Paella (y precampaña) para todos
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, del PP, se paseó ayer por la playa de la Malva-rosa y saludó a diestro y siniestro. Aprovechó la queja de los chiringuitos contra el Ministerio de Medio Ambiente por las terrazas y dio la mano a cada espontáneo, camarero o empresario con el que se cruzó. Atendió a la prensa, criticó al Gobierno y se presentó como solución a los problemas. El acto tuvo sabor a precampaña electoral.
Los dueños de los chiringuitos, encantados, le explicaron que estaban repartiendo a los bañistas paella gratis, refrescos y helados y que sus locales estarían cerrados un buen rato como protesta por la orden de Medio Ambiente que les obliga a adecuar el tamaño de sus terrazas a la Ley de Costas. Los chiringuitos de la Malva-rosa, El Saler y Pinedo, 22 en total, recibían cada año una autorización para instalar terrazas que excedían los metros cuadrados de su concesión. Ahora, el ministerio pretende que se ajusten a la Ley de Costas y entiende que los chiringuitos instalados en los paseos marítimos no deben superar los 100 metros cuadrados de instalación fija y 50 de terraza.
Mañana, representantes del Ministerio de Medio Ambiente y de los hosteleros se reúnen en Madrid para tratar de llegar a un acuerdo, aunque hasta ahora sólo han conseguido pactar que ya resolverán el problema más adelante.
Barberá, aclamada a cada paso que daba por miembros de Nuevas Generaciones del PP, proclamó una vez más que "estos", en referencia al Gobierno, "se están cargando al pueblo valenciano", y puso como ejemplo las terrazas, "el agua o la caza con parany".
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