Otto de Habsburgo-Lorena, heredero del imperio austrohúngaro
Renunció a sus aspiraciones para poder regresar a Austria en los sesenta
Otto de Habsburgo-Lorena, primogénito del último emperador de Austria y exparlamentario europeo, falleció ayer, a los 98 años, en su residencia en Pöcking, junto al lago Starnberger, en la Baviera alemana. Deja siete hijos, 22 nietos y se lleva consigo un buen pedazo de historia europea.
Cuando nació en la localidad de Reichenau an der Rax, el 20 de noviembre de 1912, el imperio austrohúngaro aún estaba todavía en pie, regido por su tío Francisco José. Otto de Habsburgo-Lorena hubiese llegado a ser emperador de no haberse desmoronado el poder de la casa de los Austrias, la dinastía que dominó Centroeuropa durante casi siete siglos. Cuando cumplió los 95 años, en una entrevista al diario austriaco Die Presse, el político, historiador y escritor admitió que su madre, Zita de Borbón-Parma, lo educó para que un día fuera capaz de afrontar las responsabilidades de emperador. "Lo único que me dijeron después de la muerte de mi padre fue que tenía que asumir las obligaciones para los que un emperador o un monarca es preparado", explicó.
Hitler pretendía que se uniese al nazismo, pero siempre lo rechazó
Otto de Habsurgo se convirtió en heredero de una forma bastante rocambolesca. Los dramas de la familia del emperador Francisco José llevaron al trono a Carlos, el padre de Otto. Antes de quedarse viudo de su esposa, la emperatriz Elisabeth, alias Sisi, asesinada en Ginebra por un anarquista, Francisco José ya había sufrido la pérdida de su hijo Rodolfo en la tragedia de Mayerling. El príncipe heredero Francisco Fernando también murió de forma violenta, en un atentado en Sarajevo en 1914, que propició I Guerra Mundial. Dos años más tarde, al fallecer el emperador a los 86 años, la corona pasa a su sobrino Carlos. Así, su hijo Otto, un niño de apenas cuatro años, se convertía en príncipe heredero de un imperio que estaba a punto de sucumbir, en 1918, con la derrota en la guerra, que condujo a la fundación de la República de Austria. Carlos de Habsburgo y su familia huyeron al exilio. La vida de Otto transcurrió entre Francia, España, Bélgica, EE UU y finalmente Alemania.
A pesar de que su posición contra el nazismo era clara, no logró evitar la anexión de Austria por la Alemania de Hitler. El dictador alemán intentó dialogar con él, pero siempre rechazó esa posibilidad. Según reconoció, Hitler pretendía que se subiese al carro del nazismo.
No tuvo ningún éxito en sus primeros intentos de reintegrarse en la política austriaca. No en vano, solo pudo regresar a su país de origen, en 1961, tras firmar -contra la voluntad de su madre- un contrato de renuncia a sus haberes y sus ambiciones políticas en territorio austriaco. Pero desde Alemania consiguió construir una sólida carrera política como europeísta, en el seno del partido democristiano CSU.
El presidente de Austria, el socialdemócrata Heinz Fischer, lamentaba ayer la muerte de Otto de Habsburgo: "Nos ha dejado una personalidad relacionada de múltiples formas con la historia de nuestro país", aseguró Fischer, quien también recordó que con la declaración de renuncia que entregó hace medio siglo, desistía a sus aspiraciones políticas, pero, al mismo tiempo, "se declaró un fiel ciudadano de Austria", desarrollando una relación con su país positiva.
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