El año de los humildes
Sostenibilidad, ingenio y ahorro han caracterizado 2009
2009 podría pasar a la historia como el año en que el diseño dijo basta. O por lo menos empezó a decirlo. La crisis mundial ha puesto en evidencia lo que no queríamos ver: los occidentales somos una sociedad consumista y caprichosa. Los mejores diseñadores se han encargado de demostrar que el buen diseño es lo contrario de un capricho. Que el buen diseño mejora la vida, simplifica los quehaceres y acomoda la existencia. Puede hasta ser hereditario: acompaña y no molesta.
En esa línea, el estudio madrileño Stone Designs ha firmado el sofá Palet que ofrece tres usos en uno: es sofá-cama (doble), se descompone por piezas para formar una zona de estar con poufs y los huecos que quedan en la estructura de madera sirven de revistero. Eva Prego y Cutu Mazuelos, que fundaron la firma hace 15 años, han terminado de despegar este año en parte gracias al apoyo de RS, la empresa que Rafael Rodríguez fundó para fabricar el mejor futbolín del mundo. RS está ahora esta detrás de la producción de muchos de los diseños de los Stone (españoles). Y esa concentración en el diseño se nota.
Pero hay más alianzas. La empresa artesana Teixidors se ha unido a Santa & Cole para reivindicar las mantas de lana frente a la funda nórdica. Santa & Cole no sólo ha apostado por un polígono verde para instalar su nueva sede (150 empleados entre manzanos) también ha lanzado la silla Belloch (diseñada por Lagranja) 100% reciclable. En esa línea, el mayor exportador de sillas nacional (Andreu World) ha patentado una madera maciza de roble tratada para resistir la intemperie (Ecolingus). Y ha dejado de importar maderas exóticas. Por su parte, el premio Nacional de diseño, la empresa donostiarrra Stua, ha colocado su silla Gas en el nuevo amueblamiento del Guggenheim de Nueva York.
En la esfera internacional, los hermanos Bouroullec destaparon el proyecto en el que llevaban dos años trabajando. Silla y butaca, para interior y exterior, apilable y resistente al agua, la vegetal (producida por Vitra) demuestra que el diseño anticrisis no es un asunto de líneas rectas sino de inmejorables ideas.
Arquitectónicamente, este ha sido el año en el que, parece que hay acuerdo: se acabaron los gestos vacuos. O se han empezado a acabar. Veremos qué sucede si alguna vez llega la recuperación económica. Empezó el Pritzker eligiendo a un arquitecto austero que trabaja en un pueblo de 900 habitantes, el suizo Peter Zumthor. Y ha continuado la crítica, planteando asuntos peliagudos, como, por ejemplo, si los grandes, los más grandes como Herzog &de Meuron, no estarían construyendo, tal vez, demasiado.
En España, un joven de 33 años, el extremeño José María Sánchez García, ha ganado el premio Architectural Review a arquitectos emergentes. El Centro de tecnificación deportiva que levantó en Guijo de Granadilla, frente al embalse de Gabriel y Galán, respeta y despega: parece un ave zancuda que ha llegado a beber. También Paredes y Pedrosa pusieron en el mapa un lugar con 16 siglos de historia construyéndole una cara: el Museo de la Villa Romana de La Olmeda, en Palencia. Calatrava terminó su estación en Lieja y demostró que hasta un sello puede tener muchas caras. Entre la arquitectura y el diseño, la ovetense Patricia Urquiola se está comiendo el mundo. Terminada la era del diseñador distante. ¿Se esfumará la era del diseñador retratado como un payaso? ¿Llegará el momento del diseñador humano? Si así es: bienvenido. Le estábamos esperando.
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