El videoclub sueco en línea Voddler llega a España
El catálogo inicial del servicio es de 500 títulos
Marcus Bäcklund dirige Voddler, un servicio sueco de streaming de películas y series que llega a España para intentar lo mismo que Netflix ha conseguido al otro lado del charco: convencer a la gente de que vea cine online pagando.
Voddler se une a la avalancha de servicios similares que han aparecido en nuestro país. Wuaki.tv, Filmin y Cineclick ya funcionan, en breve aparecerán otras: YouZee y Series.ly. Netflix lo hará en 2012. Voddler cuenta con 4.000 títulos en Escandinavia (Netflix supera los 10.000 en EE UU); menos de un 30% son novedades, es decir, estrenos online a la vez que en DVD. En España saldrán con apenas 500. "Son muy pocos, pero estamos empezando. Esto no es como la música, cada persona ve muchas películas y géneros diferentes, no hay tanta presión por tener todos los títulos del mundo", aclara Bäcklund. Las novedades valdrán entre dos y cuatro euros; habrá películas antiguas gratis con anuncios sin cortar el visionado. Más adelante estrenarán una suscripción mensual de unos cinco euros con todo el contenido.
Bäcklund aparca la prudencia nórdica para hablar de Netflix. "Vamos a lograr más acuerdos que ellos, nos movemos más rápido. Mira su catálogo, es realmente pobre, es una basura. La mayoría de sus 10.000 títulos son de hace 20 años".
Tampoco le asusta el elevado uso en España de enlaces P2P para descargarse películas gratis. "Su uso es muy similar al escandinavo y eso demuestra que hay interés por consumir contenido online. No es que la gente no quiera pagar, es un problema de disponibilidad, de ofrecer un gran servicio, buena tecnología y mucho fondo. Es la única forma de que esto funcione", explica.
Bäcklund apoya la ley Sinde y organismos como la SGAE. "Son necesarios para dar seguridad al sector". En su opinión, el obstáculo para el despegue del streaming es otro: el dinero que exigen los estudios. "La situación es esquizofrénica. Los consumidores quieren ver películas online y la tecnología está lista, pero las productoras obstaculizan el desarrollo del sector. Se están disparando en el pie. Los ingresos de Internet todavía no compensan la caída del negocio tradicional, pero lo harán".
Su esperanza es que los grandes estudios acaben cediendo y abran paso al inevitable futuro digital. "Creo que las salas de cine seguirán existiendo, pero en unos años habrá un único estreno: a la vez en la gran pantalla y en los cientos de minicines digitales que se están creando en Internet. Cuando esto ocurra casi no habrá piratería".
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