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Jove admite que pagó bajo "amenaza" 200 millones a Fernando Martín

El presidente de Martinsa reclama 1.576 millones al empresario gallego

El ataque fue la mejor defensa de Manuel Jove, expresidente de Fadesa, en el juicio que comenzó ayer contra él y contra su ex número dos en la inmobiliaria, Antonio de la Morena, por supuestos engaños en la valoración de activos durante la venta de la compañía a Martinsa en 2006. El hilo conductor del lío por el que declararán esta semana una treintena de testigos es un informe de la empresa Richard Ellis sobre la valoración del patrimonio de Fadesa a fecha 31 de diciembre de 2006 que, según la compañía que ahora preside Fernando Martín, no apareció hasta noviembre de 2010. Martinsa sostiene que cuando recuperaron ese documento encontraron que contenía datos erróneos o directamente falsos sobre la tasación de decenas de activos, lo que les habría causado un daño patrimonial de 1.576 millones que ahora reclaman al empresario gallego. Entre ellos estarían bolsas de suelo protegido que se calificó como urbanizable e incluso solares que no pertenecían a Fadesa y figuraban como propios.

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Durante la vista, Jove negó que tuviese un plan para inflar los precios y recordó que Martín "compró acciones, no activos". Su testimonio llevaba además una carga de profundidad. "Después de la venta me llama Fernando Martín un día y me dice que necesita 200 millones, que si no [se los daba] me ponía una demanda". Ante lo que él mismo calificó como una "amenaza", cedió. El 3 de agosto de 2007, casi un año después de haber acordado la venta, suscribió un acuerdo para comprar cinco hoteles en Galicia y Cataluña junto a otros solares a cambio de esos 200 millones. Como condición, el expresidente del Real Madrid le firmó una cláusula de "no agresión", que lo liberaría de demandas judiciales. Con el concurso de acreedores encima la promesa se esfumó y comenzó la guerra: ambos se han peleado cuatro veces en los juzgados desde entonces.

"A lo mejor hice mal, no quería tener lo que tenemos [acabar en juicio], él había hecho una revisión completa de la compañía", aseguró Jove. Negó que hubiese mentido a su entonces cliente: "Eran grandes expertos inmobiliarios, su fuerte era la gestión de suelos. Tenían toda la documentación". Incluso dejó caer que la OPA por la que Martinsa adquirió la inmobiliaria por 4.045 millones partió de un empecinamiento de Martín: "Yo no fui a vender la compañía, a mí me llamaron".

El exconsejero delegado, Antonio de la Morena, recordó que el gigante inmobiliario que protagonizó la mayor suspensión de pagos de la historia de España era "una empresa cotizada y contaba con todos los informes". Sobre las supuestas propiedades que no aparecen en la contabilidad aseguró que se trataba de "contratos privados de compraventa", que no tenían que registrarse.

De su testimonio se desprende que no se fiaba mucho de algunos diagnósticos externos como el de Richard Ellis: "Siempre consideré que una menor valoración no tenía relación con el precio, porque ni comprábamos ni vendíamos según esa valoración, no era un elemento muy trascendente. Un año nuestros activos se apreciaron un 25% y en cambio las acciones bajaron un 6%". Ambos aseguraron que la tasadora recibía información desde las delegaciones repartidas en ocho países. Una contradicción a juzgar por lo declarado por dos directivos actuales que llevaban las áreas de Canarias y Andalucía. "Los datos los enviaban desde la central", aseguraron.

"Jove calificó su gestión de personalista pero a la vez asegura que no sabía nada de las tasaciones", deslizaron desde Martinsa. Tampoco se entiende -y ayer no se aclaró- que Martinsa denuncie la valoración de lo que realmente compró en 2006 cuando el informe de Richard Ellis estaba firmado en 2007, varios meses después del acuerdo y a las puertas de ejecutar OPA amistosa. Después de esa fecha Martín siguió confiando en Richard Ellis, que emitió otro informe sobre los activos en junio. Después la tasación pasó a manos de una filial de Caja Madrid con mejor resultado: el patrimonio de Martinsa en 2007 se apreció respecto a 2006.

Los abogados de la acusación sobrevolaron esos detalles, empeñados en demostrar que en la compañía reinaba el desorden y que Jove movía los hilos en Martinsa a través de sus exempleados después de la operación. El responsable actual de informática suscribió que cuando llegó se encontró un sistema caótico "impropio de una compañía cotizada". El director jurídico entre 2005 y 2010 confesó que tuvo que tirar la toalla después de casi dos meses al frente de un equipo de seis personas para intentar averiguar el estado urbanístico de las propiedades de Jove. Otro empleado que sigue contratado admitió haber recibido presiones para construir en suelos sin licencia. Y de forma permanente los letrados preguntaban por las fichas que debían definir la situación de cada solar, pero varios cargos de Fadesa negaron haberlas manejado. La defensa de Jove mantuvo en cambio que el único afán de Martín era sustanciar una demanda. Y recopilaron correos electrónicos que supuestamente probarían presiones para encontrar el hilo para demandar al empresario gallego.

Manuel Jove, ayer en el juzgado de A Coruña donde declaró  tras ser demandado por Fernando Martín.
Manuel Jove, ayer en el juzgado de A Coruña donde declaró tras ser demandado por Fernando Martín.

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