José Manuel Sánchez García, un comisario con pajarita

Simpático, campechano, afable, buen conversador y profundamente democrático. Así era el policía José Manuel Sánchez García, agregado de Interior en la Embajada de España en Buenos Aires. Era un comisario con pajarita, un elegante corbatín que solía lucir alrededor de su cuello (sobre todo, cuando presidía las corridas de toros en la madrileña plaza de Las Ventas). Porque, además, era un apasionado de la tauromaquia.

Nacido hace 59 años en Villanofar (León), Sánchez murió en la clínica La Luz, de Madrid, tras haber superado con éxito una intervención quirúrgica de estómago. Pero cuando estaba a punto de ser dado de alta, un fallo cardíaco acabó con su vida el pasado domingo.

Con más de 30 años de servicio a sus espaldas, El Comi era un hombre peculiar. No solo por ser uno de los pioneros del sindicalismo en la policía, sino también por haber promovido la legalización de las drogas blandas a través de la Liga Internacional Antiprohibicionista, con la que concurrió a las elecciones en 1989.

Promovió la Unión Sindical de Policía, creada en 1976 en la clandestinidad; y en 1977, ya legalizada, ocupó su secretaría general hasta que en 1990 esta asociación se integró en el Sindicato Unificado de Policía (SUP).

Habitual participante en tertulias de radio y televisión, Sánchez intervino para opinar, solo unos días antes de su muerte, en No es un día cualquiera de Radio Nacional de España. En otras muchas ocasiones aportó sus agudos o joviales puntos de vista en las emisoras de la cadena SER y en la televisión Localia.

Representantes de la policía, los sindicatos, y del mundo de la cultura y del periodismo despidieron el pasado lunes a Sánchez, cuyo cadáver fue incinerado en el cementerio de Getafe (Madrid). Entre los asistentes estaban muchos compañeros de la cúpula de la policía, así como el ex líder del sindicato Comisiones Obreras José María Fidalgo, jueces de la Audiencia Provincial de Madrid y el ex delegado del Gobierno en Madrid Pedro Núñez Morgades.

El cantante Joaquín Sabina y su esposa enviaron una corona de flores, que se sumó a otras remitidas por diversas personalidades e instituciones públicas.

El comisario principal Sánchez, el más alto grado del escalafón policial, fue jefe de las comisarías de Leganés, Centro y zonal de Madrid, y actualmente estaba destinado en la Embajada española en Buenos Aires.

Quien escribe estas líneas coincidió hace unos meses con Sánchez en la consulta del cardiólogo de Madrid que controlaba nuestros corazones. Pese a que su órgano estaba más dañado que el mío, me dijo que estaba "encantado" de trabajar y residir en Argentina. Ahora mismo, poco antes de fallecer, ya había expresado su intención de "volver cuanto antes" a América. Por desgracia, la parca le asestó una cornada mortal.