winehouse, de 24 años, es posiblemente la artista más dotada de una nueva generación de músicos británicos, pero el descontrol de su vida viene acaparando titulares por encima de su inmenso talento. Ayer aparecía retratada en toda la prensa a las puertas de una clínica de desintoxicación de Londres, en pleno revuelo tras la difusión, el día anterior, en The Sun, de unas imágenes de la cantante consumiendo drogas de forma desenfrenada.
El diario ha entregado a Scotland Yard el vídeo de 19 minutos que muestra a Winehouse aspirando un cóctel de éxtasis y otros narcóticos. Un amigo le recomienda prudencia porque la mezcla, advierte, es altamente concentrada. La aludida no hace caso, como revelan sus pasos tambaleantes y aparente estado de trance. Y se declara "totalmente inútil" tras confesar que ha tomado "al menos, seis valium".
Y mientras la policía estudia desde ayer posibles acciones legales contra Winehouse -ante la evidente prueba de que ha consumido estupefacientes-, su compañía discográfica amenaza con dejar de promocionarla. Por si fuera poco, su petición de visado para poder asistir en Estados Unidos a los premios Grammy (el 10 de febrero) sigue en el aire. La cantante de soul opta a seis candidaturas por su álbum Back to the Black.
The Sun ha revelado que las desoladoras imágenes de la cantante, en las que aparece demacrada y teñida de rubio platino, fueron grabadas el pasado viernes, horas después de que acudiera a los juzgados de Londres para apoyar a su marido en el juicio que afronta por obstrucción a la justicia. "Te quiero, guapo, precioso", le espetó en plena sesión a su amor, Blake Fielder-Civil, de 25 años, quien comparecía ante los tribunales para recurrir la condena de cárcel que le fue impuesta por agredir al propietario de un club nocturno, y luego intentar sobornarle por su silencio.
¿Y qué opina su padre? Ha agradecido al periódico que se hiciera eco del vídeo: "Es lo mejor que podía haberle pasado. Quizá le convenza para aceptar la ayuda que necesita", declaró en alusión a las sesiones de terapia que Winhouse ha reanudado esta semana, a distancia, porque aún sigue rehusando ingresar en un centro.
Y eso, a pesar de que se lo piden encarecidamente su familia y miles de seguidores que han inundado con mensajes su web. Todos se muestran conmovidos por una de las recientes imágenes tomadas por los fotógrafos frente a su domicilio londinense: descalza, semidesnuda y sola en medio de la calle, con una expresión de inmenso dolor.
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