Perdidos
No sé ustedes, pero yo le encuentro un punto inquietante al último estreno de Cuatro. Los concursantes tienen que aprender a vivir sin sueldo, sin electricidad, sin agua corriente y alimentándose de hormigas. ¿Será una indirecta? ¿Quieren mostrarnos cómo será nuestra vida en 2010? Perdidos en la tribu recoge un formato ya experimentado en otros países. Tres familias españolas más o menos normales (si existen familias normales) son enviadas a convivir durante tres semanas con tribus remotas y exóticas. En concreto, los Carrión-Roldán han sido adoptados por los himba (Namibia); los Recuero-Oliva, por los mentawai (Indonesia); y los Molina-Herrera, por los bosquimanos (desierto de Kalahari).
A juzgar por la presentación, el programa puede ser un éxito. Todo indica que los concursantes, que aspiran a un premio de 150.000 euros si el jefe de la tribu les considera "integrados" al término de la estancia, sufrirán abundantes humillaciones y pasarán por momentos francamente desagradables. El público del reality suele agradecer esos detalles. Por otra parte, Perdidos en la tribu contiene, o promete contener, ciertos apuntes antropológicos que serán del gusto de los aficionados al documental.
Aun aceptando que el programa ha de tener algo de truco (si las tribus han negociado y pactado con la productora de televisión, no serán tan asilvestradas como se nos dice) y que debe existir algo parecido a un guión, se perfilan determinados riesgos. El primero, que el papel de "malo" le toque a un adolescente; apenas hemos empezado y Ventura, el chaval de los Recuero-Oliva, acumula ya bastantes puntos para hacerse con el puesto. Para entendernos, no es lo mismo un Risto Mejide, que sabe muy bien lo que hace, que un menor de edad. Ese riesgo se extiende al conjunto de los hijos. También existe el peligro de que ambas partes, tribu y familia española, acaben despreciándose e insultándose unas a otras: no se entienden entre sí, pero a nosotros nos traducen, y sería una lástima que el programa evolucionara en esa dirección.
Como no sabemos lo que ocurrirá, nos reservamos la opinión. De momento, entretiene. Que ya es mucho.
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