Un arroz muy literario
Escritores valencianos rinden homenaje en Xàtiva a la 'Cassola al forn' y consolidan una serie de encuentros gastronómicos
La idea comenzó como un encuentro gastronómico de escritores sin mayor pretensión. En el verano de 2009, el escritor Francesc Mompó le planteó al poeta Ramon Guillem organizar una degustación de allipebre en el puerto de Catarroja, en Casa Baina. Se apuntaron una veintena de literatos, incluyendo buena parte de las firmas más relevantes del panorama actual. Pero la cabra tira al monte y se redefinió el encuentro: los participantes debían aportar un texto de género abierto -poesía, cuento o miniensayo- y temática enfocada hacia el plato. Al año siguiente la experiencia se repitió en Ca les Senyoretes, en Otos, con Joan Olivares de anfitrión, donde una cincuentena de escritores exploraron las posibilidades literarias y gastronómicas de los bolets. El cuajo de la iniciativa invitaba a la continuidad. El sábado el colectivo se trasladó a Xàtiva, a Casa la Abuela, en una jornada dedicada a la cassola al forn. Previamente, los escritores locales Toni Martínez y Toni Cucarella guiaron a los participantes en un itinerario por la ciudad. A pesar del carácter lúdico, los sucesivos encuentros han generado textos reseñables, todos ellos difundidos a través del blog de Mompó.
Los participantes aportan un texto enfocado hacia el plato
Algunos crean "auténticas joyas literarias", afirma Mompó
"Hay gente que hace composiciones que funcionan en el contexto. Y otras personas, en la medida que hay escritores con mucho nivel, se lo toman más en serio y han producido auténticas joyas literarias", explica Mompó. "Al principio no era esa la intención", completa Guillem, "pero te pones a escribir y acabas disfrutando también de la parte literaria".
En Xàtiva la cosa dio de sí. Algunos cedieron a la tentación de versionar el célebre poema de Ausiàs March Veles e vents han mos desigs cumplir, musicado por Raimon y que contiene el célebre verso "bullirà el mar com la cassola en forn". Pero predominaron las composiciones poéticas ad hoc. Y los narradores aportaron relatos o prosas de tono nostálgico con una imagen recurrente, la de las mujeres que llevaban las cazuelas de arroz a los hornos de pan, una tradición rural en recesión. También hubo pinceladas de humor hilarante, e incluso hubo una narración de los catalanes Jordi Pijoan y Fede Cortés, invitados al acto, a medio camino entre la novela negra descacharrada y la ciencia ficción. "Dado el menosprecio de las instituciones por la cultura propia del país, está bien que se produzcan este tipo de iniciativas de forma natural. Aquí no hay ninguna organización detrás ni subvención de ningún tipo. Es el amor a la lengua, a la literatura y al país lo que nos empuja a hacer estas cosas. Si esa ilusión continúa viva, el país continuará vivo", filosofa Mompó.
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