Solomon Burke, un gigante de la música 'soul'
Se ha ido un auténtico gigante de la música popular. Socarrón y exquisito, Solomon Burke ha sido uno de artistas más grandes de la música norteamericana de todos los tiempos, vocalista mayúsculo, verdadero pionero de los ritmos negros y fiel representante de la edad dorada del soul con sus interpretaciones estilosas, apasionadas y vitalistas, la mayoría obras imperecederas para despertar emociones incontroladas. Pese a un cancionero de leyenda, este predicador de su propia iglesia ha sido uno de los músicos más olvidados de la historia, al que solo en la última década se le volvió a situar al nivel de maestría que le correspondía, gracias a los tributos de Bob Dylan, Van Morrison, Tom Waits o Elvis Costello.
Nacido en Filadelfia en 1936, Burke era el pequeño de siete hermanos. Su abuela Elanor se encargó de él y lo guió con enseñanzas y profecías, pues ella y su marido habían fundado su propia congregación evangélica y pusieron a su nieto como sacerdote. Estaba predestinado a ser un líder espiritual. Con siete años, Burke ofrecía sermones en la iglesia y era conocido por todos como The Wonder Boy Preacher (el maravilloso niño predicador). Poco después, dirigió el coro de gospel y con 12 años tenía un programa musical de radio, El Templo de Solomon, donde presentaba canciones espirituales y tradicionales.
Sus primeros éxitos llegaron con Christmas Presents From Heaven, canción que le escribió a su abuela justo antes de morir. Más tarde cambió de discográfica, fracasó y se hundió en las penurias, se convirtió en un sin techo. Pero en 1959, con Atlantic Records, definió su estilo e hizo la transición del gospel al soul con un registro magnífico. En 1961, triunfó en las listas de R&B y cruzó hasta las de pop blancas con Just Out Of Reach (Of My Two Open Arms). Con un patrón cercano al country & western, intensa, con esta canción y la deliciosa Cry to me creó el estilo. Al otro lado del Atlántico causó furor y los Rolling Stones versionaron sus canciones mientras su influencia vocal se marcó en Mick Jagger.
Desde entonces se le conoció como el Rey del Rock'n'Soul. Partiendo de su vozarrón y con un estilo genuino, se hizo una referencia vital de la música negra en los sesenta. Sin embargo, con la explosión del funk y sus variantes de discoteca, la cara de la música de raíces negras cambió por completo. Se refugió en su amplia familia y en sus funciones de sacerdote y se convirtió en el gran olvidado. Ejemplo. en la película Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers, de John Landis), en la que se homenajeaba a los grandes del R&B, ni aparece en los créditos, siendo autor del tema principal, Everybody Needs Somebody To Love. Los productores pensaban estaba muerto.
Pero reaparecó en 2002 con el magistral Don't Give Up On Me, álbum de homenaje con composiciones prestadas por Bob Dylan, Van Morrison o Tom Waits. Crítica y público se rindieron ante este predicador de más de 200 kilos de peso. Había resucitado con el esplendor de los viejos tiempos.
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