DÍA 9
La atmósfera se ha vuelto irrespirable debido al problema laboral de mi viejo, por el que ni he querido preguntar ni ellos me han informado. Prefiero no saber. Mi vieja trata todo el rato de animarle. Tendrás tiempo para escribir, le dice, que es lo que siempre has querido hacer. Me pone de los nervios que le diga que tendrá tiempo para escribir. Me matan los remordimientos cada vez que escribo una frase para este puto diario, como si me dedicara a algo que no me pertenece, como si le hubiera arrebatado al viejo algo que no es mío. Me siento peor que cuando le birlo billete de la cartera. Ayer no fue a comprar el periódico, hoy tampoco. Por un lado, pensé, casi mejor. Por otro, me jodía cantidad, porque ya me había acostumbrado a leerme en el papel, además de en Internet. El papel mola, hace que las cosas parezcan reales. Me dan ganas de recortar la sección. Soy un antiguo.
Por la tarde, fui a la plaza del pueblo, compré EL PAÍS y me metí a leerlo en un bareto. ¿Me estoy convirtiendo en mi viejo o qué?
Lea el DÍA 8 |
Lea el DÍA 10 |
Por la tarde, fui a la plaza del pueblo, compré EL PAÍS y me metí a leerlo en un bareto. O sea, que compré EL PAÍS y me metí a leerlo en un bar. ¿Me estoy convirtiendo en mi viejo o qué? Y no es sólo eso. Ayer, por ejemplo, el viejo no se afeitó, y esta mañana tampoco, lo que es rarísimo en él, quiero decir que es como para preocupar, porque lo primero que hace cuando se levanta es afeitarse, aunque esté de vacaciones, aunque vaya con el tiempo pegado al culo, aunque hayan anunciado el fin del mundo. Yo, en cambio, me afeito cada seis o siete días, para molestar, pues sé que a los viejos no les gusta. Pues bien, ¿qué es lo que he hecho esta mañana? Bingo: afeitarme. Me he afeitado, luego me he hecho el encontradizo en la cocina con él, le he dado un beso rápido (una amenaza de beso más bien) y le he dicho que rasca, que es lo que suele decirme él a mí. Me dice eso y que no me abandone. Esto último no se lo he dicho porque me parecía muy fuerte. De manera que en un solo día he comprado el periódico, lo he leído (he leído las secciones que estaban cerca de la mía, para comparar) y me he afeitado. De locos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.