Red social contra el "ERE de la cultura"
Una sala de teatro alternativo de Vigo intenta sobrevivir convirtiendo a sus espectadores en socios
Ocho temporadas de programación de espectáculos y docente estable, dos convocatorias anuales de festivales y tres funciones por cada fin de semana después, el Teatro Ensalle de Vigo quiere emprender una nueva etapa. Esta noche, a las nueve, en aquel antiguo garaje de la calle Chile convertido en sala de teatro se presenta al público su nuevo proyecto, que versa sobre la constitución de la Asociación Cultural de Amigos del Teatro Ensalle. El acto consistirá en que, cada uno desde sus inquietudes y experiencias, espectadores habituales, profesionales vinculados al ámbito escénico y los miembros de la compañía tomen la palabra para invitar a los espectadores a que manifiesten la suya, es decir, a que opinen acerca de la existencia de un foco cultural como es Ensalle con proyección dentro y fuera de Galicia.
La cuota mínima de 10 euros mensuales reduce un 50% el precio de taquilla
"Con la que está cayendo, nuestra responsabilidad es transmitir ilusión"
Personalidades tan influyentes en la escena independiente estatal como los coreógrafos Carmen Werner y Daniel Abreu, los dramaturgos Antonio Fernández Lera y Carlos Sarrió, compañías como El Canto de la Cabra y la exdirectora del Centro Coreográfico Galego, Natalia Balseiro, ya han confirmado su adhesión a la iniciativa.
Y, si el veredicto es favorable, la consecuencia que se pretende es que los espectadores se conviertan en compañeros y benefactores. "La crisis no es la única razón y tampoco la más importante. En este tiempo, nos venimos encontrando con personas que sentimos muy próximas a nosotros y a lo que es esto; de lo que se trata ahora es de que esa parte del público y de la profesión sepan que son un trocito de Teatro Ensalle con responsabilidades y derechos y que la sala es un poco suya", define la codirectora del espacio, la actriz Raquel Hernández. El medio para apoyar la causa es, de entrada, hacerse socio de esta nueva entidad "sin ánimo de lucro y que trabajará a través de banca ética".
Para mantener la asociación y la sala, se han establecido cuatro categorías de socios que significan otros tantos niveles de acceso. La cuota mínima es 10 euros mensuales y conlleva una reducción del 50% en el precio de las entradas, que desoye al IPC y no se mueve de los nueve euros desde hace unos cuantos años. Por 18 euros al mes, el socio se salta la taquilla y por algo menos que doblar la apuesta, 30 euros, la invitación es para dos personas.
El último escalón es el mecenazgo: la contribución la fija el propio mutualista, persona física, empresa o institución, por encima de 30 euros, lo que le da derecho no solo a la asistencia a las funciones, sino a presenciar los ensayos generales previos a cada estreno de la compañía residente, a un informe audiovisual de cada montaje y acceso al libro de cuentas de Teatro Ensalle.
El Teatre de Ponent, en Granollers, sostenido económicamente por una red social de carne y hueso como la que se quiere crear en Ensalle, es el modelo inspirador del grupo asentado en Vigo. También se han fijado en el funcionamiento de los colectivos homónimos de museos como el Marco de Vigo y en lo que hizo la sala Nasa en Santiago, algo parecido con matices, con la creación de la figura del "tripulante".
"El ERE de la cultura de este país acabará cargándose la economía", reflexiona la otra mitad de Ensalle, el autor y director Pedro Fresneda. "Otros proyectos están en su derecho de tirar la toalla. Y no es que nosotros nos aferremos a una idea, sino que creemos firmemente que sería una irresponsabilidad no hacerlo, porque, con la que está cayendo, nuestra responsabilidad es transmitir ilusión, mantener un espacio para que actúen las compañías y continuar llevando el nombre de Vigo por los teatros españoles y de Sudamérica en los que giramos. Es cuestión de generar una nueva fórmula para certificar que lo estás haciendo bien. Es estar arropados en lo económico y con una fuerza detrás".
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